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sábado, 27 de abril de 2024 23:02h.

Las izquierdas deben reaccionar ante el avance ultra-conservador. Decisión - por Carlos Martinez

 

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Las izquierdas deben reaccionar ante el avance ultra-conservador. Decisión - por Carlos Martinez, politólogo, secretario general del PSLF y expresidente de Attac España *

 

Diversos informes e investigaciones, desde las Naciones Unidas a estudios sociológicos, politológicos y políticos de intelectuales y cuadros políticos llevan tiempo observando y debatiendo acerca de las causas del avance conservador. La crisis capitalista de 2008, las políticas de recortes sociales, privatizaciones siempre perjudiciales para la población en general, el Covid y ahora la guerra de Ucrania han incrementado la insolidaridad y sobre todo la inseguridad y el miedo. Unas desigualdades escandalosas sumadas al poder intocable de los ricos cada vez más ricos que imponen la ley del más fuerte. La necesidad de alguien fuerte te proteja en un mundo sin remedio en el que solo sirve el sálvese quien pueda. 

Las izquierdas que han gobernado hace décadas, han demostrado tener en demasiadas ocasiones los mismos vicios de poder que las derechas y han acogido a corruptas y corruptos que les han hecho un daño terrible y lastrado su credibilidad. Creando una manta de incredulidad sobre unos partidos que en su momento fueron obreros y ahora son progresistas liberales todo lo más. El globalismo además ha sometido a las izquierdas oficialistas a la guerra, los intereses de la anglosfera y del capitalismo blanco de origen europeo. Se ha laminado la solidaridad de clase con África, América o Asia creándose en las izquierdas europeas una mentalidad atlantista y de supremacía blanca en el mundo que ya ni los mismísimos Lula o Petro entienden.

Miedo al africano, miedo al oriental, miedo al eslavo que vienen a trabajar, estudiar y esforzarse comenzando por hacer lo que blancas y blancos no quieren o provocando la disputa por los servicios públicos y los subsidios que sirven a los neofascismos para estigmatizar todas.

Ya en 2008 leí un libro de Susan George publicado en 2007, “El pensamiento secuestrado” editado por Icaria que exponía como se estaba fraguando desde los EEUU un pensamiento conservador derechista con fuertes implicaciones religiosas. Si caemos de rodillas ante la anglosfera y sus jefes los EEUU caemos ante ellos en todos los sentidos, incluido el religioso. Las sectas protestantes más radicales controlan cada vez más la política conservadora o más bien son su punta de lanza. Cuando la iglesia católica comienza a dejar ser útil o al menos no tan útil y surge la teología de la liberación, la CIA introduce y/o financia a los evangélicos más sectarios en América Latina. Su objetivo es penetrar en los sectores populares con un mensaje religioso fanático que por tanto se enfrente al socialismo, al marxismo e incluso al progresismo, “hágase la voluntad de dios”. Algo similar ocurre el mundo árabe cuando CIA y MOSSAD apoyan a los sectores más rigoristas islámicos, desde los Hermanos Musulmanes a los Talibanes o sus antecedentes en contra del socialismo árabe, el nasserismo socialista y las fuerzas palestinas, argelinas o sirias e iraquís más progresistas, antiimperialistas y laicas. Claro que esta jugada al final les sale fatal, el tiro por la culata y cada vez les va más mal, pues incluso la reaccionaria Arabia Saudita busca su acomodo con China y la paz con el chiismo antiimperialista.

Pero Susan George nos advierte con gran lucidez, hace 13 años, de la influencia cada vez mayor de las sectas protestantes y su influencia política y económica rabiosamente pro-capitalista que ya controlan gran parte del aparato del Partido Republicano USA y son la base social del trumpismo. Trumpismo americano y trumpismo ya cada vez más fuerza en la caduca Europa. Sectores conservadores ultrareligiosos que provocan ser imitados también por católicos y la mayor parte de la jerarquía católica incapaz de frenar la ola protestante. Esto lo hemos visto ya en España cuando la líder del trumpismo español Díaz Ayuso introduce a una pastora evangélica en un acto político del PP y que va mucho más allá de ser una mera anécdota. Todo esto en sectas donde cualquiera puede ser pastor o pastora y que a diferencia de luteranos, católicos y musulmanes o budistas, carecen de la más mínima cultura y formación. Pero sirven todos ellos a los poderosos e inculcan su cultura.

