Buscar
jueves, 02 de mayo de 2024 15:16h.

Jardines, turismo y dejadez - por Pilar Maceín Núñez

Dicen que de cada tres euros que tenemos en nuestros bolsillos uno procede del turismo. Eso significa que nuestro Archipiélago resulta atractivo para los turistas que nos visitan.

Jardines, turismo y dejadez - por Pilar Maceín Núñez

Dicen que de cada tres euros que tenemos en nuestros bolsillos uno procede del turismo. Eso significa que nuestro Archipiélago resulta atractivo para los turistas que nos visitan.

Además, está comprobado que un alto porcentaje de las personas que eligen como destino vacacional las Islas Canarias, y que se alojan en los establecimientos hoteleros, repiten hasta cuatro veces consecutivas. También sabemos que la cuarta vez ya deciden no volver más, porque consideran que está todo visto y experimentado.

De igual forma, la tipología de turista también ha cambiado con el paso de los años. La modalidad de sol y playa aún destaca con fuerza aunque el turismo natural, rural y sostenible crece sin parar en nuestras islas.

Tenerife presenta un abanico inmenso de posibilidades que pueden satisfacer las nuevas necesidades de los clientes que viajan para conocer nuestro rico patrimonio natural, cultural y etnográfico. Salvo nuestros espacios naturales protegidos, una amplia mayoría de paisajes, jardines, zonas verdes o zonas limítrofes a calles, caminos, carreteras o autopistas, se encuentran en la actualidad en un estado lamentable de abandono. Estos espacios debieran pintar de color y no de olor, y agradar y no ruborizar, el olfato y la vista de quienes aquí vivimos y de quienes nos visitan, porque son la carta de presentación y la antesala de todas las vías de comunicación entre nuestros pueblos, barrios y ciudades.

Cuando un viajero se traslada desde el Sur de la Isla hasta la capital o sus inmediaciones, puede ver a su alrededor un escenario dantesco, terrible y horroroso. Rotondas o espacios que han sido rehabilitados en los pasados años, con una importante inversión de dinero público, y zonas verdes cubiertas de plantas que fueron sembradas a finales del año 2012, se encuentran en la actualidad abandonadas a su suerte.

Por un lado, muchos ejemplares vegetales como las palmeras canarias (muy protegidas) ven como las autoridades deciden y permiten que se les corte el riego y que mueran lentamente a ojos de los visitantes y de la población local. Lo curioso es que si una palmera se encuentra en estado silvestre o, incluso, en espacios antropizados, en los que alguien la plantó en su momento, conserva su valor y la protección que le corresponde. Sin embargo, si fue plantada en espacios ajardinados puede abandonarse y morir: no pasa absolutamente nada porque no está especialmente protegida en tales entornos. ¿Es lógico esto?

Por otro lado, la inversión realizada con recursos públicos en la restauración, limpieza y acondicionamiento de los jardines, rotondas o espacios lindantes a las vías, con el esfuerzo económico de todos los contribuyentes que abonamos los impuestos para que estas y otras obras se realicen, se ignora nuevamente a pesar de la actual situación de crisis que ha evidenciado suficientemente el despilfarro de los recursos públicos.

A todo esto se le añade la mala impresión que se llevan en la memoria los viajeros y viajeras, hasta el punto de decidir no regresar a visitar determinadas Islas.

¿Cómo es posible que en otros países del mundo valoren sobremanera nuestra rica biodiversidad y algunas de las especies vegetales que encuentran su lugar en estas Islas y los responsables públicos permitan sin indolencia su sacrificio? Sobre esto deberíamos reflexionar y pedir responsabilidades.

http://www.alternativasisepuede.org/si-se-puede/opinion/item/2000-jardines-turismo-y-dejadez-pilar-mace%C3%ADn-n%C3%BA%C3%B1ez