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martes, 30 de abril de 2024 21:57h.

Madrid: Conclusiones del Plan B para Europa. Ejes

Conclusiones de la Jornadas del Plan B que se celeraron en Madrid, los días 19 a 21 de febrero

Madrid: Conclusiones del Plan B para Europa. Ejes

 

MONEDA E INSTITUCIONES EUROPEAS

La economía de la Unión Europea está forjada bajo una arquitectura autoritaria y

oligárquica. Un modelo que ha consistido en erosión de la soberanía popular permanente.

La reciente experiencia griega ha supuesto un trauma para los pueblos europeos. Y ante la

crisis del modelo económico europeo y las instituciones y pactos que orientan el Sistema

Euro, las élites europeas han emprendido un proyecto de refundación de Europa que

refuerza su carácter neoliberal. Mientras que los poderes económicos y la tecnocracia de

Bruselas han puesto en marcha el Informe de los 5 presidentes. Un proyecto que supone la

integración del Mecanismo Europeo de Estabilidad y el Eurogrupo dentro de los tratados,

que antepone el sistema de unión bancaria –que procura reestructurar la banca periférica

para evitar el contagio a la central, a la que, si es sistémica la apoyará con nuevas

socialización de pérdidas,

y que pautará la política presupuestaria, fiscal y salarial desde

los Comités de Competitividad Nacional cuyas decisiones ha de avalarlas el Consejo. A la

vez, países como el Reino Unido presionan negociando a la baja en términos de derechos

sociales y regulación financiera. Este proyecto de las élites ha de tener respuesta mediante

la apertura de procesos constituyentes que tendrán su traducción nacional y europea. Su

alcance y mecanismo podrá diferir. Si bien, cualquier apertura de estos procesos implica el

cuestionamiento abierto de las instituciones y políticas de la UE.

Cabe preguntarse si es posible desarrollar aún políticas progresistas en el marco de la

Unión Europea y la eurozona. Cuanto menos ha sido posible, por ejemplo en Portugal,

llevar a cabo

medidas de resistencia, e incluso cabe decir que algunas medidas a corto plazo son

factibles. Ahora bien, en el largo plazo el Sistema euro es una camisa de fuerza para las

clases populares europeas. En ese mientras tanto, cabe idear diferentes planes B para

construir un camino, una transición a una nueva institucionalidad y marco de políticas. Un

comienzo necesario serían reformas fiscales progresivas para proteger la dignidad de las

personas, cambiar el modelo productivo basándolo en energías renovables, y poniendo en

el centro los cuidados. Esto conducirá a tener que cuestionar o desobedecer el Pacto Fiscal

y a un aumento de las tensiones con las instituciones Europeas. Entre las medidas

insoslayables se encuentra el cuestionamiento del diseño del euro (BCE, políticas de

austeridad, presupuesto público irrisorio). Ya no caben más sacrificios por el euro.

Hay alternativas, pero hay que entenderlas como un proceso en el tiempo cuya secuencia

de medidas estará pautada por diferentes realidades y márgenes de maniobra. Planteamos

como perspectiva la apertura de procesos de desobediencia, que mientras se producen

inicien una cooperación entre diferentes pueblos y países en un camino de transición que

prepare las condiciones para emancipar economías que quieren autogobernarse y pongan

las instituciones productivas y financieras al servicio de la sociedad. En algunos casos,

puede traducirse en la recuperación de los mecanismos de protección y recuperación de

soberanía monetaria. En todo caso es indispensable poder establecer mecanismos de

control del movimiento de capitales, pues sin ellos es imposible tomar medidas

democráticas en el plano económico, al mismo tiempo que se respete la ya amenazada

circulación de personas. Lo que abocará a establecer un nuevo marco de regulación

financiera y un control del sistema bancario que garantice la función social del crédito. Pero

sin dejar de establecer lazos para construir una nueva Europa, o más allá, que extienda un

nuevo modelo solidario, democrático y alternativo con todos los pueblos que quieran

abrazarlo.

Construir un sujeto político para abrir un proceso constituyente parece una línea necesaria.

