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martes, 30 de abril de 2024 16:16h.

Mamadou Fall: “Hasta que no regulen la migración, los cayucos no dejarán de salir a Canarias” - por Norberto Chijeb

 

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Mamadou Fall: “Hasta que no regulen la migración, los cayucos no dejarán de salir a Canarias” - por Norberto Chijeb DIARIO DE AVISOS

Mamadou Fall, que llegó a las Islas en 2006 y estuvo en la cárcel cuatro años acusado de ser patrón de una embarcación, preside la asociación de retornados senegaleses de España

Mamadou Fall sobre un cayuco en Saint Louis.

Mamadou Fall sobre un cayuco en Saint Louis. DA

 

 

 

Mamadou Fall, 49 años, sigue siendo el presidente de la asociación de inmigrantes retornados de España en Senegal. Vive en Sant Louis, el principal puerto pescador de ese país, que, según él “se desangra con la salida de miles de jóvenes hacia Europa” a través de la ruta canaria. “Somos nosotros los que estamos perdiendo a nuestra gente. En mi opinión, ustedes necesitan esta inmigración, pues son trabajadores. Ya sé que es ilegal trabajar sin tener residencia, pero no solo es un mensaje para nuestro gobierno, sino también para los gobiernos europeos, Para frenar la inmigración irregular lo mejor es la inmigración circular, hacerlo de forma regular, que puedan ir a trabajar con papeles, como se hace con otras nacionalidades en España”, señala.

“Ya advertí hace tres años, con la COVID, que iba a haber muchas más salidas. Antes eran ciudadanos de otros países los que utilizaban nuestras costas para embarcar hacia Canarias, ahora son nuestros jóvenes, incluso mujeres y bebés, los que están cogiendo los cayucos en busca de una vida mejor”, indica.

“Aquí el 70% de las personas viven de la pesca, sobre todo en Saint Louis, y hoy no hay suficiente pescado, y la gente se va. Aquí el 60% de la población tiene menos de 35 años y todos ellos solo piensan en marcharse. Es una lástima, pero un país como Senegal no se puede construir sin jóvenes. El Gobierno trata de frenar la inmigración irregular, pero no le da soluciones de trabajo, y aunque hay quien lo tiene prefiere emigrar porque quiere ganar más. Pero también hay mucha gente vulnerable, que no llega siquiera a una comida al día”.

Preguntado por la llegada este año récord de niños, cada vez de menos edad, Mamadou Fall explica que “ahora se está viendo que embarcan los más jóvenes, incluso niños y bebés, porque los parientes saben que a ellos si llegan no los van a expulsar, lo saben. Hay madres que incluso meten en el cayuco a sus hijos menores, con la esperanza que pronto puedan enviarles dinero”.

No le sorprende que de inmigración apenas se informe en los medios de Senegal, aunque entre la población “se habla y mucho. Las guardias marítimas y policía están vigilando, pero no entiendo qué hacen, porque antes salíamos de noche, pero ahora los cayucos salen a la luz del día con mujeres y niños. Esto es una maldición para nosotros. Todos piensan que al llegar a Europa tendrá una vida mejor”.

Por su propio cargo, como presidente de la asociación de retornados, Fall no quiere hablar en profundidad de política ni de las 1.700 personas que están encarceladas en Senegal por motivos políticos. “Yo en política no me quiero centrar, pero sí es verdad que ha habido grandes revueltas cuando encarcelaron a un líder de la oposición. No creo que solo sea un tema político, porque la inmigración estará antes, ahora y mañana, aunque todavía hay pateras que salen y no regresan. Aquí se hacen funerales muy a menudo de senegaleses que se han ahogado en la ruta canaria, tras pagar un viaje en cayuco que cuesta 400.000 francos CFA, que viene siendo algo así como 600 euros, mientras un cayuco grande cuesta más de 6.000 euros, sin contar los motores y el combustible”.

Mamadou Fall fue durante mucho tiempo un pescador más en Sant Louis, mientras que ahora se dedica al sector como empresario “vendiendo pescado fresco y congelado”, pero también ganadería. “Europeos y asiáticos están pescando sobre nuestra soberanía alimentaria, nos han quitado nuestro principal recurso. Y tenemos que vivir para mantener a nuestras familia”, recuerda.

Mamadou Fall llegó en 2006, el año que superó todos los récords de llegadas de migrantes a Canarias, hasta que ha sido batido el récord ahora, en 2023. Fue detenido acusado de ser el patrón de un cayuco y pasó cuatro años de cárcel en Tenerife, hasta que regresó en 2010 a su país. “Siempre negué que fuera el patrón, pero nadie me creyó. En 2015 el Tribunal Supremo de España me dio la razón y me quitaron todos los antecedentes penales, tanto que hoy puedo entrar en España sin problemas”.

