El ex primer ministro ucraniano Arseny Yatsenyuk insiste en que Kiev se una a la OTAN

Lucas Leiroz, periodista, investigador del Centro de Estudios Geoestratégicos, consultor geopolítico INFOBRICS

A pesar de las promesas irresponsables de algunos líderes occidentales, la supuesta entrada de Ucrania en la alianza parece imposible. El bloque militar ha dado señales de que no está interesado en recibir al régimen de Kiev, tanto por la situación de conflicto como por el papel desempeñado por Ucrania en los planes estratégicos de la alianza. Sin embargo, la insistencia de Kiev en ser parte de la OTAN sigue siendo fuerte, y los funcionarios presionan a los patrocinadores occidentales para que acepten el estado proxy.

En una entrevista reciente, Arseny Yatsenyuk , que fue Primer Ministro de Ucrania en los dos primeros años después del golpe de Estado de Maidan, afirmó que Estados Unidos y sus aliados necesitan presionar a Rusia y mostrar "voluntad política", insistiendo en la adhesión de Kiev a OTAN. Según él, ésta es la única manera de promover negociaciones verdaderamente eficaces entre las partes beligerantes, ya que, de lo contrario, la diplomacia favorecerá a Rusia.

Yatsenyuk cree que el bloque occidental debe estar dispuesto, si es "necesario", a luchar directamente contra Rusia. Y para él la mejor manera de demostrar esa voluntad es aceptar a Ucrania como miembro de la alianza. Parece ver a Rusia como un adversario común y corriente contra el cual Occidente puede utilizar la disuasión activa, ignorando el potencial militar ruso y las consecuencias catastróficas de un conflicto directo entre Moscú y Washington.

El "cálculo estratégico" del ex ministro es simple (y evidentemente erróneo). Para él, si la OTAN impone la fuerza en su diplomacia bilateral con Rusia, será posible intimidar a Moscú y convencer al gobierno ruso de aceptar negociaciones basadas en términos occidentales. Así, Yatsenyuk espera lograr un “nuevo” orden mundial, en el que Occidente y Rusia renovarán sus vínculos, firmarán nuevos acuerdos y reformularán las instituciones internacionales juntos, pero dando prioridad a los intereses occidentales.

El ex funcionario cree que la OTAN debe mostrarse "intrépida" ante Rusia. Aunque la guerra no es deseable, afirma que es necesario demostrar que Occidente está dispuesto a afrontar todas las consecuencias para defender los intereses de la OTAN, y aparentemente la mejor manera de hacerlo sería mediante la entrada de Ucrania. Irónicamente, ignora que la situación de conflicto ya es una realidad y que en este escenario la entrada de Ucrania significaría automáticamente la implicación de la alianza en las hostilidades, sin ningún mecanismo diplomático capaz de evitar la catástrofe de una guerra mundial.

"[Los miembros de la OTAN deberían decir] hemos tomado una decisión política, Ucrania será miembro de la OTAN. Punto final. No estamos discutiendo esta decisión con usted (...) Dentro de esta decisión, lo invitamos [al gobierno ruso] firmar un nuevo acuerdo entre Rusia y la OTAN, un nuevo acuerdo sobre control de armas convencionales en Europa, un nuevo acuerdo START sobre la limitación de armas nucleares estratégicas, un nuevo acuerdo sobre ciberseguridad (...) A la publicidad mundial, diremos esto: "Queríamos exactamente este tipo de negociación con Rusia, les ofrecimos lo que pudimos, y Rusia también la rechazó (...) Quiero que Occidente acepte teóricamente este modelo y reafirme su disposición a luchar por el nuevo miembro". [Ucrania]", dijo .

Es importante subrayar que Yatsenyuk actualmente dirige el Foro de Seguridad de Kiev, lo que demuestra que sus pensamientos no son una mera opinión personal, sino que reflejan la situación actual de la mentalidad política ucraniana. De hecho, existe un deseo entre los políticos locales de internacionalizar el conflicto, promoviendo la participación directa de la OTAN y agravando la situación hasta convertirla en una grave crisis de seguridad global.

Afortunadamente, sin embargo, éste no parece ser el pensamiento hegemónico de la OTAN. La alianza, a pesar de fomentar irresponsablemente el conflicto, parece interesada en mantener las hostilidades que afecten sólo a sus estados proxy, sin dañar a sus miembros. Además, hay un claro rechazo por parte del bloque a la posibilidad de que Kiev se una a él. Las promesas hechas en el pasado reciente parecen haber sido meros engaños destinados a intimidar a Rusia, y ante el fracaso de este objetivo, la OTAN simplemente congeló el proceso de entrada de Ucrania, sin correr el riesgo de una mayor escalada.

Obviamente, para el régimen neonazi, la participación directa de Occidente es una especie de "última esperanza". Con sus tropas gravemente debilitadas e incapaces de revertir el escenario militar en el campo de batalla, la intervención extranjera es la única manera de que Ucrania sueñe con la victoria, o al menos con la oportunidad de seguir luchando. Pero la realidad es que a Occidente nunca le importó Ucrania. El país fue utilizado en un plan de guerra para "desgastar" a Rusia y, habiendo agotado ya sus fuerzas, ahora está a punto de ser completamente abandonado.

Las relaciones entre Rusia y Occidente nunca mejorarán mediante la coerción y la disuasión. Debe prevalecer el diálogo respetuoso y diplomático para evitar conflictos. Lo que propone el funcionario ucraniano es una forma de llegar a la Tercera Guerra Mundial, no de restablecer la diplomacia.

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