Si te enfermas, es tu problema - por Alba Piñol Farré *

Esta mañana, en eldia.es, se publica una entrevista de la periodista Seray Encinoso al Director General de Salud Pública, Ricardo Redondas, en la que resume, valientemente y con diligencia, el problema del HUC. Según el entrevistado, los problemas del HUC son endémicos y se sintetizan en:

            1.- la precariedad originada cuando el HUC se integró en el Servicio Canario de Salud,

            2.- desfase entre la plantilla real y la que aparece en la relación de puestos de trabajo y,

            3.- hay demasiados enfermos frente a la plantilla del HUC.

            Para 2017, el presupuesto solicitado por los políticos para mantener los recortes era de 240 millones y, se les ha acordado, solo, la cantidad de 75 (un 31% de lo solicitado, de los cuales desconocemos el porcentaje para la sanidad privada que de seguro no disminuirá), por lo que, dice Redondo “el presupuesto para el SCS tampoco da”. En toda esta historia,  los más afectados por la medida siguen siendo los enfermos. Es decir, teniendo en cuenta que el problema de fondo es la existencia de demasiados pacientes, se me ocurren varias soluciones para paliarlo:

a) no ponernos enfermos,

b) si eso ocurre, tratarnos con una agüita bebida que calme el dolor de pierna; aplicarla con un trapito en el ojo o dejar de utilizarlo,  llegado el caso; solicitar amparo a la virgen de la Candelaria o a santa Rita (patrona de los imposibles); o…

c) en el caso en que la situación empeore, siempre se podrá consultar a los sanitarios del centro de salud correspondiente, que tramitarán una consulta vía intranet al CAE del que dependen, con la mención urgente. El especialista que lo recibe, considerando la urgencia con la que se ha tramitado, le mandará una respuesta en la semana a su colega con la mención: “llamarán de administración para la cita”, que tendrá lugar tres o cuatro meses después de la primera consulta.

            Cuando el enfermo sea recibido por el especialista, éste, de mala gana y molesto por ser del HUC y tener que visitar en un CAE, es probable que ni le abra ficha y que se lo quite de encima sin mirarle a los ojos o explicarle el por qué de su dolencia.

d) Como última solución, y la más eficaz, para el paciente es morirse, así ayudará a que la sociedad pueda tener una mejor sanidad pública.

            Esto es lo que me ha transmitido la entrevista de la periodista Seray Encioso. a Ricardo Redondas

            Dejó de lado el cinismo. El pasado mes de diciembre intenté interesarme personalmente por unas movilizaciones del personal de urgencias que tuvieron lugar entre octubre y noviembre. Para ello, me acerqué a la sede de uno de los sindicatos del HUC preguntando cómo había terminado y cuáles eran sus planes.  Me contestaron que no sabían nada y que si quería estar al corriente que “llamara de vez en cuando a un 922…”, un fijo. Llamé unas cinco veces y cuando cogían el teléfono nunca estaban al corriente de nada. Les pregunté si podía dejar mis coordenadas para que me informaran y me dijeron que era mejor que llamara. Nunca pude tener información. Así que, para cerrar el escrito, me permito transmitir unas cuantas preguntas que me preocupan tanto como el morirme para que la sanidad pública mejore:

                        ¿Dónde están los sindicatos del HUC que representan los intereses de los trabajadores? ¿Dónde está el posicionamiento de los sanitarios contra ese destrozo, que no sea mantener su descontento en los pasillos? ¿Dónde están las asociaciones de defensa de la sanidad pública para problemas tan concretos como los indicados? ¿Dónde está la colaboración de los tres sectores para sacudir a los políticos y entiendan cual es el problema real?

* En La casa de mi tía por gentileza de Alba Piñol Farré