Se trata de un proceso complejo porque se ha de contar con sujetos en el marco del Estado

nación, pero que han de contar con una institucionalidad construida que hay que superar en

el marco internacional. Puede adoptar varias formas, quizá una de ellas sea la de un

proceso de sembrado de semillas de libertad que entrelace raíces desde abajo y que

elevando árboles forme un bosque que cruce sus ramas.

EJE DEUDA

La Unión Europea, construida como proyecto neoliberal, no solo ha sido incapaz de

solucionar el problema de la deuda, sino que además la ha utilizado para justificar la política

de austeridad.

El Austericidio ha sido la única respuesta ante una problemática que es clave para entender

la crisis no sólo en Europa sino en todo el mundo. De hecho, las políticas que están

asfixiando a la población griega y ampliando la brecha de desigualdad en toda Europa, son

las mismas políticas que antes sufrieron y siguen sufriendo los pueblos de América Latina,

África y Asia. En los países empobrecidos, y ahora en Europa, las políticas aplicadas bajo la

coartada de hacer frente al endeudamiento sirven en bandeja beneficios al sector financiero

y a las clases dominantes europeas.

Como consecuencia de estas políticas la deuda ha seguido creciendo hasta niveles

insostenibles. Una deuda que se ha generado en muchas ocasiones en beneficio de los

propios mercados financieros, bancos y elites económicas.

El ejemplo de Grecia evidencia con más crudeza que nunca que bajo la batuta de las nada

democráticas instituciones europeas, la democracia y la soberanía de los pueblos quedan

aparcados ante la voracidad capitalista. El chantaje al que se sometió al pueblo griego, nos

muestra la total falta de voluntad política de las instituciones europeas de encontrar una

solución favorable a las mayorías populares.

La deuda, aun siendo una cuestión transversal y crítica, que afecta a todos los niveles de la

vida, no es percibida de tal modo por la ciudadanía. La estrategia del miedo y el dogma

neoliberal ha instaurado en la opinión pública la idea de que todas las deudas siempre

deben pagarse y de que no hay alternativas.

Movimientos sociales en Europa vienen abordando la lucha contra la Deudocracia y la

austeridad, planteando la necesidad de reconocer la ilegitimidad de la deuda y proponiendo

herramientas, como las auditorías ciudadanas. De hecho, durante los talleres y plenarios de

estas jornadas del Plan B hemos compartido experiencias con movimientos sociales de

Grecia, Italia, Bélgica, Reino Unido, Francia, Polonia, Ucrania, Suiza o España, tanto a nivel

municipal como estatal.

Propuestas

Entendemos que, en una situación de quiebra económica, democrática y social, se debe

reconocer el derecho de los pueblos a no pagar y a decidir su futuro. Recuperar la

soberanía significa tener el poder de decidir cómo y cuándo pagar la deuda, recuperando la

capacidad de decisión en materia financiera, productiva y monetaria, para así poder

reconstruir las bases de la democracia y los derechos económicos sociales y culturales de

la población.

Para ello encontramos estratégico la realización de auditorías ciudadanas de la deuda y las

políticas públicas. Los resultados de esas auditorías ciudadanas nos servirán para aportar

argumentos y evidencias para sostener las propuestas de impago. También nos servirán

para poner las bases de otro sistema no subyugado a la deudocracia y establecer

mecanismos de control ciudadano.

Acciones concretas

1. Reforzar y ampliar la red de movimientos europeos contra la deudocracia y la austeridad.

2. Compartir las experiencias de los procesos de auditoría ciudadana, lucha contra la

deudocracia y la austeridad.

3. Aprovechar el conocimiento de activistas y expertas cercanas a los movimientos sociales

para profundizar en nuestras propuestas y promover acciones de formación de formadores.

4. Promover espacios de confluencia entre movimientos sociales, técnicos y grupos políticos

para compartir metodologías y experiencias en realización de auditorías ciudadanas. En

este sentido el primero de dichos encuentros será en Barcelona en octubre de 2016.

5. Construir un nuevo discurso alrededor de la deudocracia, que ayude a colocarla en el

centro de la agenda y situé el impago de la deuda ilegítima como estrategia posible.

6. Elaborar materiales de formación, metodológicos y comunicativos, compartirlos y

difundirlos a nivel europeo.

