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domingo, 28 de abril de 2024 18:38h.

Ben Magec: Las plantaciones energéticas no son una solución sostenible para Canarias

Ben Magec-Ecologistas en Acción considera que el suelo agrícola de las Islas debe destinarse a la producción de alimentos y no a la obtención de biomasa para la generación de calor o biogás.

Ben Magec: Las plantaciones energéticas no son una solución sostenible para Canarias

Ben Magec-Ecologistas en Acción considera que el suelo agrícola de las Islas debe destinarse a la producción de alimentos y no a la obtención de biomasa para la generación de calor o biogás.

La intención de ENCE Energía junto al Gobierno de Canarias de introducir en Gran Canaria  y  Tenerife  centrales  térmicas  de  electricidad  a  partir  de  la  incineración  de biomasa , ha abierto el debate en torno al empleo de la bioenergía en nuestras islas. Así, tanto  el  Cabildo  de  Gran  Canaria,  Ayuntamiento  de  las  Palmas  de  Gran  Canaria, Mancomunidad del Sureste, como algunas asociaciones, se han mostrado favorables a la utilización de la biomasa partiendo de un “modelo descentralizado y acorde al territorio”;  y del “uso de plantas a pequeña escala” para la producción de calor o biogás mediante el aprovechamiento  de  biomasa  local.

En  esta  línea,  se  han  apuntado  las  potencialidades que  ofrecen  los  bosques  existentes  en  Gran  Canaria,  principalmente  de  eucaliptos, desde el punto de vista de su valorización energética para el consumo descentralizadon calderas  de  biomasa  para  piscinas  públicas,  hoteles  o  casas  particulares;  y  por  otro,  la 
posibilidad de introducir cultivos de alto rendimiento tanto de eucaliptos como de tuneras, en  terrenos  agrícolas  marginales,  para  la  producción  de  astillas  destinadas  a  generar calor y a producir biogás respectivamente.

Desde la federación ecologista se aboga por fomentar y regular determinados usos de  la  biomasa  de  nuestros  bosques  desde  el  punto  de  vista  energético,  cuando  sea posible  y  siempre para  la  producción  a  pequeña  escala, en  zonas  concretas  como  parte de   la   economía   local   y   bajo   criterios   de   sostenibilidad   y   eficiencia.   No  obstante, consideramos que ha de priorizarse su aprovechamiento material lo máximo posible, por ejemplo  en  forma  de  compost  de  calidad  para  fertilizar  los  suelos,  antes  que  su 
valorización energética.

Si bien la utilización como fuente de energía de la biomasa puede cumplir un papel en la transición hacia un escenario energético basado en las renovables, como elemento complementario  o  de  respaldo  a  la  solar,  eólica  o  geotérmica;  y  que  podría  tener  un  rol importante  tanto  a  nivel  ecológico  (prevención  de  incendios),  como  económico  y  social (complemento  al  desarrollo  y  revitalización  de  zonas  rurales).  Consideramos  que  ello  no  puede  hacerse  de  modo  discrecional,  fomentando  prácticas  poco  sostenibles  como  la plantación  intensiva  de  eucaliptos  y  tuneras,  en  tierras  marginales  de  cultivo,  para  la generación  térmica  e  incentivando  una  demanda  que  podría  cubrirse  con  sistemas  más eficientes y sostenibles en las Islas como la solar térmica.

La producción de biomasa para calor con cultivos de eucaliptos o de tuneras para biogás  en  Gran  Canaria,  que  puedan  competir  con  la  producción  alimentaria  al  ocupar tierras de cultivo abandonas, pensamos que no ayudaría a una economía tan dependiente de  las importaciones  de  alimentos.  Según  el  Cabildo  de  Gran  Canaria  en  la  isla  solo  se produce  un  10%  de  los  alimentos  que  consumimos,  por  lo  que  estamos importando  la práctica  totalidad  de  los  mismos.  Destinar  tierras  aptas  para  la  alimentación  a  la plantación  de  cultivos  energéticos,  aunque  sea  de  consumo  local,  solo  ahondaría  en nuestra dependencia del exterior y al etargaría el camino hacia la soberanía alimentaria.

