Un día cualquiera en el Manchón de Victoriana y Antonio o de los Melo llevas… por Antonio Criado
Un día cualquiera en el Manchón de Victoriana y Antonio o de los Melo llevas… por Antonio Criado, socialista de Utrera *
Página del mi libro Los Manchoneros
Dicho Manchón estaba enclavado en el cruce del camino del cementerio con la vereda del rayo , camino de los campesinos que pasaban a diario con sus carros o animales para Quinto los Cantozales o los Adaines, el manchón era un gran trozo de huerta y manchón y varios trozos de terrenos que con el tiempo el patriarca Antonio fue añadiendo a su propiedad.
Allí en el manchón en mis recuerdos están cómo funcionaba donde todos tenían su tareas específicas en el día a día , el trabajo era de sol a sol, el abuelo Antonio se levantaba a las primeras luces y se dedicaba a refrescar las verduras y hortalizas que la tarde noche anterior habían recogido lavado y amarrado , rábanos , lechugas, mentas o te, pimientos , tomates etc…
El las sumergía en los frías aguas del pilón donde se almacenaba las aguas sacadas con los canjilones de la noria, con aquella técnica de sumergir las verduras en las frías aguas dejaba a las verduras frescas , tiesas y limpias para su venta en el mercado o plaza de abasto de Dos Hermanas, Segundo el marido de Ana la hija mayor del matrimonio, era el encargado de montar o cargar las verduras y hortalizas en el carro y llevarlas al mercado y Victoriana la Matriarca o Dolores la hija menor, eran las dependientas de puesto en dicho mercado.
El Patriarca, Antonio con las verduras ya lista y cuando empezaba a clarear el día daba dos palmadas y a la voz de ¡Arriba todo el mundo! todos se tiraban de los camastros y tras asearse en los cubos del pozo en aquellas agradables y frías aguas coda uno se iba para su tarea designada, los varones vivos, José Manuel y Francisco cogían sus aperos los mulos o asnos y se iban a sembrar, recolectar o mantener los sembrados .
Ana la hija mayor era la que hacía de Madre de todos, era la cocinera , niñera, la que zurcía y remendaba , hacia la colada en aquel lebrillo y el correspondiente restregado, si por la tarde si le sobraba algo de tiempo a recoger pimientos ,tomates lechugas etc…
Aquello era un reloj perfectamente engrasado, nadie tenía bula, todos arrimaban el hombro bajo la atenta mirada del Patriarca que era el que más trabajaba. El desde el día que se casó con Victoriana tomó una vieja idea, en cada embarazo de Victoriana, se acostumbró a buscar un buen terreno, comprarlo fiado y añadirlo a las propiedades de la familia.
Siete embarazos siete trozo de terreno que anexionó al manchón de su propiedad y con el tiempo cada hijo se encargaba de tenerlo productivo y limpio bien labrado.
Victoriana la matriarca era una campesina o manchonera muy peculiar, era una señorita muy señorita en aquellos años 20 y treintas , ella sabía leer y escribir correctamente sabía de números, sabia coser bordar y era una ferviente devota practicante, de medallas prendidas en el pecho y rezos diarios al borde de la cama. Había sido educada en las mejores escuelas para ser una esposa ejemplar, pero mira por donde por aquellos del destino se vino a casar con Antonio Barbero que lo único que sabía hacer era trabajar y hacer niños.
Mis recuerdos de él son tan remotos , le recuerdo como un hombre impresionante, grande tosco honrado de una forma exagerada su palabra y mano estrechada eran ley , pero demasiado tradicional o conservador , él se preocupó de que al manchón viniesen Maestros a dar enseñanza a sus hijos varones pero sus hijas tenían terminantemente prohibido acercarse a donde se daban las clases particulares , le habían metido bien metido los asesores que le administraban las cuentas que las mujeres mejor alejadas del saber, de libros lecturas y escrituras….. Decían que era lo mejor lo que se hacía en general y él lo llevó a rajatabla…