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martes, 19 de marzo de 2024 10:18h.

es hora de acabar con esta espiral de insultos, desprecios, negaciones e intolerancias

Si no entendemos a VOX no entendemos España - por Eloy Cuadra

 

FRASE VOX ELOY

 

Si no entendemos a VOX no entendemos España - por Eloy Cuadra, articulista, escritor *

Aclaro antes que nada para evitar insultos innecesarios, pocos hay menos sospechosos de ser o acercarse a VOX que este que os escribe. Basta un vistazo a las hemerotecas para comprobar cómo está mi firma adjuntando unas cuantas denuncias por racismo y xenofobia en España, contra el propio Gobierno español, contra partidos políticos de ultraderecha y nacionalismos rancios, contra medios de comunicación reaccionarios y hasta en un libro de más de 300 páginas, al margen de otras manifestaciones en la misma línea en las antípodas de lo que VOX propone. Dicho esto, no puedo más que expresar cierta tristeza y preocupación por el devenir de los acontecimientos. Creo que es hora de acabar con esta espiral de insultos, desprecios, negaciones e intolerancias. Porque nos guste más o nos guste menos este partido VOX, cumplen con los mínimos exigibles para participar en las elecciones y son 3,6 millones de votos, 52 escaños, la tercera fuerza política del país y hasta el partido más votado en la región de Murcia. ¿Acaso son la mayoría de murcianos de repente unos fascistas, franquistas o ultraderechistas violentos y radicales? La misma pregunta valdría para los casi 900.000 andaluces que votaron al partido de Abascal en las Autonómicas de 2019.

 Creo que entienden por dónde voy, es hora de meter un poco de cordura y entender a VOX en su justa medida como lo que es: una reacción contraria frente a una dinámica política clara y manifiesta seguida en España en las últimas décadas. Porque no nos engañemos: VOX no surge por un deseo de resucitar a Franco, no lo fundan unos primos lejanos del Ku Klux Klan americano, no es un proyecto que nace con la idea de devolver a la mujer al siglo pasado porque odian a las feministas, todo eso es parte de los añadidos, la parafernalia, lo que más suena, pero no es lo que mueve a la mayoría de sus votantes a elegir esta opción. Lo que en verdad está detrás de la mayoría de esos 3,6 millones de votos es el deseo de que España no siga derivando hacia un batiburrillo de reinos de taifas dónde siempre ganan y mandan los que más pesan, esto es, los nacionalismos, los catalanes y los vascos especialmente, por obra y gracia de un sistema electoral qué preferencia y privilegia a este tipo de opciones y qué hacen a estas comunidades con fuerte voto nacionalista cada vez más ricas e influyentes en la política española -aún cuando algunas de estas quieren separarse de España-, y a otras como Andalucía, Extremadura, Murcia o Canarias cada vez más pobres e insignificantes por la nula presencia de partidos nacionalistas o independentistas.  

Visto así VOX es simple y llanamente un movimiento de compensación, que trata de tirar hacia un lado de un país que entienden que se descompensa excesivamente hacia el otro con riesgo de colisión, ante la pasividad e inacción de un PP de Rajoy corrupto y enajenado y un PSOE que no es más que una empresa de marketing y publicidad. Si lo entendemos así es un movimiento sano, una especie de termostato que juega a equilibrar lo que se desequilibra. Así al menos los veo yo, aunque nunca los vaya a votar, aunque no comparta muchas de las barbaridades que vociferan sus líderes y mucho menos su discurso de odio y exclusión, porque trato de ver el fondo, lo que está detrás de los fuegos de artificio, lo que mueve a mucha de la gente que los vota, y algo de verdad y razón también tienen.  

¿A dónde quiero llegar?, se estarán preguntando algunos. Es sencillo: hay que dialogar, hay que entenderse, hay que enterrar los odios, los insultos, las fobias, los fanatismos, las herencias y las nostalgias, hay que aceptar cada movimiento político como legítimo si ha cumplido con unos mínimos, aunque nos desagrade, aunque no nos guste. Y esta llamada vale para los dos bandos, porque los mismos ríos de odio y desprecio que corren desde las izquierdas hacia VOX y el PP corren desde VOX y sus derechas afines hacia Podemos, Iglesias, Sánchez y cía. ¿Acaso nos hemos olvidado de dónde venimos? ¿Olvidamos que hace 80 años media España se levantó en guerra contra la otra media en un enfrentamiento loco y sanguinario por ser incapaces de sentarse hablar? ¡¿Es que no hay remedio para los españoles?!

Parece que no aprendemos, pero yo me resisto a creer que no es posible. Así, si media España quiere un país más unido, más centralizado, menos autonomista, y la otra media están por otras cosas con algunos con ganas hasta de irse, si todas las opciones están dentro de la Ley habrá que buscar un punto medio de consenso, tendremos que hablar y habrá que ceder, cada uno un poco, para encontrar un acuerdo que nos permita levantar un país que va camino de convertirse en una democracia fallida, si no lo es ya. Porque la política es eso, es disenso, y es consenso, no va de perretas ni caprichos de niños, no va de tomar el cielo por asalto, no va de mesianismos, endiosamientos o fanatismos nostálgicos, va de entenderse y llegar a acuerdos. Y si en este diálogo hay que cambiar las leyes, las reglas del juego electoral y hasta la Constitución misma pues se cambian, porque nada es eterno e inamovible, y todo será bien empleado para evitar más guerra y sufrimiento, porque, no lo olvidemos, mientras escribo estas líneas España es un poco más pobre que hace 5 minutos. Y es que en ese breve lapso de tiempo algún enfermo habrá muerto por falta de atención sanitaria, alguna empresa habrá quebrado por falta de previsión económica y algún desgraciado estará pensando en quitarse la vida por falta de esperanza. Si queremos que esto siga así sigamos avivando el odio, si no queremos eso, vamos a hablar.    


* La casa de mi tía agradece la gentileza de Eloy Cuadra

ELOY CUADRA

 

MANCHETA 21