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martes, 19 de marzo de 2024 06:55h.

Melilla, lugar de una masacre – Carta abierta a los diputados europeos

 

FRASE ACOJO

Melilla, lugar de una masacre – Carta abierta a los diputados europeos1

« Hemos cruzado una línea. La masacre está ante nuestros ojos. Los muertos se amontonan. Y parece que no importa.» Tras los abusos cometidos en Melilla, el colectivo « J'accueille l'étranger » interpela con fuerza a los diputados europeos: « ¡Adquieran un firme compromiso a favor de otra política migratoria! »

El viernes 24 de junio de 2022, unas dos mil personas, que llevaban días siendo acosadas por la policía y la gendarmería marroquíes en los bosques que rodean Gourougou, decidieron organizarse para “golpear” la valla.

No es nada nuevo.

Desde que existen vallas, hay gente para “golpearlas”, es decir, para intentar traspasarlas.

Con lo que haga falta para agarrarse y pasar al otro lado.

Sin la ayuda de “mafias” como se ha sugerido aquí o allá, como si esto pudiese absolver a los Estados de cualquier culpabilidad.

Buscándose la vida y los derechos, el derecho, entre otros, de huir de un territorio que no protege, o en guerra, y de pedir asilo.

Y sobre todo, sin amenazar a la integridad territorial de España, o de Europa.

La integridad territorial de España, el primer ministro español ya la evocaba cuando Marruecos dejó entrar en los enclaves españoles a jóvenes marroquíes, utilizándolos para asustar a España y con ella, Europa. La integridad territorial, también fue una de los temas abordados en el congreso de la OTAN en Madrid, este miércoles 29 de junio.

Una nueva manera de comunicar.

La convención de Ginebra, duramente atacada también durante la campaña electoral en Francia, parece muy lejana.

Nadie está en guerra contra Europa en la frontera sur. El Sahel está sufriendo diversas crisis, provocadas por la sequía y los devastadores cambios climáticos. Pero el Sahel no está en guerra contra España, ni contra Europa.

 
   

La Unión Europea, con la ayuda de países terceros, protege sus fronteras.

Que este deseo de protección sea una huída hacia adelante, sin imaginación ni futuro, esto ya ha sido perfectamente argumentado.

Que la Unión Europea someta a los países europeos a la voluntad o al capricho de países terceros que ha convertido en sus gendarmes, esto ya tiene precedentes.

Que el precio de este deseo de protección, sin imaginación, sin futuro, peligroso y contraproducente sea aceptar miles de muertos, olvidados cada año en los desiertos, en el fondo de los mares y del océano, esto ya ha sido ampliamente documentado.

No lo suficiente, por desgracia, y por una razón : precisamente porque se trata de desapariciones.

A nosotras y a nosotros, ciudadanos europeos que acogemos cuando el Estado o las provincias no lo hacen, que conocemos a los jóvenes que vienen aquí a buscarse la vida, movidos por un impulso que no se analiza, pero que es el de la supervivencia. A nosotras y a nosotros que hemos visto Europa cambiar, criminalizar cada vez más a la inmigración e impedir el asilo, controlar sus fronteras exteriores, después las interiores, crear hotspots, externalizar el control, hacerse cómplices de los guardacostas libios, denegar puertos a barcos cargados de supervivientes, endurecer las condiciones de regularización en los territorios europeos. A nosotras y a nosotros nos quedaba una esperanza.

Pensábamos que si la gente viera lo que nunca se ve, estos miles de personas que, cada año, desaparecen en el mar y el océano, se levantaría.

¿Cómo aceptar, con los ojos abiertos, la muerte brutal y organizada de jóvenes que son hermanos, padres, hijos, jóvenes que son amados y esperados por padres y madres, hermanos y hermanas, hijos e hijas?

Hemos cruzado una línea.

La masacre está ante nuestros ojos. Los muertos se amontonan.

Y parece que no importa.

El gobierno español se deshonra al felicitar Marruecos. Luego al acusar las mafias.

Los otros gobiernos se quedan callados.

En Francia, este evento mayor es un párrafo de la sección de prensa internacional, cinco días más tarde.

En Francia, cómplice de la masacre pues más arriba, a su frontera, policías y gendarmes impiden cualquier acceso a su territorio, lo cual provocó, en un año, la muerte de nueve jóvenes, todos para siempre llorados por sus padres, madres, hermanos y hermanas.

Los colectivos que somos se ahogan de rabia y de pena impotente.

Según los testigos comunitarios en Melilla, los cuerpos están en tres hospitales, el hospital Hassan II de Nador, el hospital de Berkane y otro más.

Circulan cifras.

Aquí 136 muertos, allá 64.

Estás cifras están por confirmar : los responsables comunitarios no han podido entrar en los hospitales.

Los periodistas tampoco pueden entrar.

Pero las imágenes y los relatos auguran un número elevado mientras Europa responde con cifras inferiores, fluctuantes también : 5, 27, 45, 70 según medios de comunicación y testigos. Esta falta de certeza, esta falta de diligencia para investigar de inmediato sobre el número de muertos, su identidad, como lo exige firmemente el GISTI2, esta confusión voluntaria, demuestra hasta qué punto el daño está hecho.

