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sábado, 04 de mayo de 2024 13:06h.

Poesía y huelga - por Antonio Orihuela


Juan Carlos de Sancho nos regala a la gente de La casa de mi tía este poema de Antonio Orihuela que le llega a uno al corazón: "Detengamos los relojes: es la hora de jugarnos la vida entera."

POESÍA Y HUELGA

El tiempo se detiene de repente. El ritmo marcado por los que tienen enmudece y se vislumbra lo posible de un vivir distinto, más ancho, más nuestro, más de todos y todas. La huelga, sí, la huelga suspende de un plumazo las leyes de la necesidad.

Por eso hemos de celebrar el momento en el que miles, decenas de miles, centenas de miles, millones de personas, deciden parar de golpe. Decimos parar, que no quedarse quietos. Parar en la calle y en los tajos la ofensiva de los señores del tiempo. Parar para dar un paso hacia delante y disfrutar ―acaso durante horas― de un hogar a salvo de la baba nauseabunda del capitalismo.

Quizá por eso la huelga sea el sitio de la poesía. ¿Acaso no es el poema el lugar donde se cobija la esperanza de un vivir definitivamente a contrapelo? Claro, la huelga, como el cuaderno del poeta, es un territorio en fuga, un camino suspendido sobre la senda abierta por los capataces.

Paremos pues. Hay un lugar para encontrarnos y decir con nuestras voces… Solo debemos hallar su puerta. Sirva la huelga para romper los muros. Detengamos los relojes: es la hora de jugarnos la vida entera.

 

¡Salud y revolución social!