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sábado, 27 de abril de 2024 14:04h.

Coalición Canaria debe aclarar su rumbo - por Nicolás Guerra Aguiar

Coalición Canaria (hoy, CoATIción Canaria; su fuerza está en ATInerife) fue durante años la gran ilusión para miles y miles de canarios. Vieron en ella a la única fuerza política capaz de sacar a Canarias de un secular letargo y de su cada vez más acelerada despersonalización. Los dos grandes partidos a nivel nacional obviaron la condición nacionalista (que no independentista) y continuaron su política de correa transmisora ante todo aquello que Madrid dictaba, como si no se hubieran percatado de que las autonomías ya empezaban a ser eso, autónomas, siempre dentro de las posibilidades que férreamente marcaba el partido en el Gobierno español.

Coalición Canaria debe aclarar su rumbo - por Nicolás Guerra Aguiar

   Coalición Canaria (hoy, CoATIción Canaria; su fuerza está en ATInerife) fue durante años la gran ilusión para miles y miles de canarios. Vieron en ella a la única fuerza política capaz de sacar a Canarias de un secular letargo y de su cada vez más acelerada despersonalización. Los dos grandes partidos a nivel nacional obviaron la condición nacionalista (que no independentista) y continuaron su política de correa transmisora ante todo aquello que Madrid dictaba, como si no se hubieran percatado de que las autonomías ya empezaban a ser eso, autónomas, siempre dentro de las posibilidades que férreamente marcaba el partido en el Gobierno español.

   No se atrevieron a ser tan nacionalistas como españolistas o estatalistas en cuanto que identificaron sentimientos canarios con independentismo, intención esta muy respetable, por supuesto, pero con escaso poder y poca implantación en nuestras Islas; aunque, eso sí, arraigada popularmente por más que luego no se manifiesta en las urnas con espectaculares avances. (Asistí a una concentración independentista en el Puerto de Las Palmas hace pocos años y me impactó la presencia de tantos isleños que vitoreaban a su líder, el señor Cubillo, víctima de las cloacas estatales por el intento de asesinato en Argelia.)

   Coalición Canaria, pues, ya desde los iniciales años noventa del siglo pasado llevó a cabo una campaña de canariedad y canarización (permítaseme la voz) de instituciones, políticas municipales –después, cabildicias y de Gobierno- que arraigó profundamente en la esencia de los canarios, volcados con un conglomerado de familias políticas en las que vieron la recuperación de todo aquello que echaban de menos, en especial su personalidad, quizás definida en torno a las especiales circunstancias geográficas, sociales, políticas, económicas e, incluso, lingüísticas.

   Puede parecer algo baladí, pero recuerdo que, al principio, muchísimas personas elevaban a los cielos la tricolor canaria orgullosas de un elemento que las identificaba y, en apariencia, unía. Y aunque no eran conscientes de cómo se había formado todo aquello –ni de lo más importante: para qué-, por primera vez en su vida afloraron ilusiones, esperanzas, creencias en la recuperación de una región arrinconada y explotada por intereses ajenos a empresas canarias casi en su totalidad. Basta con leer detenidamente varios números (sobre todo los especiales) de la revista Sansofé para descubrir la idea que sobre Canarias se tenía desde la Península: era una colonia a la que se explotaba como tal, inversión económica muy productiva en cuanto que casi todo estuvo en manos de capital foráneo o de empresarios canarios muy conservadores y planteamientos caciquiles.

   Quienes en los iniciales noventa se volcaron en CC fueron, en su gran mayoría, jóvenes, aparceros, trabajadores de la tierra ajena (Asamblea Canaria, por ejemplo), gentes de treinta años para arriba que habían sufrido en sus esencias los impactos caciquiles. Y, con ellos, muchos intelectuales que quisieron descubrirles a sus paisanos todo lo que les habían ocultado sobre su verdad histórica, su psicología, sus sentimientos... Y CC se volcó en la recuperación de lo canario en la literatura, por ejemplo. Es el caso –uno entre varios- de la Biblioteca Básica Canaria, descubrimiento de los más importantes escritores de nuestra tierra, casi absolutamente desconocidos. El nacionalista señor García Ramos volcó su trabajo –laudatorio- en que obras anónimas (Romancero) y autores con nombre y apellidos (desde Cairasco de Figueroa hasta los narradores últimos en los años ochenta) fueran conocidos y leídos por esa gran masa de canarios ávida de encontrarse a sí misma.

   Pero aquella Coalición Canaria dejó de ser esperanzas, ensueños y utopías para convertirse en la maquinaria de poder que es, presente en el Gobierno canario desde 1988 hasta hoy; salvo entre 1991 – 1993, dos años en que ocuparon la vicepresidencia para, después, censurar al señor Saavedra, presidente, su aliado del PSOE.  Con habilidad, sin duda, y a pesar de no ser la oferta política más votada, su ausencia de ideologías, pensamientos o filosofías políticas le ha permitido acercarse a quienes le interesaban, y gobernó con el Partido Popular o gobierna hoy con el PSOE, da igual. Lo importante, lo que importa, es mantener el dominio sobre instituciones aunque se haya visto forzada a compartirlas.

   Un claro ejemplo de su laxitud política lo tenemos en el señor Zerolo Aguilar, ayer alcalde de Santa Cruz de Tenerife y diputado en el Parlamento canario, siempre como alto responsable de ATI. Cuando las aguas empezaron a bajar putrefactas y con fétidos olores de chanchullos (supuestos delitos de prevaricación) que significaron la movida de millones de euros, su partido consigue –solo no pudo hacerlo- convertirlo en senador, lo cual implicaba un tratamiento especial por parte de la Justicia, que a pesar de todo ya convocará para juicio. Pero hay más: ahora le abre el Tribunal Supremo una segunda causa por aparente cohecho en cuanto que intentó –supuestamente- beneficiar a un empresario.

   Como es obvio, la presunción de inocencia debe ir por delante. Y hasta que no haya juicio con sentencia no se ha llegado al final. Por tanto, el señor Zerolo es  honesto y solo sospechoso de un posible delito (o dos), tal como imponen el básico y elemental Estado de derecho y el artículo 18.1. de la Constitución en torno al derecho al honor y a la propia imagen.

   Sin embargo, el señor Zerolo no es cualquier ciudadano de a pie. Su actividad en la política lo convierte en un personaje público y, por tanto, los supuestos delitos impactan más que los de cualquier otra persona casi desconocida.  De ahí que la sospecha ya no le afecta a él solo; incluye también a CC y, especialmente a ATI, la todopoderosa fuerza atinerfeña de la que fue cofundador, en cuanto que no le solicita la renuncia a la condición senatorial hasta la resolución definitiva. No es una condena anticipada, en absoluto. Se trata, simplemente, de que la esquilmada CC en Gran Canaria, por ejemplo, recupere parte de aquello que un día fue: esperanza e ilusión.

 

También en:

http://www.canarias7.es/articulo.cfm?id=326377

http://www.infonortedigital.com/portada/component/content/article/28511-coalicion-canaria-debe-aclarar-su-rumbo