Finalmente reafirmamos nuestro compromiso a promover auditorías ciudadanas a nivel

municipal, regional y estatal, como herramienta que nos debe ayudar a socializar el análisis

sobre el problema del endeudamiento, al empoderamiento ciudadano, y a poner sobre la

mesa políticas alternativas a su pago y a la austeridad.

DERECHOS SOCIALES Y LABORALES

Diagnóstico:

La Unión Europea es un territorio por el que se expande la regresión de los derechos

sociales y laborales. El proceso de acumulación por desposesión aumenta y su

incompatibilidad con la sostenibilidad de la vida es cada vez más claro. La precarización

sociolaboral se nos impone a través de los mecanismos de gobernanza económica de la

UE, con la complicidad de los Estados Miembros, y su objetivo es establecer un modelo

neoautoritario

de relaciones de trabajo así como reducir al máximo los niveles de

protección de los derechos de las y los trabajadores frente al poder empresarial, tanto a

nivel individual como colectivo.

Para asentar este modelo se utiliza la presión del desempleo, forzando a una parte

creciente de sociedad a aceptar cualquier empleo para sobrevivir. Los jóvenes, las mujeres

y particularmente las personas migrantes se convierten en mano de obra devaluada y sin

derechos, al tiempo que se extienden los modelos de precarización hacia el conjunto de la

población (domesticación/inmigranización del conjunto de la mano de obra). Más allá de la

degradación del trabajo asalariado, la contracara del trabajo asalariado son los cuidados,

que le ofrecen un sostén necesario y que son imprescindibles para el conjunto de la vida en

sus diferentes facetas, tanto privada como pública. No obstante, los cuidados siguen siendo

actividades privatizadas, feminizadas e invisibilizadas que no dan acceso a la condición

plena de ciudadanía. Se ocultan de esta manera para eliminar el conflicto que emana de lo

injusto de esta realidad.

En este contexto, la protesta y la acción colectiva se intensificado y la respuesta llegado en

forma de estrategia represiva llevada a cabo desde el conjunto de los poderes del Estado.

El ataque continuo a la protesta realizado por la vía penal, combinado con las reformas

normativas orientadas a rebajar el poder sindical, están provocando graves efectos sobre

las organizaciones sindicales que se suman a su insuficiente capacidad de adaptación a los

cambios en el modelo productivo y a su dificultad para vincularse y representar los derechos

e intereses de las y los trabajadores precarios. La capacidad para crear nuevas

organizaciones también se ve amenazada por el grado creciente de represión

políticonormativa.

Contra todos estos procesos se han conseguido levantar experiencias exitosas de luchas en

defensa de los derechos sociales, herederas sin duda del 15M, como las mareas o las

marchas de la dignidad. Ahora queremos plantear alternativas ¿cómo vamos a procurar el

bienestar de las generaciones futuras?

Creemos que es necesario reaccionar con propuestas globales y acciones comunes, con

estrategias de lucha multifacéticas, desde el ámbito laboral, vecinal, educativo y desde los

ámbitos jurídicos y políticos. Para ello queremos enfocar las luchas como reivindicación de

la democracia y los derechos humanos porque sin derechos sociales y laborales no hay

democracia. Por todo ello, proponemos: la derogación de las leyes que han recrudecido la

desposesión (sanidad, educación…); repensar el concepto de trabajo y conciliarlo con la

vida: reorganizar de los trabajos socialmente necesarios, redistribución y reparto justo de los

mismos, incluyendo en trabajo en el seno de los hogares como vía para caminar hacia la

justicia de género, de estatus y de procedencia de las y los trabajadores. Además, es

imprescindible desvincular los derechos sociales del trabajo; repartir los trabajos, reducir los

tiempos sin reducción sala orial; establecer un salario mínimo digno y un salario máximo

para eliminar la grosera brecha existente; dignificar los trabajos y en particular el de las

personas con diversidad funcional y el trabajo doméstico remunerado; plantear estrategias

de reparto de la renta y la riqueza como la RBU; explorar las estrategias de recuperación de

empresas.

¿Cómo conseguimos llevar a cabo estas propuestas?

El nuevo ciclo de luchas debe reunir nuevas y viejas formas de actuación, fomentando los

vínculos entre sindicatos y movimientos, innovando las formas de la huelga a través de

alianzas sociales y sindicales que generen dinámicas de actuación conjunta continuada.

