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sábado, 27 de abril de 2024 09:50h.

El debate sobre el uso del velo - por Laura Pedernera

Esta es una parte, breve, de la extensa e importante ponencia que Laura Pedernera expuso en el Semnario Crítica humanista al Kapitalismo Total, en La Laguna el 15 de noviembre

 

 

El debate sobre el uso del velo - por Laura Pedernera

 

(Re) velarse:

El  rechazo occidental al velo provoca  un notable incremento de su uso. Muchas abuelas y madres que nunca habían llevado velo, han empezado a verlo sobre sus nietas e hijas, y esta protesta generacional no deja de aumentar.  En Europa, uno de los impulsos más importantes que recibió la reivindicación del velo lo dio  la polémica sobre su uso que estalló en Francia.

En los últimos tiempos, entre algunas musulmanas se producen dos situaciones curiosas y aparentemente al margen de la religión: por un lado, no sólo defienden el uso de velo o similares como una afirmación de identidad nacional y cultural y como reacción contra el colonialismo, sino que sostienen,  sin ningún reparo,  que las que lo llevan  son las feministas, diciendo que con el uso de esta prenda se consigue que no se valore a las mujeres por su cuerpo, y que en  determinados países las que no se cubren son las mujeres tradicionales, mientras que las que si lo hacen son las modernas. 

Por otra parte, en los países  islámicos mas ricos,  como Arabia Saudí,  donde por influencia de la moda occidental las  mujeres se cubrían con mas o menos rigor y con  ropas de colores vivos y diferentes tejidos, ahora se está tendiendo cada vez mas a ir completamente tapadas y de negro, como es ya manifiesto en Yemen y  algunos países subsaharianos, donde las mujeres mayores van muy llamativas,  y las jóvenes visten de colores muy oscuros.

 

 (Des) velos occidentales

(Desvelos  en tanto que quitan el sueño por un lado y descubren la verdadera cara por el otro).

 

El velo islámico des-vela a las sociedades occidentales  por partida doble:

 

  • En primer lugar, porque aunque aún no sea un tema que nos  quite el sueño, augura pesadillas vinculadas a un pasado que las mujeres no deseamos. 

 

  • Y en segundo lugar, este desvelo tiene que ver con las incoherencias  “de y sobre el género”  que ponen  de manifiesto  (des-cubren,  des-velan) el debate sobre  la prohibición o no de estas prendas  en las sociedades occidentales.

El velo ofrece la oportunidad de un gran debate  político sobre el orden de género, pero en España  lamentablemente se ha iniciado como un politiqueo de tercera (regional).  Objetivo: no perder votos, y quien sabe si ganar otros antes impensables. El debate sobre la prohibición, con fecha de salida en mayo 2010,   se ha convertido en una partida de ping-pong sobre todo entre las élites  masculinas de la política española, con el concurso de mujeres que no se han mostrado discordantes con las tesis de sus partidos, salvo algunas excepciones.  Y lo que es peor, se ha comenzado un debate  en el que se ha mostrado gran interés por   contar con los representantes de las comunidades musulmanas como interlocutores, lo que conduce a ver a la comunidad musulmana como en tantas otras ocasiones, de un modo sesgado, ninguneando las voces discordantes y heterodoxas de mujeres y hombres que tambien pertenecen a ella. Es decir, las élites de la sociedad de acogida “dialogan” sobre el velo con las élites de las comunidades migrantes. Como decía Levi Strauss, “las mujeres siguen siendo el objeto transaccional de los pactos, y de los conflictos,  entre varones”.

Este panorama da como resultado que  en los debates  sobre el  velo se expongan tesis igualitarias para defender la prohibición, (y me refiero a gente de PP), una novedad estratégica en sectores nada proclives a alinearse con argumentos feministas.  En síntesis,  han utilizado el look de la igualad para no des-velar el velo oscurantista de su xenofobia.

