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sábado, 27 de abril de 2024 22:45h.

La ausencia de cultura obrera, destruida por la “izquierda” globalista o la incapacidad del progresismo - por Carlos Martínez

 

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La ausencia de cultura obrera, destruida por la “izquierda” globalista o la incapacidad del progresismo

Carlos Martínez, secretario general del Partido Socialista PSLF y politólogo. Expresidente de Attac

 

El largo y duro transitar del socialismo-laborismo obrero a lo largo de su historia y sus conquistas han sufrido desde sus inicios en la Primera Internacional y siempre serios obstáculos y por tanto muchas derrotas.

La cuestión en mi opinión, no sería si determinadas corrientes socialistas eran más o menos radicales, sino si estas eran o no útiles a los intereses de la clase obrera. Ya sean desde el primer laborismo británico, el socialismo original de Pablo Iglesias, la socialdemocracia alemana hasta la primera guerra mundial y los posteriores intentos de reconstrucción del socialismo de clase y por la paz de los partidos socialistas/laboristas independientes de los años veinte y treinta. Todo ello en medio de un esfuerzo titánico no logró evitar el triunfo de los fascismos en buena parte de Europa que triunfaron gracias al apoyo de la burguesía y el miedo de gran parte de las clases medias. Es cierto que los logros de la clase obrera en esos años son muy interesantes, aunque no les demos importancia ya como el derecho al voto universal, la jornada de ocho horas o la Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas y sus propuestas por la otra mitad de la clase y su espíritu de incorporar de lleno la mujer a las luchas obreras y políticas. No debemos desdeñar el derecho conseguido por los partidos obreros a su propia existencia legalizada y también la de los sindicatos de clase.

Pero desde siempre dos males aquejaron a a la izquierda obrera, primero la burocracia y las corrientes liberales en su seno y en segundo lugar la división que a partir de los años veinte se genera con la aparición de los partidos comunistas, surgidos en sus comienzos todos ellos, como escisiones de los partidos socialistas.

Sobre quien llevaba o no razón en la escisión, no es ahora la cuestión. Evidentemente si unos se han asimilado al sistema y renunciado a sus principios excepto corrientes socialistas por ahora minoritarias, los otros se han autodestruido, cambiado o reconvertido en entes que ya nada tienen que ver con su origen, caso italiano por ejemplo o auto limitados por propia voluntad su capacidad de acción política, caso español. Es cierto que en ambos casos (socialdemocracia y comunismo) existen poderosos partidos de poder y gobierno en Europa hay algunos en el campo socialdemócrata y otros en Asía y América Latina en ambos casos. Existen por otro lado otros partidos menores en ambos espacios. Pero en el territorio OTAN propiamente dicho, los partidos obreros han renunciado a serlo, por acción de unas elites de clase media que se avergüenzan de sus muertos y muertas, luchas y barricadas, incluso logros y conquistas pues colaboran con el neoliberalismo para ahora destruirlas o al menos limitarlas.

Las identidades personales, lo verde, o la mejora supuesta de la democracia liberal han sustituido a la construcción de la clase trabajadora como bandera y campo de acción.

Han surgido en el territorio OTAN y en Europa específicamente, nuevos actores políticos que han destruido la idea, la praxis del partido que a pesar de sus fallos como toda empresa humana tiene miserias, pero es la que sigue, persiste y aunque triunfe un golpe o pierda unas elecciones continua su labor y reconstruye su estructura porque esta es necesaria a la clase obrera.

La tarea del partidos verdes en toda Europa y la del morado en España ha sido esta, destruir, desprestigiar y dividir a los partidos de la clase o con voto obrero pensando las “nuevas izquierdas” que suyos son estos votos y de paso cambiar el sujeto político de clase por las identidades y grupos sociales interclasistas, afirmando que ya no existe clase obrera, en lugar de analizar cual es la nueva clase obrera y cuáles son sus aspiraciones. Lo que ha traído una crisis de la izquierda, pero no ha servido ni a verdes ni a morados finalmente, mientras la socialdemocracia ha resistido mucho mejor que nadie estos embates.

Podemos ha cumplido ese papel en el estado español. Se apropio de algo tan hermoso y confuso a la vez como el 15M de forma injusta y falsa. Atacó Podemos el concepto y la estructura de partido para en nombre del poder de las bases de inscritos en una página web, montar un engranaje caudillista y de liderazgo hiperpersonalizado, dividiendo o tratando de destruir todo lo que no controlaba, apropiándose además de prestigiosos movimientos sociales para dividirlos.

El problema es que el globalismo que emana de fundaciones de los EEUU ha cooptado todas las élites dirigentes de los partidos verdes, morados, socialdemócratas y progresistas, en su guerra contra el SUR, Eurasia o los estados anticolonialistas del mundo no anglosajón. De todo el progresismo y negando la validez de sólidos movimientos de clase e internacionalistas. 

Todas las élites ya sean postmodernas o socioliberales ha dado ese paso utilizando el pueblo de izquierdas, trabajador y librepensador, pero lo han hecho “trabajando para el inglés” es decir asumiendo las leyes jurídicas, políticas, económicas y culturales de los de los capitalistas. De esta forma los neofascismos avanzan sin nadie que les detenga y nuevamente con el apoyo de las burguesías que siempre apoyan en momentos de incertidumbre a la extrema derecha y los fascismos, antes y ahora. Se que suena panfletario, pero es la verdad.

La decadencia de Europa Unión y del imperio, dejan el protagonismo a los pueblos del SUR y las izquierdas eurocéntricas alejadas del internacionalismo se miran a su ombligo o se pelean por un ministerio. El voto de la mujer o la jornada de ocho horas no la consiguieron ninguna ministra o ministro.    

* Gracias a Carlos Martínez

CARLOS MARTÍNEZ PSLF
CARLOS MARTÍNEZ PSLF

 

 

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