Como estrategia planteamos acciones paneuropeas apoyadas por las luchas locales y

acciones locales que incluyan objetivos europeos, en concreto el movimiento contra TTIP es

un aglutinador de luchas sociales.

Consideramos que es el momento de continuar creando sinergias entre las luchas que

permitan compartir experiencias, conocimientos, estrategias, fortalezas, ánimos. Queremos

buscar los cauces de apoyo que permitan conectar con la ciudadanía y recibir el apoyo de la

misma para sostener los conflictos. No nos asusta la desobediencia frente a las directrices

antisociales de la UE y buscaremos formas para llevarla a cabo.

EJE DE COMERCIO E INVERSIONES

¿A qué problemática nos enfrentamos?

El poder económico y financiero, y muy en concreto las corporaciones transnacionales,

tienen privilegios económicos, jurídicos y mediáticos inadmisibles. Este sistema se sostiene

sobre un capitalismo patriarcal profundamente injusto, insostenible y basado en

desigualdades y asimetría.

El objetivo de la política comercial de la Unión Europea consiste en transferir poder

legislativo, judicial y ejecutivo a los grandes beneficiados de la economía mundial. No es un

accidente, sino el resultado de los tratados de la Unión Europea y del proyecto europeo.

Se nos dice que no hay alternativa a la actual política de comercio e inversión al igual que

se le argumentó al pueblo griego que no tenía otra opción que la austeridad.

Sin embargo, en Europa hay una creciente oposición a las políticas de la globalización

económica – representadas funestamente por el Tratado Transatlántico de Comercio e

Inversión (TTIP): cientos de gobiernos y parlamentos municipales y regionales se han

declarado "zonas libres del TTIP". Asociaciones de pequeñas y medianas empresas,

asociaciones de jueces y fiscales, y un porcentaje cada vez más alto de la población

rechaza abiertamente tratados como el TTIP que incrementan las desigualdades y las

violaciones a los Derechos Humanos. La esperanza es la ciudadanía organizada y

movilizada como muestra el movimiento contra el TTIP/CETA/TiSA.

¿Dónde aspiramos a estar?

El marco del conflicto es internacional, por lo que su solución también debe serlo: debemos

organizar y mejorar la coordinación entre los movimientos sociales y las luchas a nivel

europeo y con aspiración incluso mundial.

No podemos ganar la batalla contra el TTIP en los Estados Unidos y en la Unión Europea

de forma aislada. Necesitamos una alianza global de los pueblos para terminar con este

régimen,

construir una alternativa económica para cambiar el imaginario colectivo y tener una

narrativa política común.

Cuando hablamos de comercio tenemos que hablar de referirnos a un comercio vinculado a

la protección de los derechos sociales y medioambientales.

Medidas para lograrlo: movilizaciones e iniciativas

Tenemos por delante la labor de construir un modelo alternativo a la Europa actual y esto

solo puede lograrse desde la confrontación y la movilización social. Aunar las luchas es la

única forma de establecer los vínculos sociales necesarios para construir esta nueva

Europa.

A nivel estatal, debemos presionar en las políticas nacionales para poner el TTIP en la

primera línea de la agenda política.

Además, debemos dotar a nuestros aparatos judiciales de las herramientas necesarias para

garantizar el interés público sobre el privado. Para ello, es imprescindible promover la

creación de mecanismos de control y fiscalización de las empresas transnacionales a nivel

estatal y europeo.

Que los movimientos sociales del país de origen de la corporación participen activamente

en el control del impacto que la actividad de estas empresas tienen en terceros países

durante todas las etapas de la cadena de producción.

Alternativas

En Europa ya existen una multitud de alternativas al modelo de comercio e inversiones

neoliberal. Desde las empresas y cooperativas de economía social y solidaria, hasta las

organizaciones de productores de agricultura ecológica, pasando por las iniciativas de

remunicipalización de servicios públicos que habían sido privatizados, o aquellas que ponen

el foco sobre la democracia energética.

Valoramos positivamente propuestas como el Mandato de Comercio Alternativo o el Tratado

Internacional de los Pueblos para el control de las empresas transnacionales.

