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sábado, 27 de abril de 2024 11:57h.

“A los fascistas se les para con más derechos” - por Ana Pardo de Vera

 

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Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, recomienda este artículo

“A los fascistas se les para con más derechos”

Ana Pardo de Vera

PÚBLICO

La mezcla compleja de pragmatismo y partido -o viceversa- que impregna las elecciones de ministros y ministras por parte de Pedro Sánchez (PSOE) y Yolanda Díaz (Sumar) señala un camino para esta investidura, que pivota sobre un pilar fundamental de corte institucional y político, muy político: el presidente del Gobierno ha fusionado los ministerios de Presidencia y Justicia y ha sentado al volante a Félix Bolaños, dirigente de confianza y de cabecera de Sánchez; del PSOE hasta las trancas y muy, muy político, pero también reconocido gestor. Más le vale llevar estas hechuras encima, porque a Bolaños le corresponde tutelar dos de los grandes quebraderos de cabeza de esta legislatura que empieza: el trámite parlamentario y la aplicación de la ley de amnistía (el superministro también tiene la competencia de Relaciones con las Cortes) y la renovación del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), secuestrado y okupado desde hace cinco años por el Partido Popular en violación flagrante de la Constitución. En la mesa de Bolaños se irán sentando los tres poderes del Estado, de su trabajo dependen, por tanto, cuestiones de base para garantizar el avance democrático y la conquista de derechos; depende lograr de una vez instituciones limpias de reaccionarios.

Es imposible separar el resultado de las elecciones argentinas y la victoria del fascista Milei de la puesta en marcha de un Gobierno muy pensado para enfrentar a la ultraderecha que campa estos días por las calles y las instituciones. Los movimientos fascistas que hemos contemplado, las amenazas, la violencia explícita e implícita, no han surgido por casualidad, ni en España ni en Argentina. En líneas generales, en realidad, una parte de esos cavernarios siempre han estado ahí, alimentados por elites nostálgicas del franquismo o, como mínimo, del “O gobierno yo o nadie”, la iglesia o la Corona; la otra parte viene de la antipolítica alimentada por bulos, teorías de la conspiración de todo pelaje y un sentimiento de frustración ciudadana por la crisis económica y de desigualdad en absoluto desdeñable. La antipolítica siempre se cuela cuando la política no resuelve, una evidencia más vieja que el comer que parece que no se acaba de asimilar.

Lo más importante del movimiento reaccionario, quienes lo han activado realmente hasta darle la entidad de la que dispone estos días, es la colaboración, el amparo y el abrigo de una derecha que se decía “centrada” y “moderada”, pero que ha acabado confesando con los hechos que, ante la idea de perder el poder, no hay derechos humanos y consensos democráticos alcanzados que valgan. Feijóo con Abascal, Macri con Milei … Sin su apoyo y normalización, el fascismo no crece. Y a eso se enfrenta el nuevo Gobierno, nada más y nada menos: a neutralizar las tácticas fascistas de unos y otros y a devolver a los y las ciudadanas la confianza en la política.

 

* Gracias a Ana Pardo de Vera, a PÚBLICO y a la colaboración de Antonio Aguado

https://www.publico.es/es/opinion/a-los-fascistas-se-les-para-con-mas-derechos/

ANA PARDO DE VERA
ANA PARDO DE VERA
PÚBLICO La casa de mi tía republica por el alto interés del contenido, bajo las Normas de Uso Justo de la UE
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