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viernes, 26 de abril de 2024 10:00h.

¿“Medidas de “obligado cumplimiento”? ¿Sin excepciones?

Botellones proletarios, fiestas de gala y postín - por Nicolás Guerra Aguiar

 

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fiesta pedro jota

Botellones proletarios, fiestas de gala y postín - por Nicolás Guerra Aguiar *

El pasado sábado, cinco días después de la nocturna festividad por el primer lustro o quinquenio de un diario español, este titular -”La Policía desalojó ayer 105 fiestas, 22 botellones y 16 locales de ocio en Madrid”- abre la tirada del periódico Público. Es, aclara el subtítulo, el balance de la noche que inaugura el puente de Todos los Santos en Madrid mientras permanecen vigentes las medidas de obligado cumplimiento “para evitar la expansión del coronavirus”. (¿“Medidas de “obligado cumplimiento”? ¿Sin excepciones?) 

botellones

   Y como uno recuerda de su época de Bachiller algunos conceptos físicos, ¿trátase la noticia anterior, acaso, del elemental principio acción – reacción por parte de atoletados ciudadanos? Si así fuera, ¿piensan botelloneros, fiesteros y ociosos de la nocturnidad que todos somos iguales? ¡Confundidora democracia! Se engatusa a la plebe con aquello de los mismos derechos... ¡y va y se lo cree! “¡Masa estúpida e ignorante!”, la llamaría Galdós.  Luego, por tales arranques contrarios al dictado social de clases y “clases”, las élites seleccionadas por la Naturaleza se ven en las infectadas bocas de gente envidiosa… 

   Así, el martes 27 las portadas de casi todos los diarios españoles -otros no se enteraron, acaso no les convino- ponen el grito en el cielo: para celebrar sus primeros cinco años, el periódico digital El Español (“plural, libre, indomable, tuyo”) organizó (lunes) una fiesta nocturna por todo lo alto en el Madrid tan rigurosamente marcado por la pandemia, coronavíricamente amenazadora en hacinados barrios obreros ajenos a la prepotencia social de otros. Y cuando digo “todo lo alto” digo alturas política, económica, comercial, empresarial, militar…, tales fueron los invitados asistentes. 

   Sí, gentes de altísima responsabilidad (y poder, inmenso poder) con aparente desprecio al común de los españoles, anonadado y perplejo ante tal desfachatez: desde el señor Illa, ministro de Sanidad (el de los casi diarios panegíricos sobre mascarillas, distanciamientos físicos, encerronas, cierres perimetrales, confinamientos, toques de queda, alarma nacional…) hasta el mismo señor Casado, nada menos que jefe de la oposición y ¡aspirante a presidente del Gobierno! (Si tal es su comportamiento como pretendiente, ¿imagina usted, estimado lector, hasta dónde llegaría su arrogancia con diadema y cetro, altivez propia de quienes podrían ser definidos como personas ‘que abusan de su poder o hacen alarde de él’?)

  Así, normas, leyes, sanciones, disposiciones oficiales... para los demás, es decir, la masa, el proletariado, analfabetas muchedumbres, avalanchas de gentes obreras anónimas, asalariados, jornaleros, currantes de tempranas amanecidas, peones y menestrales…, usuarios de guaguas, trenes, metros, motos o acaso coches con sus correspondientes zonas azules (de pago), garajes (de pago)…  (Muchos, incluso, regresan de hospitales, ucis, ambulancias, atenciones primarias, sensaciones de agobio, pesadumbre, agotamientos psíquicos y físicos, sísmicos impactos emocionales, desmoralizaciones, impotencias...)  

   Pero no estaban solos, no, el señor ministro de Sanidad y el señor aspirante a presidente del Gobierno. ¿Quiénes más aparecen en fotos e imágenes televisivas sin disimulos, retadores incluso, pletóricos allá en los cielos mientras el pueblo confina sentimientos, emputamientos, ilusiones, dignidades…? 

fiesta pedrojota

   Todos no caben en la relación nominal (¿150, 130, 80?). Pero sobresalen muchos conocidos: la señora Arrimadas, por ejemplo, ciudadana que casi se convierte en la primera mujer presidenta del Gobierno catalán (su bolso guardaba fotocopia certificada del voto favorable a la renovación de las últimas medidas restrictivas anticoronavirus). 

   Altivo y algo desdeñoso, el señor García Egea, secretario general del PP, acaso la segunda persona con más poder (excepción hecha, claro, del señor Aznar) dentro del partido, a quien acompañaba el señor Martínez-Almeida, alcalde de Madrid… con los votos de VOX, organización política que es al Partido Popular lo que resulta Podemos al PSOE: bastón de apoyo para distintos gobiernos. Sin la extrema derecha y los bolivarianos comunistas, respectivamente, ni el PP gobernaría en Madrid ciudad y comunidades madrileña, castellanoleonesa y murciana ni el PSOE en el país.  

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  Quizás para evitar la soledad del señor ministro de Sanidad, ¿el Gobierno envió como compaña para tal nocturnal conmemoración a los ministros señores Campo y Rodríguez Uribes, por si desde Justicia y Cultura tuvieran que arroparlo? Y como protección institucional a los tres ministros anteriores la plenipotenciaria señora Robles, ministra de Defensa, dejó algún tanque aparcado a las puertas del casino de Madrid. De paso le serviría como parapeto  (la noche es muy peligrosa) ya para evitar tropelías de noctámbulos anonadados ante el despliegue de escoltas y conductores, ora por conveniencia para viajar de incógnito, quizás…

   Sí, en efecto: mientras en actividades culturales, restaurantes, bares, cines… todos los asistentes son perimetrados y distribuidos por salas, salones, galerías y canchas de maneras muy ordenadas, matemáticamente milimetradas mientras silenciosas máquinas de altísima sensibilidad recogen tonos, intensidades y timbres de voces, susurros y murmullos (e incluso de pensamientos), las elevadísimas confluencias cenan, charlan, degustan vinos de alta cepa y rompen elementales protocolos, básicas fórmulas dictadas desde el Ministerio de Sanidad.

feliz cumpleaños 95   Insensibles a todo lo externamente humano, a sus padecimientos y sentimientos, no caen en la cuenta de que los mismos camareros quizás hayan necesitado un pase especial para romper cordones policiales, cierres de simbólicas fronteras… y así acudir a su puesto de trabajo la noche de festividades para minorías distinguidas. ¿Es que no hay en ellos -80, 130, 150, da igual- la mínima sensibilidad para mirar de frente a quienes aquella noche actúan como profesionales de la hostelería y piensan, quizás, en la imposibilidad de la reunión familiar de pasado mañana en torno a la abuela, heroica mujer que cumple 95 años?

 ¿Piensan, acaso, en qué pensarán conductores de vehículos oficiales, guardaespaldas, jóvenes escoltas policiales para quienes el servicio a la comunidad es la meta profesional impuesta desde las mismas academias de Ávila, Baeza…? ¿A cuántos ciudadanos paró o sancionó -legalmente- la policía a esas mismas nocturnales horas por andar o camino de casa tras unos vinitos, una mínima distensión, una creíble -pero no justificable- necesidad de expansión fuera de las cuatro paredes? (Por cierto: ¿quién firmó las autorizaciones a los invitados para saltarse la prohibición? ¿Qué hacían los sanitarios madrileños durante las horas de la fiesta?)

 

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

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MANCHETA 21