Uno de los motores para promover e implementar alternativas son los municipios y

saludamos las ciudades rebeldes, creemos que tenemos la responsabilidad de aprovechar

los cambios en las instituciones para reinterpretar el derecho internacional y devolver la

superioridad a los Derechos Humanos.

El hecho de que se esté gestando dentro de Naciones Unidas un instrumento vinculante

para el control de las empresas transnacionales es un avance. Pero debemos luchar por

hacer que las corporaciones sean responsables de sus acciones independientemente de

ese proceso institucional. Utilizar todas las vías para que esta responsabilidad sea efectiva y

aplicable, no sólo a las empresas, sino también a sus gestores.

EJE #REFUGGESWELCOME:UNA EUROPA SIN VALLAS NI RACISMO

Europa no vive hoy una crisis de personas refugiadas o migrantes, sino una crisis de

derechos humanos provocada por sus políticas de gestión de los flujos migratorios y que ha

generado una crisis del propio proyecto europeo y de su propia identidad. Europa está hoy

en guerra contra la migración. Aunque estamos en realidad ante una crisis política, de

derechos humanos, esta crisis se presenta por los discursos políticos y mediáticos en

términos securitarios o humanitarios: las personas migrantes y refugiadas son tratadas

como un peligro que repeler o como víctimas que asistir, pero no como sujetos políticos con

derechos, aspiraciones y reivindicaciones propias. Es fundamental disputar estas narrativas

hegemónicas que no los construyen como sujetos políticos.

La UE tienen una corresponsabilidad en las causas del exilio por su política exterior

comercial y militar neocolonial. Y con su política migratoria genera jugosos negocios: para

las mafias de personas, para las empresas que gestionan la seguridad en las fronteras y

para aquellos poderes económicos o empleadores que se favorecen de la precarización de

una mano de obra migrante abundante y sin derechos.

Por ello, no es posible una política migratoria europea alternativa sin una otra política

exterior europea donde los Derechos Humanos, la democracia y la dignidad de los pueblos

primen por encima de los intereses corporativos o geopolíticos. Contamos con suficientes

elementos legales. Lo que falta es voluntad política y mecanismos eficaces para

promocionar los Derechos Humanos y denunciar sus violaciones.

Las diferencias normativas no pueden justificar la actual y falsa distinción entre personas

refugiadas buenas y migrantes económicos malos. El hambre o las catástrofes derivadas

del cambio climático matan tanto o más que las balas y las bombas de las guerras. Todas

son exiliadas. Todas son seres humanos y ningún ser humano es ilegal. Migrar es un

derecho humano.

No es cierto que la preservación del Estado de Bienestar necesite de una Europa Fortaleza,

al contrario, el proyecto securitario y el recorte generalizado de derechos y libertades que

conlleva esta visión, vacía cualquier idea de bienestar tanto dentro de Europa como fuera

de sus fronteras.

Por toda Europa asistimos a un auge de la extrema derecha y su peligrosa narrativa que se

alimenta de los estragos de la crisis económica, de la xenofobia institucional y de la propia

crisis de las fuerzas progresistas que en muchos casos han dejado de hablar de los

problemas concretos de las clases populares. Hoy asistimos a un nuevo capítulo de una

lucha histórica por la titularidad y el contenido de los derechos. A la pregunta ¿Quién tienen

derecho a tener derechos? sólo puede responderse desde una apuesta internacionalista y

de bienestar: aumentando, extendiendo y universalizando los derechos humanos y el

acceso a los recursos para todas y todos.

Frente a la intencionada gestión de la situación migratoria actual basada en un proyecto

claramente neoliberal, militarizado, excluyente y regresivo respecto a los Derechos

Humanos tanto al interno como al externo de la UE, un Plan B debe apuntar a un proyecto

alternativo y coordinado que incluya elementos tales como:

Una

Ciudadanía inclusiva que incluya a todas las personas habitan en Europa y

reconozca sus derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales para todas y

todos

Apoyar

la libertad de circulación de las personas.

La

denuncia pública de las políticas y discursos machistas y xenófobos y de la

instrumentalización de ciertos discursos de género para criminalizar al colectivo migrante.

