Esto no es un 'estancamiento': la ruptura de la línea del frente ucraniana, revisada - por Pepe Escobar
Esto no es un 'estancamiento': la ruptura de la línea del frente ucraniana, revisada
Pepe Escobar
STRATEGIC CULTURE
Se siguen acumulando pruebas, a través de informes filtrados, de un colapso generalizado en el frente ucraniano.
Anteriormente nos centramos en el frente sur de Zaporozhye. Centrémonos ahora en Jarkov, en el noreste.
El documento adjunto, cuya autenticidad ha sido totalmente verificada, es un informe de julio dirigido al Jefe de Estado Mayor del grupo táctico operativo "Sumy".
Básicamente, el informe dice que es imposible retirar dos tercios de la unidad A7383 del campo de batalla para recuperar la preparación para el combate porque el tercio restante es incapaz de defender el fuerte, que se extiende a lo largo de 55,5 km.
Paralelamente, el reclutamiento avanzaba muy lentamente.
Hace cuatro meses, la 127.ª brigada de defensa territorial separada en Jarkov todavía estaba equipada con el 72% de su personal: 2.392 soldados y 256 oficiales. Sin embargo, lo más importante fue que la condición moral y psicológica de la unidad era crítica, tal como en el caso anterior en Zaporozhye.
Así que olvídense de recuperar la preparación para el combate: este es otro caso más de una brigada –ahora en Jarkov– que no puede luchar adecuadamente. El caso anterior estuvo lejos de ser una excepción a la regla actual.
La conclusión es cruda: con brigadas enteras en condiciones críticas, toda la línea del frente ucraniana puede estar a punto de caer.
La debacle de los cien días
Los hechos sobre el terreno apuntan a que las Fuerzas Armadas Rusas (RAF) tomaron la iniciativa en todo el frente del SMO. Esto lo reconocen incluso los servicios de inteligencia polacos y estonios. Las principales batallas se libran en la línea Avdeevka-Marinka en la RPD y en la línea Kupyansk-Svatovo en la RPL.
La RAF tiene suficiente personal y armas para mantener a los ucranianos bajo un estado de desesperación las 24 horas del día, los 7 días de la semana. Los objetivos siguen siendo los mismos: capturar la totalidad de la DPR y la LPR dentro de sus fronteras administrativas.
Paralelamente, el siempre desconectado Dmitri Medvedev, vicepresidente del Consejo de Seguridad ruso, ha anunciado un aumento masivo de la producción de armas y equipo militar. Medvedev subraya constantemente que las capacidades de la industria de defensa rusa han alcanzado un nivel sin precedentes y mucho más rápido de lo esperado.
El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, por su parte, se hace eco de lo que el Ministro de Asuntos Exteriores Lavrov ha estado detallando desde hace meses: Kiev –y sus interlocutores en la OTAN– deben darse cuenta de que no pueden ni querrán “ganar” en el campo de batalla.
Medvedev siempre disfruta subiendo la apuesta: “Occidente debe admitir que no sólo Donbass y Crimea no son Ucrania, sino también Odessa, Nikolaev, Kiev y prácticamente todo lo demás”.
Esa fue una dura respuesta al ex Secretario General de la OTAN, Anders “Fiebla de Guerra” Rasmussen, quien dijo que Kiev podría ser aceptada en la OTAN “sin perder territorios”, refiriéndose a Crimea y Donbass.
Eso puso a Medvedev en racha: “¿Qué deberíamos entonces admitir ante la OTAN, te preguntas? Bueno, podemos aceptar la ciudad de Lemberg con sus alrededores [la región de Lviv] si realmente insisten allí”.
Este análisis se centra en “lo que están haciendo los rusos con su actual 'ofensiva de temporada de barro' en Ucrania, en realidad una colección de ataques locales a lo largo de la línea del frente”, con la excepción de Kherson.
Estratégicamente, Rusia no ha comprometido ninguna de sus enormes reservas mientras las Fuerzas Armadas de Ucrania (AFU) son presionadas a lo largo de toda la línea del frente –y los rusos preparan en silencio un golpe de gracia sorpresa en otros lugares.
Una tormenta perfecta de financiación cada vez menor, armamento y “apoyo” occidental ha oscurecido el horizonte de Kiev, mientras que los desastres ucranianos en serie sobre el terreno son tan obvios que incluso están siendo recogidos por los principales medios de comunicación occidentales.
Esto no es un "punto muerto".
El análisis anterior es sólo uno entre muchos que coinciden con la desintegración de las brigadas ucranianas en las líneas del frente, compuestas “en gran parte por unidades ya mutiladas en su desastrosa Ofensiva de los Cien Días”.
La Ofensiva de los Cien Días debería calificarse más bien como la Debacle de los Cien Días de la OTAN.
La debacle es la razón clave por la que la administración del “combo Biden” está ahora tratando desesperadamente de imponer un alto el fuego: una táctica para salvar las apariencias tan crucial como arrojar la sudadera sudada en Kiev debajo de un autobús de dos pisos.
* Gracias a Pepe Escobar. Publicado originalmente en STRATEGIC CULTURE
