Las fuerzas progresistas Uno. Sistema ultraconservador Cero - por Erasmo Quintana *

Por fin ya se despejó la incógnita o malos presagios, ante el fundado temor de un nuevo tamayazo, visto el escandaloso precedente aquél, en la ya lejana Asamblea de Madrid, y la división-ruptura de la vieja guardia -los viejos barones- con los actuales responsables del Partido Socialista. El Partido Popular hace bien su trabajo manipulando con el mantra “España se rompe” a la vez que distorsiona la realidad del país, pues compra los principales medios de comunicación, a los cuales el ciudadano medio sigue a pies juntillas, diciéndose: “es verdad porque lo vi en el periódico y lo oímos en la radio y en la televisión”, y eso para él va a misa.

La señora Cuca Gamarra (PP), envalentonada, ha pedido a los “socialistas buenos” se rebelen contra Pedro Sánchez y voten a favor de la investidura de su compañero Núñez Feijóo, incitando al transfuguismo como el mejor capo de la mafia. Esto es clara consecuencia del comportamiento indigno de la aburguesada pareja Felipe-Guerra, ambos opinando públicamente en contra de Pedro Sánchez, a los que se unen Joaquín Leguina, Tomás Gómez, Corcuera, Lambán, Rosa Díez, Emilio García-Page, el ex-ministro de Justicia Juan Alberto Belloch, que dijo: “Sánchez es el peor presidente del gobierno socialista que ha tenido este país”. Paco Váquez, exalcalde socialista de la Coruña, hablando pestes de sus antiguos compañeros (En 2014 se dio de baja como militante del PSOE), el cual se siente cómodo en las ondas de la Cope junto a Carlos Herrera, furibundo enemigo de todo lo que le huele a socialismo del PSOE.

Es natural lo que todo esto produce: los medios de comunicación propiedad del PP, buscan desesperadamente en los dichos disidentes, que no reparan en dar carnaza hablando mal de su partido. Cadena Cope, la radio de la Conferencia Episcopal Española, la de los obispos, es la primera en reclamar de estas grandes figuras del PSOE para que, a través de su cadena despotriquen del socialismo. El "progresista" gallego Paco Vázquez, que fue premiado por Felipe González con el nombramiento de Embajador de España ante el Vaticano, ha dicho sobre Pedro Sánchez que “ha convertido el PSOE en un partido de palmeros, en una secta”. Nos resulta difícil comprender que gente como el gallego Vázquez haya llegado tan lejos en una organización como la del Partido Socialista, ése tan religioso y meapilas, por lo que se ve, pues nunca le oí una expresión en favor de los necesitados que tanto abundan en esta sociedad tan injusta.

El dúo Zipi y Zape -Felipe González y Alfonso Guerra- que se dicen “socialistas”, nosotros creemos que bien apañados, pues González se ha hecho de oro con las puertas giratorias, ganando el mismo sueldo del Rey, por una asistencia al mes en consejos de administración, y Guerra, casi cuarenta años sin bajarse del escaño parlamentario, ganando un pastón sin necesidad de molestarse mucho por su parte, lo atestiguan. Todo, gracias a que nos mantuvieron engañados cuarenta años, estos aburguesados nuevos ricos, cobrando del Estado. Su actual estatus económico hace que se identifiquen más con Vox y el PP que con el PSOE. Su sinvergonzonería no tiene parecido ni parangón con nadie que se dedique a la política. Además, aquella simpleza de ir “en contra” de su propio partido no la vemos en ningún otro político. Más bien todo lo contrario: se van de la primera línea política, pero no permiten que, en su presencia, les cuestionen lo más mínimo a su partido.

Con el alma metida en un puño, temiéndonos un posible tamayazo, cosa imposible descartar teniendo en cuenta lo inaudito de Felipe González, que junto a su ahora fiel Guerra -con el que nunca tuvo filing- pero integrante de esa “vieja guardia”, compuesta de exministros de sus gobiernos, así como altos cargos en la Administración del Estado, y que a él le deben haber llegado donde llegaron, hacía predecible el cerrar filas con el “jarrón chino”. Por su lado, con un arte que es de admirar, el aspirante Núñez Feijóo, convirtió el espectacular fracaso parlamentario a la presidencia del Gobierno en una sonada victoria, porque según él, pertenece a la fuerza más votada, y por ende, aplastante ganadora de las últimas elecciones generales. Está investido de algo maravilloso, pues su partido siempre debe ganar: en la Comunidad donde no alcanzó la mayoría de los votos, se ha unido a Vox y consigue gobernar, dejando en la cuneta al partido mayoritario que suele ser el PSOE, como ocurrió en varias Comunidades y aquí en Canarias; esto mismo no le vale a Feijóo si es él la fuerza más votada, el Gobierno le pertenece porque es quien tiene más votos.  Y en el otro lado, el progresismo, porque, comparados con la cerrilidad del PP y Vox, hasta partidos conservadores pero civilizados, como PNV y Junts, aparecen como progresistas. Dejando aparte la cuestión del independentismo y la aventura alocada de 2017, con lo que no estamos de acuerdo, el talante de los partidos de derecha de Euskadi y Cataluña es un ejemplo de lo que debería ser la derecha en toda España. 

Conclusión: dos jornadas las del Congreso de los Diputados que fueron un gran bodevil o comedia valleinclanesca. En aquel recinto se habló de todo, de lo divino y de lo humano. Algo de lo más importante estuvo ausente en la preocupación de sus señorías: el pueblo y sus ancianos vulnerables;  esas madres solteras que ninguna institución ayuda; nada se dijo de esos jóvenes en edad de casamiento y emanciparse y que no consiguen trabajo y habitación; de esos cada vez más frecuentes y terribles asesinatos machistas sobre la mujer por ser mujer; hacer leyes para que paguen a Hacienda en proporción a la riqueza que se tiene; ayudas al desvalido; derogación de la Ley Mordaza; hacer leyes para que se distribuya con equidad la riqueza que se crea en el país; vigilar los precios en la cesta de la compra... Nada de esto se oyó en aquel respetable Parlamento. 

Erasmo Quintana