La

lucha integral contra la xenofobia que no puede ir separada de la lucha contra el

individualismo neoliberal, el patriarcado y los fundamentalismos religiosos, y el abuso de los

recursos naturales tanto dentro como fuera de Europa.

Cambiar

normativas UE y Estados Miembros en materia de asilo, refugio y migración

para que se ajusten a la legislación internacional de los derechos humanos.

Crear

un medio de comunicación que denuncie las narrativas dominantes y muestre

narrativas alternativas que muestren las enormes contribuciones sociales, económicas y

culturales de la población migrante y refugiada y que pueda llegar a toda la población.

Creación

de un observatorio europeo contra la xenofobia institucional y el negocio de las

fronteras

Frente

a la Europa del odio y la exclusión, hay una Europa refugio y solidaria desde

abajo. Estos movimientos e iniciativas sociales son imprescindibles, pero insuficientes.

Tenemos que convertir la solidaridad en derechos.

Resignificar

los conceptos de seguridad nacional y europea para apostar por políticas

basadas en los Derechos Humanos dirigidas tanto al interior como al exterior de Europa.

Debe ponerse fin al creciente militarización de la gestión migratoria y de la política exterior

europea.

Un

internacionalismo que apunte a una solidaridad activa fundamentada en los

derechos humanos, la equidad de género, la democracia y el desarrollo inclusivo y

sostenible.

Vigilar

y rechazar todo tipo de financiación (y de venta de armas) hacia Estados que

violan permanentemente los Derechos Humanos.

Realizar

un encuentro europeo específico para un Plan B de las políticas migratorias,

con fecha y lugar por determinar en el que se puedan seguir tejiendo redes entre los

movimientos sociales que desde hace décadas lucha en toda Europa contra esas políticas

migratorias.

La

apertura de canales legales y seguros para que las personas puedan llegar a

Europa y acabar así con mafias y limitar el riesgo que tienen de perder la vida o sufrir

violaciones de derechos humanos en rutas migratorias más inseguras y costosas.

Otras

políticas de visados, de asilos humanitarios, reagrupación familiar, etc. son

posibles. También es necesario la apertura de consulados en países de origen y tránsito

para que se pueden conseguir visados.

Derogar

el reglamento de Dublín.

Cambio

de 180 grados en la política exterior europea coresponsable

de las crisis de

Derechos Humanos en los países de origen de las y los migrantes.

Fin

a las políticas de austeridad y al régimen de deudocracia que recorta servicios y

prestaciones sociales y fomenta la guerra entre clases populares.

Garantizar

derechos de refugiados y refugiadas tanto en el "viaje" como en el país de

acogida.

Estas son algunas de las medidas que debe tener un Plan B para las políticas

europeas de asilo y migración. Un plan que tenemos que seguir construyendo entre todos

los movimientos sociales y las redes de solidaridad que se han ido tejiendo en las últimas

décadas contra dichas políticas. Un plan en él que las personas migrantes y refugiadas

sean sujetos políticos y en cuyo centro estén sus voces, necesidades, demandas,

aspiraciones y derechos.

EJE FEMINISMO

1. Necesitamos un plan B feminista, porque si no, no es B: el feminismo ataca a la raíz de

ese Plan A que queremos impugnar. Así, hablamos de la necesidad de transitar el Plan B

con un plan “F” en mente, que nos recuerde que no podemos plantearnos el cambio con

una visión etapista en el que p rimero va acabar con las desigualdades sociales y ya después

lidiará con "otras" cuestiones como el machismo, la homofobia o el racismo. El feminismo no se

puede dejar “para después”: necesitamos un Plan B que sea F porque la crisis incide de

forma especialmente virulenta en las mujeres, porque los programas de austeridad tienen

un fuerte carácter patriarcal, porque el feminismo propone desmontar las bases del sistema

al que buscamos enfrentarnos. Para que el Plan B sea F, dos propuestas principales, una

centrada en el cuidado y atención al proceso y otra en aquello que queremos conseguir.