La jerarquía católica ha conseguido por los hechos que la realmente descreída España vuelva a ser católica en lo que a ellos les interesa y es que personas que no bautizan a sus hijos o no se casan por la Iglesia presidan sus procesiones y respetan sus ilegalidades y latrocinios o sean excesivamente tolerantes con curas pederastas a los que la ley del celibato les importa un pimiento y el voto de castidad es para otros. “Los curas casaos o capaos” decían los jornaleros manchegos con la sabiduría de los obreros que tenían conciencia de clase. Pero en las sectas evangélicas cualquiera puede predicar doctrina, sin saber nada de nada de nada y siendo terraplanista o pensando que el mundo fue creado en seis días y tan felices. Pero sirven a los intereses de sus amos luchan a brazo partido contra la tolerancia, la cultura, el cambio social y el socialismo. Contra la democracia. Contra la lucha de clases.

Las religiones, todas ellas predican la sumisión al poder, la resignación ante las injusticias y son interclasistas. Caridad frente al estado social, ONGs religiosas contra servicios públicos, no al bienestar y anti socialismo feroz aunque ese socialismo sea una burda apropiación nominal y pro globalista.

El reino de España está dominado por una dinastía reinante católica oficialmente e impone a sus miembros la militancia en el catolicismo y la obligación de casarse por la Iglesia, bautizarse, ir a colegios religiosos etc. etc. incumpliendo la jefatura del estado la propia Constitución monárquica que convierte a España en un estado “aconfesional” que es un coitus interruptus para evitar el laicismo.

Susan George para combatir esta ola solo da una receta: Decisión en la izquierda. Dar la batalla cultural, dar la batalla ideológica. Ser izquierda.

Lula ha vencido a los evangélicos. Se les puede vencer. Los católicos talibanes que dominan la política española pueden ser derrotados. Porque en última instancia la religión para los poderosos no es sino un instrumento más para poder dominar y apaciguar a los pueblos que sufren la injusticia y la desigualdad. Para combatir incluso a sectores de creyentes tibios para ellos, que aceptan la democracia y cree en ella.

Finalmente la guinda del pastel ¿Porque los conservadores de los EEUU y el trumpismo niegan el cambio climático? Pues también tiene un apoyo religioso a algo que es una cuestión de codicia económica. Las sectas protestantes ultra reaccionarias creen que al mundo le queda poco tiempo, de hecho algunas sectas, cada pocos años predicen el fin del mundo. Luego si al mundo se va a acabar, lo importante es ganar mucho sin control ni reglas, dominar a todas las naciones en beneficio propio de la teocracia estadounidense el nuevo Isreael, extraer todas las riquezas de tierra rápidamente, porque el hombre está para dominar la naturaleza, el hombre rico naturalmente y ya se cumplirá la voluntad de dios. Esto que he escrito por desgracia no es un chiste, es una realidad.

Pero a esto le añadiré, las nuevas sectas católicas ultra conservadoras hace años que están combatiendo por apoderarse tanto del Vaticano como de las parroquias de barrio. Juan Pablo II que dicen fue fruto de otra brillante “operación externa” las protegió, dio carta de naturaleza y poder, mucho poder frente a las órdenes religiosas tradicionales en una operación contra esos teólogos descreídos que apoyaban la liberación y la justicia social. El Opus, los Kikos y toda una pléyade de sectas católicas reaccionarias son muy fuertes en Italia y España. Pronto las sufriremos si renunciamos a ser laicos, republicanos y socialistas. Estamos abriendo el paso gracias a la UE neoliberal, a las derechas más reaccionarias que son las que mejor sirven a los intereses de los grandes grupos de poder capitalista. El globalismo no sirve para enfrentarse a ellos, mucho menos para frenarlos.

Políticas de reparto, refuerzo de lo público, nacionalización de todos los servicios públicos y República o bien fascismo, extrema derecha y poder de las sectas católicas más reaccionarias. El problema es que sin demócratas no se puede construir democracia. El capitalismo nunca ha sido demócrata.

A la derecha solo se le vence desde la izquierda social y a la ola conservadora ultra religiosa desde el laicismo, la libertad e igualdad; el reparto de la riqueza y el no abandono de la clase trabajadora y sus derechos. No con datos macroeconómicos sino logrando que lleguemos a fin de mes, tengamos vivienda y el trabajo sea digno.

* Gracias a Carlos Martínez

CARLOS MARTÍNEZ PSLF
mancheta junio 23