Según datos del Gobierno de Canarias en 2009 se produjo un importante descenso de  la  superficie  agrícola  cultivada  en  el  archipiélago,  pasando  de  24,85  hectáreas  por cada  mil  habitantes  en  2008  a  19,75 en  2009.  En  el  caso  de  Gran  Canaria,  según  la misma  fuente,    solo  el  5,85  %  de  la  superficie  de  la  Isla  está  destinada  a  la  actividad agrícola, 30.000 hectáreas de las que solamente 9.000 están cultivadas. Por ello desde la Federación  Ecologista  consideramos  que  esas  tierras  son  un  recurso  estratégico  y esencial  para  garantizar  en  un  futuro  nuestra  soberanía  alimentaria,  evitando  cualquier destino de las mimas separadas de dicho uso. No podemos dejar, tal y como ha sucedido en  otros  territorios  del  estado  Español  que  la  biomasa  se  convierta  en  un  problema  al destinar suelos agrícolas a la plantación intensiva de eucaliptos o tuneras.

Por otro lado, a nadie se le escapa los impactos ecológicos asociados al manejo de estas  dos  especies, tales como  la  competencia  con  ecosistemas  locales,  procesos  de degradación, pérdida de fertilidad del suelo o erosión por malas prácticas forestales y su cultivo  en  lugares  poco  apropiados,  que  podría  agravarse  con  su  reintroducción  como cultivo  energético.  Recordemos  que  eucaliptos  y  tuneras  se  introdujeron  en  nuestra  isla, tal  y  como  se  pretende  ahora,  bajo  criterios  esencialmente  económicos  sin  tener  en cuenta las consecuencias ambientales que ello aparejaría. Estos problemas han llevado a la catalogación de la tunera india (opuntia dilleni) y tunera común (opuntia máxima) como especies   exóticas   invasoras.   Solicitamos   al   Cabildo   coordinación   entre   su   política ambiental,  energética  y  agrícola  dado  que  subvenciona  a  la  Mancomunidad  del  Sureste con  200.000  €  para  cultivos  energéticos  con  tuneras, mientras gastó 329.506  €  en  la Restauración  Ambiental  del  Sitio  de  Interés  Científico  de  Juncalillo  del  Sur,  donde una parte de ese dinero se usó para el control y erradicación de esta misma especie.

Asimismo,  en  ningún  caso  podemos  pensar en  estas  plantaciones  de  ciclo  corto, destinadas  a  la  obtención  de  energía,  como  bosques  y  atribuirles  un  incierto  beneficio frente  al  cambio  climático,  considerando  nulas  sus  emisiones  de  GEI.  Al  contrario, dudamos,   por   su   carácter   de   monocultivo   intensivo,   de   regadío,   mecanizado   y dependiente  de fertilizantes,  herbicidas  y  plaguicidas,  que  su  balance  total  de  emisiones de CO2, una vez transformados en energía, sea neutro.

Desde  Ben  Magec  Ecologistas  en  Acción  ya  hemos  mostrado  nuestro  rechazo  a modelos de desarrollo, como el planteado por ENCE Energía,  basados en la generación de   electricidad   a   gran   escala   mediante   la   incineración   de   biomasa.   Nuestros planteamientos de cara al nuevo escenario energético se dirigen hacia la reducción de las necesidades y el consumo energético, apostando por el ahorro y la eficiencia.

La obtención de energía a partir de biomasa no ha de competir con  la producción de    alimentos    ni    generar    nuevos    problemas    ambientales,  sino dirigirse  a su aprovechamiento  a  pequeña  escala, vinculada  a  la  disponibilidad  de  recursos  locales.

Creemos que hay que abrir un debate amplio en torno a la generación de bioenergía en la Isla,   dado   que   un   recurso   renovable   (reemplazable   o   que   vuelve   a   crecer)   no necesariamente ha de ser sostenible; es decir, que siendo productivo no impacte sobre el medio y quienes lo habitan.