Fall pasó esos cuatro años en la prisión de La Esperanza, mientras muchos de sus compañeros de viaje siguieron rumbo a “España, Bélgica o Francia, que es a donde realmente quieren ir los senegaleses, no quedarse en Canarias”, apuntó. Asimismo, recuerda que “insistí en que yo solo era un pescador de Saint Louis, que no era ningún patrón, pero me condenaron igualmente, aunque después de salir de la prisión el tribunal de Madrid me quitó todos los antecedentes penales, en los que se me obligaba a estar cinco años sin pisar suelo europeo, al que ahora pienso regresar algún día, aunque de manera legal”.

En aquellos cuatro años en prisión, este senegalés, que hoy tiene 49 años, aprendió el español, estudió leyes y trabajó en varios oficios, pero en 2014, tras la condena, fue repatriado a Senegal y volvió a las artes de pesca, aunque con la firme idea de luchar “contra la inmigración ilegal y la pobreza”, para fomentar “la salud y la cooperación”. Sin embargo, relata que “apenas hemos recibido ayuda del Gobierno, porque todo el dinero que llega de la cooperación con la Unión Europea se queda en unos cursos de tres días, por lo que te dan seis euros y luego te quedas mirando al cielo”.

Igualmente, señala que “esos jóvenes ven las casas bonitas y las tiendas llenas y piensan que allí todo es idílico, que el dinero se recoge del suelo, pero no conocen la realidad de que en Canarias y en España hay mucha gente sin trabajo. Por mucho que se lo decimos no nos escuchan y el Gobierno, además, no hace nada por impedir que se jueguen la vida en un cayuco”, no hacen presión contra los mafiosos que se aprovechan de esos jóvenes.

“Saint Louis, al norte de Senegal, cerca de Mauritania, vive casi exclusivamente de la pesca y hoy no se puede faenar, pues no podemos hacer 400 kilómetros para competir con los grandes barcos europeos y chinos, cuando Senegal acaba de renovar un acuerdo con la Unión Europea para que barcos españoles y franceses sigan pescando aquí durante cinco años más de 100.000 toneladas. Sin pesca, no hay dinero, y sin dinero, no hay comida para la familia, ese es el gran drama que empuja a los jóvenes a coger un cayuco en busca de una vida mejor, por mucho que no valga la pena jugarse la vida. Cuesta decirlo, pero la esclavitud ha vuelto”, sentencia.

Saint Louis, una ciudad dedicada a la pesca, donde hay más de 5.000 cayucos / DA

 

SAINT LOUIS

Mamadou Fall llegó a Tenerife el 5 de julio de 2006 en un cayuco procedente de Novadhibou (Mauritania). “Cuando salí me mandaron a Senegal, sin que mi país hiciera nada por mí, lo que me llevó a crear unos años después la asociación de inmigrantes expulsados de España”, manifiesta.

Fall volvió a dedicarse, desde que fue deportado en 2010 a su país, a la pesca, aunque desde entonces como empresario “comprando y vendiendo pescado” en Saint Louis, una ciudad de 300.000 habitantes al lado del río Senegal y la frontera con Mauritania, Patrimonio Mundial de la Humanidad (2000), el primer enclave (1659) francés en África, dividida en tres grandes barrios (Sor, Ndar y Guert N’Dar) llenos de cayucos para pescar e, incluso albergar el sueño de llegar a Europa a través de Canarias. Se calculan unas 5.000 embarcaciones situadas en Ndar, el barrio de los pescadores, donde viven más de 45.000 personas, sobre una estrecha lengua de arena, en situación de hacinamiento. Hoy sigue siendo la faceta más importante de su actividad económica.

La Restinga ha recibido a cayucos con hasta 320 personas en su interior / DA

 

EL HIERRO, EL DESTINO ESCOGIDO ESTE AÑO DESDE SENEGAL

A falta de contabilizar aún los meses de noviembre y diciembre, Canarias ya ha pulverizado este año el récord de migrantes ilegales llegados a sus islas, superando con creces la cifra de 31.678 que arribaron al Archipiélago a bordo de pateras o cayucos en la llamada crisis de los cayucos de 2006. Además se ha superado el 110% más que el mismo dato del año anterior.

En estas cifras sorprende, por lo inusual, la llegada masiva a la isla de El Hierro, la más pequeña y alejada del continente africano, a 1.450 kilómetros de Senegal. Se tarda entre siete y diez días en hacer una travesía en un cayuco de unos 30 metros y con motores de 40 o 60 caballos. La media de personas en cada cayuco de los llegados a El Hierro han sido de un centenar, con muchos niños entre ellos.

En este 2023 no solo se ha superado el número de migrantes, sino también el histórico de personas que viajaban en un mismo cayuco. Fue el pasado 21 de octubre cuando fue interceptada una embarcación en la isla herreña con 320 personas. Algunos han llegado sin vida. Ya ha habido una decena de enterramientos en El Pinar y Valverde.

 

* Gracias a Norberto Chijeb y a DIARIO DE AVISOS

https://diariodeavisos.elespanol.com/2023/12/hasta-que-no-regulen-la-migracion-los-cayucos-no-dejaran-de-salir-a-canarias/

NORBERTO CHIJEB
NORBERTO CHIJEB
DIARIO DE AVISOS La casa de mi tía republica por el alto interés del contenido, bajo las Normas de Uso Justo de la UE
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