2. La centralidad del proceso: necesitamos construir una nueva narrativa común, abriendo

procesos constituyentes en los que el feminismo y los derechos de las mujeres estén en el

centro. E sos procesos suponen abrir un debate sobre qué modelo de convivencia

queremos, es decir, sobre qué modelo político, económico y social, sobre qué vida al final,

queremos. Procesos abiertos, plurales e inclusivos a través de los que vayamos

modificando imaginarios y narrativas colectivas. El feminismo es aquí imprescindible porque

visibiliza lo político de cuestiones que normalmente no se reconocen como tal: lo personal,

lo cotidiano, pero además porque sabe conectar eso con los procesos globales. Los

feminismos van de lo más íntimo a lo transnacional, conectan lo cercano con las estructuras

y fenómenos internacionales. Darle un valor básico a los procesos, cuidarlos, quiere decir

que la participación activa es fundamental.

Estamos en un cambio de ciclo, transitando a un nuevo modelo. Cuál sea la narrativa del

mismo dependerá de nuestra capacidad de sostener una m ovilización social fuerte que

empuje estos procesos, que los acompañe y que los determine. P or eso el movimiento

feminista debe estar en la calle, movilizarse, ser activo, ser autónomo y desobedecer tanto a

los poderes fácticos y a lo instituido como al sentido común de un mundo heteropatriarcal.

Pero también debe ser transversal a todas nuestras iniciativas, propuestas, o espacios

políticos, cuestionando las estructuras patriarcales que sostienen a día de hoy estos

espacios.

El movimiento feminista fue muy activo durante los últimos años de la dictadura y

posteriormente en la transición. Hizo propuestas, planteó demandas, hasta el punto de

plantear un articulado alternativo de la constitución. Pero los padres de la transición y las

principales fuerzas que pactaron aplicaron una política de consenso mediante la cual no

hubo ruptura sino continuidad con los poderes que sostenían la dictadura y las demandas

del feminismo quedaron fuera de ese consenso. Y estas demandas del movimiento

feminista quedaron fuera del nuevo orden político. Hoy hablar de procesos constituyentes

en los que el f eminismo esté en el centro implica una ruptura con el modelo social,

político y económico actual . Y esa ruptura no tiene que ver únicamente con la plasmación

en una nueva constitución de normas, sino con un c ambio en las costumbres, en la forma

de relacionarnos, en la manera de reproducir, de entender, la vida.

Este feminismo no puede ni debe estar aislado sino siempre en diálogo y coconstrucción

junto al anticapitalismo, el decolonialismo, el ecologismo, el pacifismo. Un feminismo

atravesado por la defensa de la laicidad, las luchas por la diversidad y desobediencia sexual

y de género. Que no limite sino que tenga una mirada amplia, que genere alianzas con otros

movimientos y con otras propuestas teóricas también. Un feminismo transformador que nos

permita ser conscientes de los límites que tiene la propia categoría de mujer, un feminismo

que vea más allá de las mujeres blancas, heterosexuales y europeas, en el que el sujeto

político del feminismo parta de la diversidad, en el que buscamos estar todas. Pero también

un feminismo de mayorías, que aspire a ser mayoría.

Así, debe ser un feminismo i nternacionalista. Continuar con las redes que ya existen y

participar en los movimientos sociales transnacionales. Las políticas que nos afectan son

internacionales, la Europa que queremos dista mucho de la fortaleza que nos quieren

imponer: no está cerrada sobre sí misma si no abierta al mundo.

3. Que ejes de derechos y qué propuestas deben estar en el Plan B: cuales son

fundamentales para un cambio real.

a) Cambio de modelo: queremos que las condiciones de vida sean la medida última del

valor de otra economía posible, en la que cuestiones como el trabajo se diriman desde la

perspectiva de qué trabajos son socialmente necesarios. Una economía que ponga la vida

en el centro.

b) Queremos el reconocimiento explícito de la soberanía sobre nuestros cuerpos y el

derecho a decidir sobre ellos. Garantizar una vida libre de violencias, priorizando la lucha

por una vida libre de temor para todas.

c) El reconocimiento pleno de las mujeres como sujeto activo, como sujeto político, que

parta del reconocimiento y la atención a un nosotras diverso.

EJE CRISIS ECOLÓGICO GLOBAL

[La degradación de las condiciones de vida de las personas en Europa está ligada también

a la destrucción de la naturaleza y a la lucha por los recursos en declive. De no afrontar

estos problemas de forma conjunta será imposible satisfacer un suelo mínimo de

necesidades para todos y afrontar dramas como el de los refugiados.]