Por su parte la izquierda,  en vez de defender  principios universales, como el derecho a la igualdad, ha optado por un relativismo cultural  pragmático, que aglutina discursos y herramientas transformadoras para los grupos de personas más desfavorecidas. En el primer asalto de la polémica sobre el velo integral, ha tratado a las mujeres musulmanas como una “excepción cultural” que hay que preservar, por encima de sus derechos individuales, porque el velo, digámoslo claramente, es mucho más símbolo político de dominación  que  un símbolo de  carácter religioso.  Muchas mujeres dicen llevarlo atribuyéndole una nueva marca de orgullo cultural (re-velarse), aunque detrás de esa resignificación  hay todo un movimiento en el seno de las comunidades musulmanas que incita a  las mujeres a llevarlo con el doble objetivo de visibilizar la marca cultural y además controlarlas.

Y,  asombrosa y lamentablemente, en la polémica surgida en España el debate sobre el velo no ha servido para reflexionar políticamente sobre la igualdad y la convivencia intercultural, se ha desaprovechado una  oportunidad para profundizar estas cuestiones.

 

Hablar del “Otro”, (y “el otro” en la sociedad occidental y patriarcal son las mujeres y  también los y las inmigrantes, bueno, todo los que no es “el hombre”), hablar del “otro” representa una buena manera de mirarse al espejo y de analizar los valores cívicos, y esto no se ha hecho.

En este escenario lleno de divisiones, la izquierda gubernamental,  (perdida en otras cuestiones como la gestión de la crisis,  y sin proyecto propio mas allá de las recetas neoliberales que interesan a los mercados,) y la izquierda alternativa,  tambien lo están  respecto a la cuestión del velo (divididas).  Y para no enfrentarse de lleno al asunto utilizan una serie de tibios  argumentos: el primero de ellos es que no se debe hacer seguidismo a la derecha  en su postura xenófoba, y el  segundo argumento se funda en que en España el velo integral afecta a poquísimas mujeres (¿acaso el estado no tendría que intervenir aunque se tratase  de una sola?), o usan otro razonamiento , que  defiende que “hay mujeres que quieren llevar el velo, que lo eligen como una libre opción, sin que estén coaccionadas”. Es cierto, muchas mujeres musulmanas  así lo expresan , sin embargo debemos cuestionar la “libertad” de muchas de esas mujeres, no sólo las musulmanas, sino tambien occidentales con respecto a los códigos de vestimentas.  

Para terminar, no puedo dejar de decir algo que estarán pensando todas /os, y es que en  Occidente las mujeres creemos elegir la ropa, y todo lo que comporta la relación con nuestro cuerpo  de manera libre,  cuando en realidad hay toda una serie de cánones, mas o menos sutiles, que invitan a una normatividad  femenina del gusto del hombre contemporáneo (el burka  occidental es la talla 38).

La egipcia Nawal El Saadawi, escritora, médica y presidenta de la Asociación de Mujeres Árabes Solidarias, encarcelada por defender los derechos políticos y sexuales de las mujeres en su país, dice que “la desnudez y el velo son dos caras de la misma moneda.  Si una mujer está desnuda en público es un objeto sexual en el mercado capital, y si viste velo, es un objeto sexual en el sentido religioso, porque  los hombres no pueden mirarla.  Pero si no estoy desnuda ni uso velo entonces soy un ser humano. La mentalidad patriarcal indica que las mujeres son un objeto para ser cubierto, decorado o estar desnudo. Sólo la educación nos hará libres y dejáremos de ser esclavas de las multinacionales del  maquillaje o de las dictaduras islámicas del velo”. “Primero está el velo  religioso de; después está el velo de la mente, que se ocupan de poner los medios de comunicación para que la gente no sepa lo que pasa; y luego el mas moderno, el del maquillaje, pero  el  más serio es el velo de la mente. Yo estoy en contra de todos los velos”.

 

* Fuentes: Wassyla Tamzali y Beatriz Gimeno.