Cuidado con Jesús Cintora, el periodista rojo - por Erasmo Quintana *

José María Aznar, presidente del Partido Popular desde 1990 hasta 2004, llegó a la presidencia del Gobierno venciendo en elecciones generales a Felipe González, en 1996. En una campaña a cara de perro, denunciaba que el PSOE manipulaba la RTVE en su favor, por lo que se mostraba partidario de que fuera un “verdadero profesional” quien estuviera al frente de la misma, evitándose así -según él- la descarada utilización del Ente en favor del partido en el Gobierno de la Nación. El Aznar más  castizo, una vez jurado su cargo de presidente de todos los españoles, no solamente se desdijo, sino que, primero, nombró al frente de RTVE, con la categoría de Directora General, a una persona que él creía incondicional, Mónica Ridruejo. Pero Ridruejo salió díscola y pretendió renovar la televisión pública  y, por supuesto, que tuviera la debida autonomía. Como eso no entraba en los planes de Aznar, le amargó la vida a la mujer, hasta que dimitió, al año siguiente. Entonces el presidente del Gobierno sacó del Parlamento a uno de sus hombres, Fernando López-Amor, diputado electo, para que le llevara la radio televisión a la medida de sus políticas. Pero, como tampoco resultó suficientemente leal, también fue neutralizado, para ser sustituido nada menos que por Pio Cabanillas, hijo. Un hombre de reconocida estirpe de la información de la derecha, que le viene por herencia de su padre, ministro del ramo con Franco y en la llamada transición. De la lealtad al gobierno de este segundo personaje, Pio Cabanillas, hijo, basta decir que de su puesto en el ente pasó a ser Ministro Portavoz, en 2000. De esta manera, lo que denunciaba su jefe en campaña electoral contra los socialistas, se vio multiplicado al cuadrado cuando él llegó a La Moncloa. RTVE fue en la práctica el Ministerio de Información del gobierno del Partido Popular de Aznar.

Con posterioridad, vendría a ser elegido presidente por el PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, y éste sí que logró profesionalizar la Radio Televisión Pública, cosa que reconocieron todos, con independencia del color político. La primera directora, la catedrática Carmen Caffarel, sirvió en su puesto con general aceptación. Y su sucesor, Luis Fernández, fue el primer ocupante de ese cargo por consenso entre todos los partidos políticos.

Caffarel y Fernández

No vale la pena seguir con la historia. En la memoria colectiva está lo que pasó con la radiotelevisión pública española en tiempos de la presidencia de Rajoy. Pero esa misma gente, la de Aznar y la de Rajoy, es la que ahora acusa de ausencia de pluralidad.

El periodista que fuera presentador de “Las mañanas de Cuatro”, Jesús Cintora, arrojado como agua sucia de Mediaset por rojo, ahora ha desatado una infernal polémica por su fichaje con la cadena pública. Ésto era hace unas pocas semanas, cuando la TVE revelaba el fichaje del periodista, lo que sentó como una patada en el estómago a un sector tramontano de la derecha. Basta traer aquí a la ínclita Cayetana Álvarez de Toledo, pronunciándose en contra del fichaje de Cintora por “sectario”. Parece ser que el fichaje de Cintora obedeció a la finalidad de competir con Antonio García Ferreras, director de “Al rojo vivo”, en la misma franja horaria, al objeto de obtener mejores datos de audiencia. Sin embargo, la incorporación del periodista ha sido tema de lo más criticado por ese sector de la derecha más posesiva, la cual incluso ha cargado contra la cadena pública, llegando al insulto a ella y a Cintora por su nueva presencia televisiva. 

El supuesto caso de Cayetana Álvarez de Toledo en que aseguraba sobre Jesús Cintora que lo habían echado de Mediaset por no actuar con la sensibilidad plural de los españoles, declaraba: “A Cintora lo destituyeron de Mediaset por no ser lo suficientemente plural”. Así, en el comunicado se afirmaba lo siguiente: “La línea editorial de Mediaset España es coherente en toda su programación y tiene el claro objetivo de informar, que no formar, a los espectadores a través de un pluralismo con el que dar voz absolutamente a todas las opiniones políticas, con unos presentadores que traten la información de manera objetiva”(?). Con estas premisas, la cadena acusó al periodista Cintora de no informar en clave objetiva. No obstante, la versión de Jesús Cintora fue que el Partido Popular y el Gobierno de Mariano Rajoy pidieron personalmente su cabeza. Ha sido en estos momentos cuando el fichaje del periodista ha producido enorme controversia en las redes sociales, en las cuales le han dedicado insultos de todo tipo. No escatimaron dardos envenenados: “Jesús Cintora en TVE, dirigiendo un programa, no será periodismo, será propaganda. ¡Pero como la del NODO! No teníamos bastante con Rosa Mª Mateo, Fortes, enfermeros, psicólogos, médicos de Podemos o su entorno, sino que la manipulación de TVE avanza y ahora fichan al periodista más parcial de todo el panorama, al gran Cintora. Hay que cerrar TVE ya.” 

Esta diatriba fanática no puede ser de otros, que cuando están en el poder, sí que el medio televisivo público lo convierten en su herramienta propia de propaganda. Un dato: en los coloquios políticos, de tres contertulios, dos eran del PP más el presentador, por uno de izquierda. En La Sexta, en su programa “Liarla Pardo”, el pepero Francisco Marhuenda, era (no sé si seguirá) el personaje central de todos los contertulios, permitiéndosele, poniendo el pie encima de la mesa, la exhibición payasa de sus calcetines, y su especialidad, interrumpir sistemáticamente a Cintora. Inda y Marhuenda sí que son voceros fanáticos del PP, por lo que Cintora es un contertulio insoportablemente odioso.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana