India, el país de los mil dioses (primera parte) - por Rosario Valcárcel
Nota de Chema Tante: Cuando una escritora y un escritor se arrejuntan en pareja, es inevitable que, coincidiendo las vivencias, converjan también sus temas literarios. Esta vez el inquieto casar cuenta, cada quien por su lado, su gira maharajienta. Y yo, que no soy imparcial, pues profeso por Rosario y Luis afecto y admiración, pienso que estas dos visiones viajeras de la India que nos ofrecen son cautivadoras,una por una y en su conjunto.
India, el país de los mil dioses (primera parte) - por Rosario Valcárcel, escritora, articulista, crítica de arte, animadora cultural *
En 1968 The Beatles fueron al norte de India a meditar y, aunque yo era muy joven entonces, estaba convencida de que algún día la vida me llevaría hasta esos lugares tan lejanos.
Y muy cerca en RAj Ghat encontramos un mausoleo de mármol negro dedicado a Mahatma Gandhi con una llama eterna y una inscripción de sus últimas palabras: “Hey Ram", que significa “Oh, Señor”. En ese lugar el 31 d enero de 1948 tuvo lugar su incineración. A medida que pasa el tiempo, su figura parece distanciarse de las tendencias prevalentes, aunque los políticos siguen explotando con regularidad la nostalgia por él. Allí mismo se encuentran los puntos de cremación de otros líderes indios como J Nehru e Indira Gandhi.
Navegamos por Chandni Chowk y en un riskhaw serpenteamos la ciudad. Yo me sentí como si me hubiese subido a los coches choques de las Ferias. El vehículo se desplazaba entre el caos a derecha e izquierda, avanzábamos en una enorme confusión entre cientos de bocinas de motos y bicicletas, entre risas y desconfianza, por callejas con olor a especias y aguas residuales. Un lugar repleto de puestos de comidas, joyerías, libros amontonados sobre mesas, frutos secos, perros, cabras y alguna vaca. Bazares de cuento donde brillan los colores de los saris y los pequeños santuarios. Y curiosamente nos encontramos con una especie de pequeña procesión. Un grupo de jóvenes paseaban a la diosa Durga y, mientras cantaban, tocaban tambores y esparcían polvos de mil colores, la diosecilla bailaba. Nos dijeron que finalmente realizan un ritual: la inmersión la figura en el río Yamuna. Un país entre la realidad y la superstición.
La religión en India se considera parte de su identidad. Es la tierra santa del hinduismo y el budismo del yainismo y el sijismo, y es el hogar de importantes gurús espirituales. Hoy el hinduismo es la tercera religión más grande del mundo. Sus seguidores, denominados hindús suman 1.500 millones o un 15 % o 16 % de la población mundial. Los católicos suman más de 17 millones y el Islam es la segunda religión más grande de India con unos 150 millones de fieles aproximadamente 13,7 % de la población. El tercer país con mayor cantidad de musulmanes del mundo después de Indonesia y Pakistán.
Visitamos el templo Sij, Gurdwara Bangla Sahib y sus alrededores. Disfrutamos de la capital del estado del Rajasthan, Jaipur, una ciudad que según el guía está siempre metida en fiestas, una de las más conocidas el Teej, que se celebra en los meses del monzón, entre julio y agosto. Jaipur es conocida por la Ciudad Rosa de India y cuentan una leyenda sobre el color rosa que, una vez un maharajá eligió ese tono para los edificios para impresionar al príncipe Alberto de Sajonia, quien llegó desde el otro lado del mundo... Conocimos la preciosa fachada del Palacio de los Vientos, llena de ventanas con celosías, que servían para que las mujeres de la realeza pudieran contemplar los desfiles y procesiones sin ser vistas. Y en el laboratorio astronómico nos hablaron de la relación de la tierra con la luna y las estrellas.
Subimos a la Ciudad Fantasma, construida en el siglo XVI por el emperador Akbar. Bien conservados sus amplios espacios, tanto civiles como religiosos. Al llegar sientes que reina ese estado de metamorfosis inanimado, triste, como embrujado. Durante casi 16 años fue una brillante capital administrativa, pero después fue abandonada por que la falta de agua no solo era un problema grave sino que generaba otras situaciones. Curioso vimos un gran parchís en el suelo de un gran patio y nos dijo el guía que con él jugaban las concubinas para escoger quien pasaba la noche con el rey.