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viernes, 26 de abril de 2024 10:00h.

¡Sí! Hay que combatir y vencer al terrorismo yihadista - por Olivier Herrera Marín

¿Cómo?

¿Todos Somos Charlie?

¿También Bush padre, el Hijo y el Santo Espíritu de Obama?

¿También sus tres alter egos? ¿Los tres magníficos; Netanyahu, Rajoy y Cameron?

¡Sí! Hay que combatir y vencer al terrorismo yihadista - por Olivier Herrera Marín, Presidente de POETAP, Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía

 

¿Cómo?

¿Todos Somos Charlie?

¿También Bush padre, el Hijo y el Santo Espíritu de Obama?

¿También sus tres alter egos? ¿Los tres magníficos; Netanyahu, Rajoy y Cameron?


Me siento sumido en el estupor y la rabia de la impotencia ante el cobarde e infame crimen perpetrado por el odio ciego de la venganza y la estúpida sinrazón, contra la imagen gráfica y la palabra, símbolo perenne de la irrenunciable libertad de expresión.

Las balas no matan ideas y los dibujantes; Charb, Cabu, Tignous y Wolinski, no han muerto ni morirán, a los enemigos del amor al diferente y de la alianza de las civilizaciones, del Islam y de su cultura milenaria, les ha salido el tiro por la culata. Sus balas, han sido las alas que han elevado y convertido a Charlie en la levadura inmortal de los sueños de amor y de vida que  alumbran nuestras sendas y caminos, anidan en los corazones y ennoblecen el alma de las gentes solidarias y laboriosas, sinceras y sencillas que dicen Je Suis Charlie con autentico sentimiento y pleno convencimiento.

Y hoy, somos la inmensa mayoría, somos millones, los que independientemente de nuestro  gusto personal y estético decimos conscientemente: ¡ Je Suis Charlie!!.

Pero no son Charlie, quienes burda y cínicamente intentan desviar el curso del agua para llevarla a su molino buscando la foto y capitalizar con fines espurios y electorales el espanto y el dolor provocado por el atentado. No son Charlie, quienes siempre han denostado la línea editorial del semanario satírico, por saberles a vinagre y a aceite de ricino, sus viñetas y letras irreverentes y sarcásticas que cuestionan el valor y la validez de todos los dogmas y los poderes establecidos.

El cáncer terrorista se retroalimenta con la acción-reacción, y siempre acaba haciéndole el juego sucio a la reacción. Y el tumor maligno crece y se expande imparable amenazando con hacer metástasis y arrastrarnos a todos al abismo de la guerra infinita entre culturas y civilizaciones.

Nos puede ser letal la miopía de los medios y los gobiernos de la pulcra y opulenta sociedad occidental, liderada por la política suicida del Gran Hermano (el Tío Sam) que todo lo ve y lo controla, y nada comprende, repitiendo una y otra vez los mismos y diferentes errores, desde la guerra del Vietnam. Los eminentes doctores, alumnos aventajados de El doctor Frankenstein, han hecho realidad, la ficción, elevando en sus laboratorios a la enésima potencia la creación interesada y originaria del terrorismo global, con la inestimable connivencia de Aznar y de Blair, de Netanyahu, Rajoy y Cameron, de los petrodólares de los reyes, emires y jeques árabes. Y de nada les sirve ni servirá, el negar su intransferible responsabilidad histórica y presente, a los DIOSES y sus Señores de la GUERRA, a los dueños de vidas y de haciendas que nos protegen y alientan desde lo más alto de sus torres de oro y de marfil.

El horrendo atentado cometido contra Charlie y contra el supermercado judío en la Porte de Vincennes, toda la sangre derramada de las víctimas inocentes será la savia del olivo milenario,   del árbol Mediterráneo más longevo y útil de la Tierra, símbolo de la paz y del perdón, del amor y la vida. Y el olivo será defendido, codo a codo, mano a mano, por los hijos y las hijas de las tres religiones monoteístas; la judía, la cristiana y la musulmana, el olivo será el símbolo de la unidad lucida y solidaria de las férreas voluntades contra las que nada podrá el atroz terrorismo yihadista, de Al-Qaeda y del Estado Islámico.

Ningún acto terrorista justifica ni lava la imagen de otro. Los atentados terroristas de Paris no les servirán a los magníficos intocables para limpiar su sucia imagen y justificar su injustificable proceder en Irak y en Afganistán, en Palestina y en Siria… allí donde ha exportado y exporta su semilla el diablo para alcanzar sus inconfesados e inconfesables objetivos, sus intereses económicos militares y geopolíticos, imponiéndole su razón y su ley (si les falla la mantequilla, con las cañoneras) a gobiernos dóciles e incapaces de valerse por sí mismos al carecer de poder real y de una base social que les sustente.

Un estado sin cultura ni historia fundado a sangre y fuego sobre el expolio y el genocidio de sus pueblos originarios, un estado que se sustenta en El Miedo a la Libertad de una sociedad aterrada, presa y víctima de su propia violencia estructural y sistémica no puede imponer su visión del mundo ni arrastrar hoy al infierno de sus propios demonios a las naciones y los estados que forjaron ayer la unión europea como antídoto a toda clase de barbarie terrorista, De Gaulle y Adenauer, sabían lo que hacían, al poner las piedras angulares de la gran catedral de la convivencia pacífica y de la unión europea.

Y Charles De Gaulle con su coraje y su clarividencia de estadista sin igual, supo hacer lo que tenía que hacer en cada momento histórico, respecto a la Unión Soviética y China, a La OTAN, Palestina y Vietnam, para hacer prevalecer los intereses legítimos de Francia, su irrenunciable identidad y soberanía nacional, por encima de todo, y de todos, por más que le presionaran y se enojasen con Él, sus amigos de Estados Unidos y de Israel, los Nuevos Amos del Mundo. Pero está claro, que, De Gaulle, sólo ha habido y habrá uno.

 

Olivier Herrera Marín

Presidente de POETAP

Poetas de la Tierra y Amigos de la Poesía