Hasta qué punto 5 o 27 o 136 o 200, da igual. Hasta qué punto, cómo bien dice el Arzobispo emérito de Tánger Santiago Agrelo Martínez, sólo son pobres los que se mueren : no preguntes cuantos, no preguntes cómo3.

Vemos los cuerpos, hasta vemos cómo se cavan agujeros en la tierra para, rápido, tapar los cuerpos, lo que no es lo mismo que enterrar. Hermanos, padres, hijos de nadie. Nadie sabrá dónde acabaron sus vidas. Es la idea de una civilización que se hunde. Lo hace en las aguas ciegas del Mediteráneo y del Atlántico, casi día tras día. Se hunde aquí, a la vista de todos.

Entonces, vemos.

Vemos.

Y parece que no importa.

Por cierto, ¿Quién muestra?

 
   

 

 

La Asociación por los Derechos Humanos en Marruecos, sección Nador, grabó las violencias a pesar de los riesgos : nos informan, el 27 de junio, que un periodista d’El País ha sido detenido por querer ir al cementerio.

En todo caso, los policías marroquíes también grabaron.

En su montaje, hay una puesta en escena, se ve de arriba, de lejos, está pequeña multitud, corriendo, bastones en la mano, hacia la valla.

¿Por qué razón los militares y policías marroquíes grabaron las violencias dehumanizantes, hasta el asesinato, de las que se han hecho culpables?

Está pregunta, sin respuestas hasta ahora, apenas formulada, también merecería una investigación.

Una imagen tiene destinatario.

¿Quién? Y para qué?

¿Una especie de advertencia? ¿Ven de qué somos capaces? Un sentimiento de trabajo bien resuelto? Al fin y al cabo, Pedro Sánchez lo tuvo, este sentimiento, cuando tomó la palabra justo después de la masacre. Y los policías españoles colaboraron, contándose asimismo, seguramente, dura lex sed lex4, que hay que ensuciarse las manos, que son las órdenes, que, después de todo, los Europeos votan y aquí no hacemos política. Ignorando totalmente los tratados internacionales, los derechos fundamentales, convirtiéndose en violentos sin haberlo visto venir. La banalidad del mal, desgraciadamente no es exclusiva ni de un tiempo ni de un lugar.

Pero, de hecho, en la ruta migratoria, da igual si morimos invisibles o muy visibles, siempre morimos en silencio - desaparecemos.

Y morimos instrumentalizados.

Nosotras y nosotros sabemos muy bien que las personas que intentaron saltar la valla de Melilla, buscando salvar sus vidas, como lo harán nuestros hijos en unos años, cuando ya no podrán soportar los 45 grados de unos veranos que durarán seis meses e huirán de la destrucción de su entorno, no amenazan a la integridad de nadie. Bien al contrario, encontrarán trabajo en las obras o los campos de una Europa dónde falta mano de obra. Sabemos muy bien que los responsables de estos asesinatos no son las redes de traficantes. Sabemos muy bien que Europa, hasta ahora, ha hecho una guerra invisible a los que vienen de los países cuyos recursos explota. El 24 de junio la guerra se ha expuesto. Debemos reaccionar a la altura del evento.

 
   

Que la imagen sirva, al menos, para tomar conciencia de que la violencia radical es inevitable cuando se trata de cerrar radicalmente una frontera, y que hay peligro de que, finalmente, ya no conmueva a nadie.

Es una carrera a contrarreloj y ustedes deben ganarla. Pensando en la Historia tal y cómo se escribirá en el futuro. Ustedes saben que ante ella, la Historia, y ante este futuro, tenemos razón. Ustedes también hubieran preferido que en octubre de 1961, la policía francesa no obedeciera las órdenes y no tirara al río Sena a pacíficos manifestantes algerinos, o que no reciba órdenes así. Que en julio de 1942, no obedezca las órdenes, o no reciba órdenes que permitieron mandar a judíos que vivían en Francia a la muerte.

Tal vez no sea demasiado tarde : lean los numerosos análisis que proponen los especialistas en movilidad humana, adquieran un firme compromiso a favor de otra política migratoria, totalmente distinta, una política migratoria que permita que los continentes puedan respetarse en el futuro, comprométanse en mostrar inventividad e imaginación, lejos de estas ideologías del miedo que, en Europa, por desgracia, tienen el viento en popa.

1 Texto original en francés

:https://blogs.mediapart.fr/les-invites-de-mediapart/blog/050722/melilla-le-lieu-d-un-massacre-lettre-ou verte-aux-deputes-europeens

2 https://www.gisti.org/spip.php?article6824

3 https://www.noticiasobreras.es/2022/06/no-preguntes-la-culpa-es-de-los-muertos/

4 “La ley es dura, pero es ley” (aforismo latino)

 

firmantes :

J’accueille l’étranger (JALE)

Marie Cosnay

Mireille Grubert

Jane Sautière

http://www.jaccueilleletranger.org/

 

Traducido al español el 06/07/2022 por el colectivo

red ciudadana solidaridad migrantes lanzarote
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MANCHETA MAYO 22