La paranoia en España cuando la derecha no gobierna - por Erasmo Quintana *

Crispación, violencia verbal, ruido, mentiras y trampas es todo lo que ha aparecido en la escena política española con la ultraderechísima Vox. Tanto, que la maledicencia se ha incrustado en una parte importante de la sociedad, esa que tiene que ver con la organización de los partidos, y que el pueblo ha aceptado como mal menor por los tejemanejes poco edificantes que la mayoría de ellos demuestran en el día a día. La prueba está que, en la consideración que sobre los partidos tiene, es el primero o segundo de los problemas del país.

Para esa vieja derecha recalcitrante, el facherío, era Pablo Iglesias quien molestaba desde el primer minuto de su aparición en política, y no cejó un  instante hasta que se lo cargaron; y con Abascal, figura representativa de Vox, franquista y oliendo a sahumerio de sacristía, bravucón y malcriado, todos contentos. No veo un periódico, radio o televisión que le pongan un reparo al personaje. Qué, ¿España es nazi y fascista? Todos los estamentos oficiales respiran por los ultras, los que andando el tiempo desplazarán a esta derecha.

Se ha culpado sin reservas a Iglesias (que ya no pertenece al patio de la política) del conflicto de Marruecos por citar una resolución de la ONU, y en cambio se resta importancia a las reuniones y contactos de Sánchez con políticos de aquel país que aseguran que Ceuta, Melilla y Andalucía -incluso Canarias-, pertenecen a Marruecos. Esto dice mucho y nada positivo de los medios de comunicación que tenemos y de lo que en realidad somos como nación. Los poderes fácticos están todos a una: que regrese pronto el franquismo. 

La paranoia, ese trastorno de ideas delirantes, psicóticas, fijas y obsesivas en torno a Podemos, un partido con minúscula implantación, -pero que daño les hace-, modo que la derecha y ultraderecha tienen en su lucha encarnizada para destruirlos como enemigos, y no como contrincantes. Mientras, en el ínterin, a Vox le ha salido un divieso en forma de fuerza política nueva, TriPatria la llaman, crítica con la formación de Abascal, a la que consideran muy extremista. Han sido tres concejales de los madrileños Valdemorillo, Alpedrete y Galapagar, los que dieron el primer paso.  

El Consejo General del Poder Judicial, muy politizado, pues téngase en cuenta que está en funciones ya hace más de cinco años, y ninguno se quiere ir, cuenta con la mayoría de sus miembros conforme a los amplios gobiernos de Mariano Rajoy, motivo que utilizara Casado y ahora Feijóo para no querer renovar según mandata la Constitución. Pero ya se sabe: la Carta Magna la utilizan y defienden en todo aquello que interesa a la derecha; para otras cosas no existe. Muchos miembros -los más fanatizados- de la Judicatura cuestionaron los indultos a los presos del Procés concedidos por el Gobierno de Sánchez. Y ahora rechazan la posible Amnistía, antes siquiera de conocer los términos en que esa maedida de gracia pudiera establecerse. Concordia y no venganza, es el lema de Sánchez. El Gobierno debe ajustarse a la Constitución, cosa que no dudo que hará. Es curioso que el Partido Popular por sistema se oponga a lo que todos los gobiernos han concedido, es decir, lo que ellos mismos hacen. Lo mismo puede decirse de Vox, que nadie duda que haría lo propio si -no lo quieran los dioses- llegara a gobernar.Cuando quien lo propone es la izquierda, leña al mono. ¿Cuántos indultos concedieron Aznar y Rajoy, lo mismo que González y Zapatero, ppr ejemplo, a Tejero sin que se hubiera arrepentido? Observemos que el 1-O no hubo crímenes, violencia extrema ni violación sexual, por lo que los indultos entonces, la aministía ahora, son de utilidad pública. Tengan por seguro que a ninguno de los que se oponen, los indultos les produjo urticaria ni les supuso coste político. Pero tal como está hoy el patio, Pedro Sánchez se verá afectado porque la derecha es muy buena haciendo oposición. PP-Vox lo aprovecharán para “quemar” a  Sánchez con los medios comprados, y será épico el machaqueo diario para intentar evitar una continuidad del “intruso” e “ilegal” gobierno de izquierda que tenemos. 

Decía que el PP parece tener derecho de pernada, porque todo lo que emprende está bien. Eso mismo lo hace el PSOE y aquí se junta Roma con Santiago, levantándose una carajera de órdago. Díganme mis amigos si estoy equivocado. Esas medidas de gracia (constitucionales, según han declarado eminentes juristas) dirigidas a la normalización de la vida política catalana -como hizo Zapatero con ETA, respecto al tremendo problema vasco- es lo más aconsejable y humano, porque lo contrario enquista más las relaciones Estado-Cataluña sin solución de continuidad. En nuestra opinión, que los hechos han confirmado, se consigue más con magnanimidad que con el rigor estricto de la Ley, teniendo en cuenta además que los hechos acaecidos el 1-O no revistieron derramamiento de sangre. Todo esto, que debería aceptarse como algo lógico y de lo más natural, se politiza interesadamente por la “respetable” oposición, que muchos años dure: PP-Vox que, repito, si fuera cualquiera de estas derechas las que lo hacen, tengan por seguro que estaría rematadamente bien. Ahora se manifiestasn una y otra vez en calles y plazas para hacer visible la oposición a la Amnistía. Será todo un éxito. Pero ese ardor patrio de la derecha es falso. Se reduce a la utilización de los sentimientos de la gente sorprendida en su buena fe, con el único objetivo de gobernar. No son patriotas, son interesados.

Abundando en el ventajismo posicional político de las derechas, aquí en tiempos de José M.ª Aznar, se recibió con los brazos abiertos y algarabía al mandatario venezolano, y bolivariano, Hugo Chávez, haciéndolo partícipe de ágapes sin cuento. EL ministro estrella de Franco, Manuel Fraga, visitó la Cuba de Fidel Castro, dándose con el comunista un sinfín de fiestorros y queimadas en aquella perla del Caribe.

En definitiva, lo que hace la derecha, por peregrino que sea, está de escándalo. Lo mismo se atreve hacerlo la izquierda y le caen rayos y centellas. Observen mis amigos que no se está exagerando. Solo constatando la realidad de lo que nos está sucediendo.

* Gracias a Erasmo Quintana