Ángel Víctor Torres pregunta: "¿No es capaz Clavijo de hacer un esfuerzo para lograr que lleguen 100 euros al mes más a unas familias cuyos únicos ingresos, en muchos casos, son los 300 euros de la pensión no contributiva? ¿No se merecen un esfuerzo más de 59 millones de euros?"
Como comunista que tras muchos años veo una cierta luz de esperanza en el proceso de revisión autocrítica abierto en el marco del XX Congreso del PCE, me ha sorprendido la reciente opinión de Alberto Garzón sobre Santiago Carrillo, al que atribuye un "error de diagnóstico" sobre el momento político de la Transición, descartando con rotundidad lo que para mí y para muchísimos comunistas fue una labor de sistemático liquidacionismo consciente, tanto en lo ideológico como en lo político y orgánico. Y pruebas de ello hay de sobra.
El problema del golpe de estado de los barones y la baronesa en el PSOE ya no sólo es problema de las y los afiliados. Cierto que ellas y ellos -las militantes- deben reaccionar y ser los únicos protagonistas de una revuelta democrática y cívica interna que manifieste su voluntad de ser dignas y dignos y de que se respetan sus propios estatutos y en este sentido, saludamos la llamada “revolución de las rosas”. Pero el golpe de estado perpetrado también lo es contra la voluntad popular que no votó a Rajoy para gobernar, obligando a todas las demócratas a oponerse a este golpe del sistema y la corona.
La sobrinada de La casa de mi tía está bien informada del pensamiento de Federico Aguilera Klink, uno de los muchos lujos del conocimiento que tiene Canarias, pero cuya existencia no nos sirve de nada, porque al timón del gobierno y de las empresas no hay sino totorotas. Una jarca ignorante y codiciosa que ni escucha ni atiende a quienes saben. En fin, Mucha gente se cree las mentiras del genuflexo Clavijo, de su comisario empresarial, Ortega y demás granujas que solamente miran para el beneficio de la oligarquía que les paga. Pero otra gente, la que sentimos Canarias y que la tenemos en el corazón y en la cabeza, sí que asumimos cuánta razón acompaña a nuestros sabios. Federico Aguilera Klink no ceja en denunciar la alevosía que se urde con la criminal Ley del Suelo y,, en esta entrevista soberbia que le hace Vicente Pérez en DIARIO DE AVISOS, deja otra vez muy claras las malas intenciones de esta gente de la coalición empresaria llamada canaria y de la otra gente, la parte que ha hecho perder al partido español el sentido de las siglas veneradas de socialista y obrero. Desde luego, si con todos los sólidos argumentos que se oponen, el genuflexo Clavijo y su banda llegaran a aprobar esa Ley del Suelo, habrán culminado la operación de saqueo y desborrifamiento de Canarias que iniciaron sus precursores, Adán y Paulino.
Para los trabajadores y las trabajadoras que han visto y sufrido como las políticas laborales del PSOE primero y después del PP, que con mayor dureza aún han precarizado el trabajo hasta llevarlo a condiciones de semiesclavitud.
Luis Campos propone a la vicepresidenta seis medidas concretas que exigen un compromiso financiero “mayor” que la “fallida” estrategia en vigor
El proceso en el que está inmerso Podemos en este momento no es el de la lucha contra el capitalismo (estrategia socialista) ni por la hegemonía popular y la radicalización democrática. Lo que toca ahora es una depredación darwiniana entre los de abajo por la silla y no por la victoria en la partida.
Las elecciones convocadas por el colonialismo español en Canarias y que han tenido lugar el 24 de mayo de 2015 pasarán a la historia como las más marrulleras de las poquísimas elecciones que el colonialismo ha convocado en esta colonia en sus más de seis cientos años de opresión colonial y por los que tendrá que indemnizar al damnificado pueblo canario ante los tribunales internacionales, por eso tiene tanto pánico a las organizaciones anticolonialistas, como lo es el Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario, una organización pacífica y pacifista que brega por la libertad de nuestra patria, Canarias.
Efectivamente. ese es el problema capital, no el único, claro, pero sí el más peliagudo y pernicioso. Manolo Monereo nos lo explica con acierto en este artículo en CUARTO PODER que recomienda Francisco Morote, de ATTAC Canarias.