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sábado, 27 de abril de 2024 00:00h.

El género gramatical en la Constitución Española - por Nicolás Guerra Aguiar

 

frase aguiar

El género gramatical en la Constitución Española - por Nicolás Guerra Aguiar *

 

carmen calvoA la señora vicepresidenta del Gobierno español -comprometida con el feminismo- le preocupa el lenguaje de la Constitución: “Tenemos una Constitución en masculino”, afirma. Y acierta, vive Dios: dominan los sustantivos gramaticalmente masculinos (candidato, vicepresidente, ministros…).

Pero el adverbio gramaticalmente significa ‘Conforme a las reglas de la gramática’, es decir, marca género solo desde el punto de vista gramatical. Y gramatical nada tiene que ver con sexual. Así, ¿qué ley obliga a usar el femenino para mano? ¿Qué órganos sexuales tiene la voz fantasma para que el Diccionario la catalogue como masculina… o fuera femenina en tiempos de Quevedo?

En ambas la lengua usa una categoría gramatical inherente a ellas, lo cual no impide el cambio de género también producido en la palabra puente (pons): masculina en latín; femenina durante la Edad Media y nuevamente masculina. Sin embargo, gallego y portugués la consideran como en el siglo XIV. Hay, incluso, palabras indistintamente masculinas o femeninas: el mar / la mar.

hombre mujerQue el “lenguaje masculino” domine en la Constitución no significa que se refiera exclusivamente a varones, pues una característica de las lenguas románicas (derivadas del latín) es la economía del lenguaje: el femenino figura como género marcado (“niña”), y el masculino engloba a ambos (“los humanos”). Así se evitan textos sobrecargados como “El / La tutor / tutora del / de la alumno / alumna…”. (Defiendo, sin embargo, construcciones como “Consejo de Ministras y Ministros”, nada repetitiva -artículo del 14 de junio-.)

gramáticaLo contrario también pudo haber sucedido (pero no sucedió): que el género gramatical masculino solo se refiriera al hombre. Por tanto, en la Constitución dominaría el femenino como género englobador y, así, leeríamos en ella “las diputadas [‘diputadas y diputados’]…”. E, incluso, los dos primeros versos de un poema hernandiano dirían “Andaluzas de Jaén, / aceituneras altivas”. O acaso “Esta mujer del casino provinciano” sería el inicial de “El pasado efímero”, composición de Antonio Machado. (Lo cual implicaría una revolución social: si la mujer es quien está en el “casino provinciano”, ¿por dónde andaría el varón? ¿Quizás en tareas de hogar como así impuso nuestra sociedad –pero a la inversa- durante siglos?)

 

rita pavoneLos varones, sin duda, estaríamos desde hace años reclamando frente a la preeminencia del femenino en la lengua. E incluso muchos se hubieran rebelado contra tal particularidad heridas las profundidades mentales de su caracterización como macho ibérico que los domingos abandona a su mujer por el fútbol (“No te importa que me quede en casa sola”, cantaba Rita Pavone, ciclo de absoluta linealidad mental).

 

maridos volviendo del mundial

madresSin embargo la milenaria tradición impuso el masculino, tal vez por la propia organización de la sociedad controlada y dirigida por el homínido macho, más fuerte. Aunque no siempre fue así. Dicen los estudiosos que antes del asentamiento y abandono del nomadismo el corazón de la sociedad era la hembra, en torno a la cual giraba la perpetuación de la especie. Por tal razón ella era libre de elegir al macho fecundador. Lo cual no implicaba, en absoluto, el monopolio por parte de este: la hembra desconoce quiénes son los padres de sus hijos, pues se apareaba con varios varones quizás por el inconsciente impulso de la maternidad.

dama brasssempouyvenus de willendorftaraAcaso la dama de Brassempouy (40 000 años a. C.) y la venus de Willendorf (25 000), así como el canario idolillo de Tara (período prehispánico, desde el siglo I a.C. hasta el XV d. C.) sean tres ejemplos. La primera es una de las más antiguas representaciones del rostro humano. La segunda es una mujer desnuda, anatómicamente muy voluminosa y cuya mirada se dirige hacia la abultada mama derecha: ¿acaso porque alimenta y da vida a sus hijos? (Recuerdo a mi catedrático de Historia del Arte, don Jesús Hernández Perera: él hablaba de “prominencias carnosas.)

Jesús Hernández Perera

Jesús Hernández Perera

El idolillo de Tara (El Museo Canario) está relacionado, también, con el culto a la fertilidad: mujer de voluminosos brazos y muslos y cuyos órganos sexuales externos están marcados. Su antigüedad puede rondar solo los dos mil años. Pero no olvidemos que los habitantes de Canarias -cuando Europa ya construía catedrales góticas- vivían en el Neolítico. (¿Por qué, precisamente, caras y cuerpos de mujeres?)

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Grabado de Le Canarien que representa la isla de Gran Canaria en el Siglo XV - ABC

 

Sí, el género gramatical masculino impera en la Constitución. El diario ABC registra la voz españoles veintitrés veces. Pero españolas, ninguna. Treintaicuatro veces nombra a los ministros frente a la ausencia de ministras. Y siete se repite trabajadores, única palabra referida a quienes trabajan. Pero sí reconoce la igualdad entre hombres y mujeres en el artículo 32.1.: “El hombre y la mujer tienen derecho a […]”.

En nuestra lengua encontramos las llamadas “asimetrías semánticas”: se refieren a la atribución de características animales a hombres y mujeres (mujeres y hombres). Destacan distintas valoraciones de vocablos según se aplique a uno u otra (otra o uno). Así, zorro frente a zorra: el masculino se emparenta con hombre astuto; el femenino con prostituta, ramera, fulana, mujer pública, puta, mujerzuela, mujer promiscua, facilona, lasciva, viciosa del sexo, sexualmente provocativa, fulana. Y en Gáldar, años ha, las palabras querida o, hiperbólicamente, querindanga.

Hay más ejemplos: el hombre voluminoso es un ropero; pero la mujer se convierte en vaca o foca. El varón fecunda; la mujer pare como una coneja. Fuera del mundo animal se da el mismo caso en individuo / individua; hombre público / mujer pública; solterón empedernido / solterona; fulano / fulana; verdulero / verdulera...)  

La señora ministra, en fin, reivindica con todo su derecho la diferenciación hombre / mujer dentro de la Constitución. Sería un proceso arduo y largo en el tiempo, pero no imposible. Si los hablantes -únicos propietarios- la imponen, así será.

 

gramáticaconstitución

 

Pero ahora mismo me parece mucho más importante -sin restar trascendencia a tal justa reivindicación- que como ministra y vicepresidenta atienda a una demanda social: ¿fue el señor Borbón y Borbón beneficiado por la amnistía fiscal del señor Montoro? ¿Tiene cuentas secretas en bancos extranjeros? ¿Por qué PP, PSOE y Ciudadanos frenaron la comparecencia de la ministra de Hacienda en el Congreso?

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Nicolás Guerra Aguiar

NICOLÁS GUERRA AGUIAR RESEÑA

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