El Debate: Sánchez, el pardillo por sobrado y Feijóo, el pícaro de taberna, Y, en Las Palmas de Gran Canaria... - por Erasmo Quintana *

Parece que ya estamos, como pueblo, en condiciones de exigir a la clase política de este país un mayor compromiso y respeto por la ciudadanía, siendo como es, el granero de votos que hace posible que ellos estén donde están; y no cabe duda ninguna que el teatrillo del debate, de edificante y esclarecedor no tuvo nada, así como de exposición de programas, y qué piensan ambos hacer para solucionar los problemas que tiene el ciudadano medio en el discurrir de su vida cotidiana. En el debate de los siete portavoces en TVE sí hubo propuestas.

El presidente del Gobierno venía muy tranquilo y confiado porque llevaba en sus alforjas una gestión realizada de gobierno -poca o mucha- bastante satisfactoria en unas circunstancias manifiestamente adversas, que nadie pone en duda, pero dada la impronta en la que cabalgaba Feijóo con un historial vacío, puesto que, habiendo gobernado su comunidad autónoma -Galicia-, no lo ha hecho a la nación. Nada, pues, que contrastar en ese sentido con su oponente. Esto lo situaba en una posición precaria frente a Sánchez, razón por la cual traía diseñada una estrategia de acoso y derribo, haciendo un debate bronco y soez en el fondo y en la forma. Desde el comienzo del debate, que correspondió a Sánchez, puso en marcha Feijóo su táctica o estrategia de acorralarlo y no dejarlo hablar ni que se le entendiera lo que decía. Esto sucedió desde el primer segundo. 

Aquí Pedro Sánchez no fue inteligente y no paró en seco la dinámica que su oponente quería. Hizo lo contrario: cayó en su juego y cuando hablaba Feijóo él hacía lo mismo interrumpiéndolo. Así, Sánchez aceptó la clase de debate que quería su oponente, que era el que más le beneficiaba, al estar en desigualdad con el presidente del Gobierno. Después, cuando Sánchez hacía lo mismo que Faijóo, interrumpiéndolo mientras estaba en el uso de la palabra, éste, muy airado y molesto, decía ¡¿Me quiere usted dejar hablar?!... Traspasado el ecuador del Debate fue cuando ya vimos que Sánchez, cuando era interrumpido, paraba dirigiéndose a los moderadores:  Por favor, ¿puedo continuar? Esto es lo que debió hacer desde el principio.

A tanto llegó el descaro del pepero, que no reconoció nada de lo realizado en la presente legislatura por el Gobierno de coalición y negando lo evidente hasta el infinito. Esto no se lo esperaba Sánchez y lo descolocó. ¿Cómo podía negar lo evidente que hizo enmedio de una pandemia, la erupción volcánica de La Palma y una guerra en Europa, esa invasión de la Rusia de Putin a Ucrania, que ha incidido en la economía de todos los países de la UE? El presidente iba muy confiado y sin papeles. Mientras en el estudio de Atresmedia Feijóo ya estaba sentado a la mesa revisando sus notas, Sánchez continuaba de pie paseándose, sin poder imaginarse la táctica que traía el marrullero, lo que desde el primer segundo puso de manifiesto, propio de los capos: la bronca y el no dejar hablar. Aquí, repito, al presidente se le fue la pinza y cayó en la trampa: en vez de no permitírselo desde el primer instante, lo imitó. Llegó momentos que no se dejaban hablar. Pero la verdad es la que no se dijo: El PP socializa el malestar y la depresión económica, mientras que todo lo bueno en economía lo privatiza  en beneficio exclusivo de las élites. Y en la gestión gubernamental mintió como un bellaco. Dentro de la sarta de mentiras, no admitió el raquítico 0,25 % de aumento anual de las pensiones por Mariano Rajoy y lo negativo cuando del bienestar de los que menos tienen se trataba. 

Mintió (qué fatalidad se está dando en la política, usando la mentira sistemática como ariete al oponente) cuando Feijóo afirmó que “Somos los últimos en la Unión Europea”, espantoso que esta afirmación venga de alguien que aspira a gobernar nuestro país. Medias verdades y mentiras para ignorar o desacreditar, la en este caso, excelente política de este Gobierno de coalición, y que sorpresivamente Pedro Sánchez no supo defender como responsable principal. No logró comunicar. Como defensor de su política, Sánchez fue un desastre. Respecto a la gestión de su compañero José Luis Rodríguez Zapatero, es verdad que en un momento determinado congeló las pensiones contributivas, no así las no contributivas. Rajoy las congeló todas, esa es la diferencia. El gallego insiste en que Sánchez miente, y él no le va a la zaga: miente con insidia cuando alega que su partido votó ¡a favor del aumento de las pensiones!, cuando en realidad lo hizo en contra, cuyo aumento anual está supeditado al ritmo de la subida del IPC.

Y ahora, mis confidentes, cambio de tercio; hablemos del silencio sepulcral de los responsables políticos grancanarios sobre la solicitud ciudadana (esa que es un clamor) para que el Casco Histórico Vegueta-Triana sea reconocido por la UNESCO Patrimonio Mundial Cultural. ¿Cómo catalogar este no querer saber nada de la reivindicación por los políticos? ¿A qué dedican su maravilloso tiempo tantos representantes “defensores del interés ciudadano”, Gobierno y Oposición? No se preocupen ni devanen los sesos, mis amigos. Ellos mismos nos sacan de la arcana y misteriosa duda: garantizar sus opíparos emolumentos, los cuales se encargan de aumentar nada más dar comienzo la última legislatura. Luego, tratan por todos los medios que no los molestemos mucho, que ellos y ellas no se han presentado a una responsabilidad pública para que les den demasiada tabarra ni muchas exigencias y obligaciones...

* Gracias a Erasmo Quintana