Diagnóstico :

Europa, como el resto del mundo, está sumida en una profunda crisis de energía y

materiales. Su metabolismo económico es dependiente de las energías fósiles, los

materiales y la biodiversidad que son extraídos mayoritariamente de los países

empobrecidos.

El cambio climático sume a las poblaciones en una situación de enorme vulnerabilidad y

riesgos.

Es absolutamente imposible volver a obtener las tasas de crecimiento económico de épocas

anteriores porque no existe base material sobre las que sostenerla.

Tenemos un importante problema estructural, que sin embargo permanece invisible al

conjunto de la sociedad, incluidos muchos compañeros y compañeras que forman parte de

movimientos sociales o instituciones que tienen aspiraciones emancipadoras y de justicia.

No es posible comprender la actual crisis, el déficit democrático o las imposiciones políticas

y económicas, sin incorporar un análisis material completo y con demasiada frecuencia,

este no existe.

Al no prestar atención a la cuestión material, no se comprende la desestructuración social

que genera una situación de guerra por los recursos.

Es imposible ser solidario con los pueblos empobrecidos si el mantenimiento del

metabolismo económico depende de su saqueo.

Superar la precariedad, la extensión de los nuevos fascismos, recomponer unas

condiciones laborales dignas, abordar las desigualdades requiere necesariamente afrontar

la catástrofe ecológica, porque todos esos procesos tienen raíces comunes.

La tecnología se presenta como una panacea y, siendo condición necesaria, no es

suficiente.

Líneas de trabajo

Abordar dentro del Plan B los debates Crecimiento / Decrecimiento, teniendo en cuenta que

el objetivo es desarrollar economías que disminuyan las emisiones de GEI, la huella

ecológica, o el requerimiento total de materiales.

Desarrollar propuesta en torno a la creación de empleo verde, más intensivos en la

necesidad de personas y centrados en sectores socialmente necesarios.

Desarrollar propuestas de transiciones centradas en el impulso e incentivación de iniciativas

alternativas basadas en la cercanía, circuitos cortos de comercialización, y relocalización.

Diseñar procesos de transición justa que protejan a las personas que actualmente trabajan

en sectores que deber ir desapareciendo.

Desarrollar discursos y relatos alternativos que hagan énfasis en la vida suficiente y austera

en lo material, frente al discurso de la austeridad de la troika, que llama austeridad a

resignarse ante el saqueo.

Desvelar y mostrar con nitidez las relaciones que existen entre la destrucción de base

material de la naturaleza y los procesos de privatización, militarización y expulsión de miles

de personas de sus territorios: refugiados y destrucción de hábitat son parte de lo mismo.

Es preciso que se comprenda que sin frenar la destrucción de la naturaleza y apostar por la

redistribución radical de la riqueza, el único plan es el fascismo.

Trabajar el tema del cambio climático a través del aterrizaje en sus causas estructurales:

ejemplo Ende Gelande

Remunicipalizar y socializar de sectores estratégicos.

Desarrollar propuestas de corte constitucional que impidan en déficit territorial.

Desarrollar sectores como: agroecología, transporte sostenible, restauración de la

naturaleza, rehabilitación energética, reconversión a industria limpia, dinamización de un

tejido rural vivo, etc... articulados bajo criterios de economía social y solidaria, diversificación

y consideración de ampliación de las escalas.

Recomponer el diálogo entre instituciones y las sociedades para la construcción de las

alternativas. Hay que trabajar los valores y las emociones sobretodo a través de las

prácticas, y en los contextos.

Las sociedades deben ser protagonistas de los cambios, la organización y la construcción

de mayorías sociales que quieran esos cambios. El papel de las instituciones, en este

sentido, debe ser el de facilitar y dejar hacer.

Propuestas de agenda:

Terceras jornadas internacionales: Alternativas ante los retos ecosociales (24, 25 y 26 de

junio)

Movilizaciones descentralizadas en torno al extractivismo coincidentes con las previstas por

Ende Gelande de desobediencia y obstaculización de la extracción 1315

de mayo (con una

reunión previa en Berlín de preparación)

Movilización en Renania en agosto similar a la llevada a cabo por miles de activistas el

verano de 2015.