Como dijo Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, en su último mensaje de fin de año: Mantendremos la presión. Porque Francisco Morote tiene mucha razón, cuando advierte que "La única minoría peligrosa son los ricos" - El propio Morote, de Attac Canarias, señala las palabras de Guterres y el artículo de Nick Beans en WSWS, para recordarnos que la bestial depresión inducida que llamaron crisis le sirvió a la gente -un puñado jediondo, añado yo, Chema Tante- que ya era rica arramblar todavía con más riqueza todavía. Hasta que se queden con todo, que ya están cerca. Pero, insisto, no vamos a bajar los brazos. Hay que resistir al neoliberalismo. Y ahora que se acerca una tonga de elecciones, allá y acá, vale la pena que vayamos pensando en que el voto es una buena arma de resistencia. Pero hay que votar realmente por quienes se oponen a la agresión neoliberal, no  quienes dicen una cosa y hacen otra.

En nuestro país no tenemos elefantes ni leones que proteger de los furtivos, casi ni hay furtivos. Pero tenemos que protegernos de quienes fomentaron hasta la extenuación la especulación urbanística y el desarrollismo,  la fiebre del bloque y del cemento que produjeron una recolonización de las islas tan grande que algunos recursos sensibles, que antes eran degustados por los canarios como delicatesen o eventos ocasionales (un  asadero de lapas, un caldero de mejillones en Fuerteventura o unas patas de cabra, que los españoles llaman percebes) han tenido que pasar a mejor vida o comérselos en la clandestinidad del furtivismo ingenuo y pobre.

Esclarecedor reportaje de Pilar Blázquez en EL DIARIO, "Al menos 17 empresas españolas han conseguido captar más 21.000 millones de euros en los mercados internacionales, pero el crédito sigue cerrado para las pymes". Es decir, ante la desaparición vil de la banca pública, se ha dejado el gran negocio, la gran estafa y la llave de la economía, a una docena y media de empresas. 

Ni vocación, ni ayuda desinteresada, ni ayuda al prójimo, ni sin ánimo de lucro. Todo lo contrario. La noticia aparecida en este diario sobre el salario de los curas que pastorean por los hospitales canarios duele especialmente en estos tiempos. Por lo visto, la Consejería de Sanidad paga un salario a 17 curas que pululan por nuestros hospitales en busca de almas desesperadas. Cada cura cobra un sueldo actualizado de 1.140 euros al mes y dos pagas extras haciendo un total aproximado de 16.000 euros anuales. Es decir, que la Consejería destina a esta sospechosa actividad no homologada unos 270.449`38 euros. Cámbate la peluca, porque lo más curioso es que es una consecuencia de la firma entre Felipe González y la Santa Sede.