El neofascismo de Vox

Rafael Álvarez Gil

TELDE ACTUALIDAD

Las declaraciones de Santiago Abascal aventurando que llegará un momento en el que los españoles querrán colgar por los pies a Pedro Sánchez, es un paso más en la táctica neofascista de Vox. La violencia de las palabras tiene como fin ir propiciando el terreno social que permita que en cualquier instante pueda haber un estallido de violencia física. Lógicamente, y máxime tras décadas de dictadura, eso no puede hacerse de la noche a la mañana, implica una graduación creciente que es el estímulo intrínseco al odio que propaga las extremas derechas. Vox necesita despersonificar al otro, convertir al adversario en enemigo social, como fase previa a la liquidación de la democracia. Solo con esa antesala, piensan, puede favorecerse el golpismo.

En 1936 sucedió lo mismo pero con otras formas menos sibilinas, ir caldeando el ambiente en la calle a manos de los falangistas para provocar la necesidad de un golpe de Estado que salvara la unidad de la nación. Es la ensalada de patrioterismo y militarismo propia del fascismo. Solo reivindicando la excepción, la urgencia del momento, la fuerza mayor, pueden legitimar un golpe de Estado.

Por eso no debemos callarnos. En la calle se percibe enseguida los nervios y la exaltación. El griterío y cabreo permanente de los de Vox. Esa es su militancia rutinaria. Su labor por su causa: contagiar esa emoción de desesperanza patria donde los políticos (diciendo que todos son iguales) nos roban. Buscan la desmotivación, el que pasemos de la política para allanarles así el camino a sus propósitos políticos antidemócratas. Y eso lo hacen en la barra del bar, cuando pasean al perro y en las redes sociales, por no olvidar los grupos de WhatsApp donde colocan su munición de odio para rebotarla a los contactos.

Muy preocupante, las declaraciones de Santiago Abascal. Tanto que criticaba a EH Bildu y después arenga horizontes protoviolentos. Pero más inquietante aún es que el PP no se desmarque de Vox. Al necesitarlo como potencial socio en Madrid, y ser ya pareja de hecho en varias comunidades autónomas, el PP no tiene un mensaje propio y está hipotecado al neofascismo. Y esto no va a variar a medio plazo. Pedro Sánchez es el presidente del Gobierno legítimo, pero tratan de desmontar el principio de legitimidad como mecanismo instrumental en aras de que sobrevenga la aniquilación democrática añorada por Vox para dar rienda suelta al autoritarismo y a regímenes reaccionarios.

* Gracias a Rafael Álvarez Gil, a  TELDE ACTUALIDAD y a la coloaboración de Antonio Aguado

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