Pequeño ensayo de un creyente mutilado - por Erasmo Quintana *

En Timeo, Platón dice que “el tiempo es la imagen móvil de la Eternidad”. Desde otro ángulo también se puede colegir que el tiempo es independiente de las cosas, pues mientras las cosas cambian a cada momento, el tiempo no cambia. ¡Qué conceptos tan inabarcables para el entendimiento humano! En su milmillonésima (tal vez infinita) incapacidad del hombre para aprehender tanto misterio, quiere sin embargo interpretar la Creación basándose en inventados supuestos que, asumidos desde un voluntarismo de cretinos, queda complacida y algo tranquila su alma. Cuando se da este supuesto, en su incapaz comprensión y orfandad terrenal, acude a la salvadora fe. Sabemos que la fe es creer firmemente en algo que no hemos visto, ni es producto de resultado empírico alguno.

Pues bien, a ella acuden los que no quieren o no pueden indagar científicamente sobre la existencia, que es por lo que hay tantas religiones en el mundo, las que hacen un poco más llevadera la existencia humana creyendo en su infinitud, en que hay otra vida después de ésta, no se sabe bien cómo ni dónde. Se nos ha educado en que eterno será nuestro espíritu, es decir nuestra mente; mientras, al mismo tiempo la religión cristiana cree en la resurrección de la carne, razón por la que prefiere la inhumación en vez de la incineración (Papa Francisco). ¿Esta reflexión es la que hace que haya tantos ateos? (Nietzsche, Marx, Sartre),

para ellos Dios no existe, y para el último, que al no existir, es por lo que estamos desamparados, abandonados en el mundo. Y agnósticos (B.F. Skinner), que afirma que solo la ciencia puede decirnos la verdad sobre la Naturaleza, y (Bertrand Russell), que hace hincapié en la condición desgraciada de la naturaleza humana. Se dice, pues, que es ateo quien niega la existencia de Dios, y agnosticismo aquella doctrina filosófica que declara inaccesible al entendimiento humano toda noción de Absoluto, Infinito y Dios (véase que no niega ni afirma la existencia del Creador). Que desde una actitud positivista circunscribe y reduce la ciencia al conocimiento de lo fenomenal y relativo. Este concepto se debe al biólogo T. Henry Huxley, adoptado por Darwin, y también por Kant en su Crítica de la razón pura.

¿La eternidad es una proyección del tiempo infinito? De ella se sabe que no tiene principio ni fin, que lo eterno incluye todo el tiempo; que en ella se encuentran pasado, presente y futuro en plenitud. El tiempo pasa y la eternidad permanece, porque es intemporal. Que nosotros (ya lo he comentado en otra parte) somos hijos de la Eternidad, porque ha transcurrido exactamente la misma eternidad antes de nacer nosotros, que la que discurrirá después de nuestra muerte. La misma, ni más ni menos. Es posible distinguir entre la eternidad y el tiempo, pues mientras la primera es simultánea y mide el ser presente, el tiempo es sucesivo y mide todo movimiento. La eternidad es la posesión entera, simultánea y perfecta de algo interminable. Por otra parte, el término Eviterno significa que algo comenzó en el tiempo (no desde el principio) y no tendrá fin.

Tan asombrosamente inabarcable es por la comprensión humana el origen del Universo, de la vida en fin, que nacemos, vivimos y morimos sin dar en las claves del problema. Tan grandioso es el espacio estrellado y sus incontables galaxias, entre ellas Andrómeda, que si lanzásemos un proyectil dirigido a un mismo punto del firmamento, a un cuatrillón la velocidad de la luz y andando durante interminables siglos, nunca llegaremos al fin; porque si hubiera final, es decir, que ya no se puede ir más allá, que hay una especie de muralla que lo impide, podíamos preguntarnos ¿y, qué hay detrás? Gran misterio. Albert Einstein dijo que el Universo tiene forma cóncava y todo va girando en torno. Aunque así fuera, si perforásemos atravesando con un proyectil esa concavidad, ¿encontraremos límite?

Últimas investigaciones científicas le han dado la razón a Einstein sobre las ondas gravitacionales, intuidas por él hace décadas. Hemos sabido que el mundo científico ha descubierto una de esas ondas de dimensión colosal, inmensurable, y es ahora cuando ha sido perceptible a nuestros ojos, a los 3.000 millones de años luz de haberse generado, mucho antes de que empezara a haber vida en el planeta Tierra. El fenómeno podemos interiorizarlo humanamente como esas ondas que se producen cuando tiramos una piedra en la superficie de un estanque de agua sin nenúfares.

Las investigaciones astronómicas de las ondas gravitacionales, en las que  ha estado la Universidad de las Islas Baleares (sus investigadores han venido participando desde el principio en el proyecto LIGO), para la detección de este fenómeno, que significa alteraciones del espacio-tiempo generadas por fenómenos violentos del Cosmos, y cuyos miembros han recibido recientemente el premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica.

A mí, particularmente, me ocurre que cuanto más se investiga y se sabe científicamente algo más del Gran Misterio, menos fe necesito.

* En La casa de mi tía por gentileza de Erasmo Quintana