Mirar al BNG

Rafael Álvarez Gil

TELDE ACTUALIDAD

Todo apunta a que el domingo en Galicia el BNG no solo superará, otra vez, al PSOE sino que irá a más. Al margen de esos datos, a sopesar la noche electoral y en la resaca posterior, es innegable que esta campaña electoral desde la oposición la ha liderado el BNG frente al principal oponente: el PP. Pero hay que ir más allá y detenerse en cómo una formación que en 2016 tan solo obtuvo 6 escaños (8,33% de los sufragios) pasó a 19 en 2020 (23,79% de los votos) y a ver qué alza (que es lo pronostican los sondeos) obtiene en unos días. El recorrido de la formación liderada por Ana Pontón es destacable y retrotrae la etapa gloriosa del BNG al mando de Xosé Manuel Beiras en los comicios de 1997 y 2001.

En nuestra tierra, NC está en una fase de reencuentro y punto de inflexión tras la salida del Pacto de las Flores del Gobierno de Canarias. Junto a los gomeros de ASG, fue el único partido que no perdió en el cómputo total de escaños, a diferencia del PSOE y Unidas Podemos. NC cosechó 3 en Gran Canaria, 1 en Fuerteventura y otro en Lanzarote. Eso sí, no repitió el de la lista autonómica, que tiene un valor cualitativo al encabezarla Román Rodríguez, pero Vox llegó... Mientras en el Parlamento le toca a NC hacer labor de oposición, Antonio Morales sigue presidiendo el Cabildo de Gran Canaria y las siglas gestionan diferentes consistorios como Santa Lucía de Tirajana, Gáldar, Guía, Valsequillo… quedó la derrota en Telde.

NC tiene tiempo más que suficiente para rearmarse cara el 2027. Pero tiene que tener claras las coordenadas ideológicas y organizativas ante semejante reto. Y aquí es oportuno traer a colación el modelo del BNG. Aún a algunos les chirría esgrimir el espejo de EH Bildu y ERC, pero el BNG no debe causar problemas para la izquierda canaria. Detrás del auge del BNG y de Ana Pontón hay mucho trabajo colectivo, de militancia. Ese que no se observa en el día a día, de hormiguita, pero que es tenaz porque lo sostiene un factor esencial: claridad del proyecto político que es, antes que nada, ideológico. NC debe afianzar sus categorías ideológicas sin remilgos, sin caer en la tentación de desdibujarse por aquello de intentar alcanzar a todas las capas sociales… Eso te vale (si acaso) para el ámbito local pero no para el canario. Este último es el que, de paso, te facilita obtener representación en el Congreso de los Diputados.

Una tarea a ejecutar sin prisas, primando la labor de aparato a lo institucional. Es decir, leninismo: partido, partido y más partido. La vanguardia teórico-organizativa del nacionalismo isleño, de la izquierda canaria, hay que cultivarla a diario; no es un plan de un día para otro ni para acometer dos meses antes de la cita con las urnas. Lo que acontece a lo largo de cada legislatura, entre unas elecciones y otras, es lo que sentencia la suerte de la formación política que se tercie.

Desde luego, puedes ir modulando tu mensaje en función de las circunstancias o de la campaña electoral, pero siempre despejando tu rumbo ideológico autocentrado en Canarias en consonancia a qué aspiras. Antonio Morales ha sabido ensanchar una oferta electoral sobre la base indiscutible de retener el voto de izquierdas. Una variable fundamental para reeditar la Presidencia del Cabildo de Gran Canaria en 2027. O eres la izquierda canaria, sin perjuicio de las pertinentes modulaciones en el discurso, o tratas de contentar a todo el mundo lo que supone, en definitiva, no contentar a nadie. Y el BNG se antoja un ejemplo de éxito. Este es, en suma, el desafío que tiene por delante NC.

* Gracias a Rafael Álvarez Gil y TELDE ACTUALIDAD y a la colaboración de Antonio Aguado

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