No he publicado ningún comentario durante casi una semana, y tengo una explicación sencilla. Este silencio no ha tenido nada que ver con las vacaciones de Semana Santa, que han enviado a mucha gente de vacaciones y alterado los horarios de trabajo en muchos países europeos. No, tiene que ver con noticias globales, o con la relativa ausencia de ellas. La guerra en Gaza continúa. La guerra en Ucrania continúa. Pero no ha habido ningún giro más dramático todavía en los acontecimientos en estos conflictos o en otras partes del mundo que acapare los titulares de nuestros medios y requiera comentarios de los interlocutores.

Por otro lado, cuando hay noticias de última hora, no dudo en publicar más de un artículo de comentario en un día determinado.

En los últimos días, las noticias internacionales en Occidente han estado dominadas por el conflicto de Gaza. Hemos escuchado cómo Biden estuvo a punto de condenar las atrocidades israelíes y las operaciones militares fallidas en Gaza. Hemos oído hablar de la retirada israelí del sur de Gaza, que se interpreta como una concesión a las amenazas de "o si no" provenientes de Washington o como un preludio al ataque largamente anunciado contra Rafah, dependiendo de a quién se quiera creer.

Sin embargo, en Rusia las noticias nacionales e internacionales siguen centradas en el conflicto de Ucrania. Día tras día, la televisión estatal rusa proporciona no sólo estadísticas sobre aviones, tanques, Himars y otras unidades de artillería de cohetes ucranianos destruidos, así como el recuento de las fuerzas enemigas muertas y mutiladas, sino también una relevante cobertura en vídeo de estos éxitos. 

Para el profano, es difícil ver los resultados de estos éxitos en los mapas de la línea de contacto entre los bandos opuestos. Los funcionarios rusos están conscientemente restando importancia a su avance diario hacia el oeste, calificándolo simplemente de mejoras posicionales. No quieren telegrafiar sus golpes ni dar motivo de alarma a los medios occidentales antes de lanzar las diversas trampas para el ejército de Ucrania que se presentarán cuando atraviesen las líneas de defensa ucranianas a finales de esta primavera y verano.

Y en paralelo con la destrucción de la línea de contacto, los rusos están librando activamente lo que el periodista radicado en Moscú John Helmer ha llamado acertadamente una "guerra eléctrica" ​​contra Ucrania, demoliendo por completo un número cada vez mayor de plantas generadoras de energía en todo el país.

Incluso el periódico proucraniano  Financial Times  publicó hace dos días finalmente un artículo en el que describía que los ataques a la infraestructura eléctrica habían dado un giro nuevo y muy peligroso para la viabilidad de Ucrania.

Además, aquí y allá los medios occidentales informan sobre otra poderosa escalada en la continuación rusa de la guerra: el amplio y creciente uso de "bombas tontas" soviéticas reutilizadas que ahora son "bombas deslizantes" maniobrables que transportan entre 500 kg y 3 toneladas de explosivos. Estas armas baratas tienen un alcance de 60 a 90 kilómetros y aterrizan a 10 metros del objetivo. Son imparables y logran muchas veces la devastación de los proyectiles de artillería. De hecho, son plenamente capaces de despejar caminos a través de cualquiera de las líneas de defensa que los ucranianos están construyendo ahora a toda prisa en previsión de una ofensiva rusa.

Hago hincapié en que estos diversos acontecimientos importantes en la guerra aparecen como noticias separadas en los medios occidentales, pero sin que nadie conecte los puntos. Cuando se hace eso, se vuelve obvio que todos los valientes comentarios acerca de que los ucranianos serán apuntalados y reforzados en aras de una contraofensiva en 2025, todos los valientes comentarios acerca de un paquete de asistencia militar de cinco años para Ucrania equivalen a cosas vacías. decir tonterías. Si la guerra continúa su trayectoria actual, muy pronto no habrá una Ucrania que pueda apuntalar.

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Día tras día, en la televisión estatal rusa, también escuchamos sobre los últimos avances del FSB y otros organismos encargados de hacer cumplir la ley para descubrir los canales financieros y de suministro de equipos que vinculan a Ucrania con el ataque terrorista al complejo de entretenimiento Crocus City Hall.

Estos mismos informes de noticias también llevan las líneas de responsabilidad hasta los EE.UU. y el Reino Unido. Se desarrolla el papel de Estados Unidos en la asistencia y promoción de la formación de los grupos terroristas del Estado Islámico desde la época de la administración Obama. No hay vuelta atrás en las primeras declaraciones del director del FSB, Bortnikov, sobre quién estuvo detrás del ataque a Crocus City.

La única gran noticia no ucraniana ni israelí de la semana pasada, tanto en Occidente como en Rusia, fue la celebración en Bruselas del 75º aniversario de la firma de los acuerdos que crearon la OTAN. La cobertura no fue particularmente exuberante en Europa occidental porque los países de la OTAN no pudieron llegar a un acuerdo unánime sobre el camino a seguir con respecto a Ucrania en sus discusiones justo antes de la ceremonia del corte del pastel.

En Rusia, ningún detalle de la celebración de la OTAN fue demasiado insignificante como para pasarlo por alto. Incluso escuchamos y vimos cómo los proveedores de catering del evento de la OTAN no proporcionaron tenedores, por lo que los poderosos se comieron el trozo de pastel con los dedos.

De importancia considerablemente mayor, vimos en el  programa Noticias de la Semana del domingo pasado  , presentado por Dmitry Kiselyov, un extenso relato de la "prehistoria" del tratado de la OTAN, con una buena dosis de teorías de conspiración expuestas que llevan a la puerta de Harry Responsabilidad de Truman y Winston Churchill en el inicio de la Guerra Fría.

Kiselyov enfatizó la apreciación neutral y objetiva de Franklin Roosevelt de la contribución soviética al esfuerzo bélico, que iba en contra de las opiniones del antirruso Churchill y su recién descubierto compañero de pensamiento, el vicepresidente estadounidense Truman. Se dice que la muerte repentina de Roosevelt a causa de un derrame cerebral pocos días antes de la Victoria en Europa fue posiblemente un caso de envenenamiento, que Truman y sus seguidores en la Oficina Oval, incluido John F. Kennedy, se negaron a investigar prohibiendo cualquier exhumación del cuerpo para las pruebas. Además, se nos dice que el rápido entierro de Roosevelt sugiere un encubrimiento.

El resultado neto de la muerte de FDR fue un impío complot de Truman como su sucesor, con la bendición de Churchill, para derrocar a la URSS como gran potencia lanzando bombas nucleares sobre sus 20 ciudades más grandes. Este plan no se implementó, según Kiselyov, sólo porque Estados Unidos carecía de bombas y mientras trabajaba para fabricarlas, la Unión Soviética desarrolló y probó su propia bomba atómica, poniendo fin al monopolio nuclear de Estados Unidos y restaurando una apariencia de disuasión.

No hay nada nuevo en lo que presentó Kiselyov, pero es importante que exponga la historia ahora porque está preparando al pueblo ruso para todas las eventualidades en la evolución de la guerra de Ucrania hacia una guerra entre Rusia y la OTAN.

* Gracias a Gilbert Doctorow y a la colaboración de Federico Aguilera Klink 

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