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jueves, 02 de mayo de 2024 15:16h.

Podemos y la gobernanza del Cabildo grancanario - por Nicolás Guerra Aguiar

   Pueden ustedes discutir, discrepar, elevar voces y palabras hasta los infinitos. Pero por mucho que se eleven nunca jamás podrán estar por encima de los sacrosantos derechos de instituciones que el pueblo les ha dejado para su gobierno. En este caso, nuestro Cabildo.

Podemos y la gobernanza del Cabildo grancanario - por Nicolás Guerra Aguiar *

   La señora Pita -secretaria general de Podemos en Canarias- reclama al señor Morales, presidente del Cabildo de GC, que aparte de la Comisión de Seguimiento del Pacto (NC + PSOE + Podemos) a dos de sus consejeros podemistas, la señora Nebot y el señor Brito. El presidente Morales complacerá al Partido (a fin de cuentas son problemas internos, matiza) aunque se niega a que abandonen el Consejo de Gobierno. Pero la situación interna en Podemos - Cabildo ha llegado a un nivel terriblemente peligroso.

María Nebot y Juan Manuel Brito

   Como desconozco oficialmente las causas ocultas de tal reclamación, debo suponer que Podemos ha perdido la confianza depositada en ellos o, tal vez, alguna asamblea de sus militantes así lo ordenó. Sea lo que fuere, al menos en la señora Nebot desecho cualquier posible justificación que pretenda basarse en incompetencias, reducidas capacidades o fracasos en el ejercicio de su trabajo. La traté (profesional y personalmente) en el instituto Pérez Galdós: no tengo duda alguna de su formación intelectual (intelecto como pensamiento). Además, doy fe de su concienciación social y de sus compromisos éticos.

   No me posiciono en el tema cabildicio porque me falta capacidad para entender racionalmente cómo las dos partes enfrentadas han desechado prudencias, desapasionamientos, reflexiones. El espectáculo hacia la calle no es el que se espera de personas en quienes deben dominar serenos análisis y escrupulosos comportamientos. No son peleas de patio entre vecinos, sino aparentes desaguisados que afectan a representantes públicos no elegidos para incontinencias verbales o ausencias de razonamientos.  

   Pero aunque intenten explicar solo como pérdida de confianza o decisión asamblearia la solicitud hecha al señor presidente del Cabildo, los ciudadanos no podemistas tenemos derecho a saber con rigor, seriedad y argumentaciones consistentes por qué se llegó a tal drástica toma de posicionamiento frente a los dos consejeros y, sobre todo, por qué no hubo control racional sobre ella. Pero un titular lleva la situación a niveles de insensatez en cuanto que se personaliza: "Pita intenta desestabilizar el pacto en el Cabildo Gran Canaria". En apariencia, respuesta a otra grave acusación: la de nepotismo, es decir, preferencia por parientes para conceder algún puesto público. (Ya comenté, meses ha, sobre desaciertos en los tales procedimientos para nombrar a directores generales. Artículo que, por cierto, me costó la lejanía de uno allí nombrado.) Exijo explicaciones que ahora no pueden despacharse como si se tratara de pleito interfamiliar, pues hay algo muy valioso directamente afectado: el Gobierno insular, es decir, el del Cabildo grancanario.

   A nadie se le esconde, pues, que dentro de Podemos - Gran Canaria hay desavenencias en apariencia irreconciliables porque ya no se trata de ideas, proyectos o planteamientos. Muy al contrario –y es lo peor- se señalan las discordancias entre miembros con nombres, apellidos y cargos representativos. Por tanto, más que un sereno enfrentamiento por naturales discrepancias en torno a temas opinables podría parecer desde fuera que se trata de luchas por el poder, demostraciones de fuerza, autoritarismos, rebeliones contra la estructura asamblearia, venganzas o, acaso, desprecios. Aunque en apariencia (fachada) más bien obedece a que ambos consejeros no informan debidamente a instancias superiores de su Partido, tal afirma la señora Pita: "No están informando de la comisión de seguimiento ni del funcionamiento del pacto. Por ellos no sabemos del presupuesto ni de nada". Puede ser verdad, pero sería una verdad insuficiente para justificar la titánica convulsión que estremece la interioridad de Podemos, afecta al Cabildo y satisface a los adversarios.

   Como apunto más arriba, y como la hemeroteca está ahí, parece que todo arranca (2015) de distintos nombramientos (o proyectos de) relacionados con algunas direcciones generales. Más concretamente con la llamada “de Igualdad”, para la cual se había seleccionado a una persona familiarmente vinculada con un consejero de Podemos. Por una parte se denominó al tal proyecto como “caso de nepotismo”, a lo que respondieron varios miembros de Podemos con radicales explicaciones: la señora Pita "Se alinea con las falacias machistas de la derecha más retrógrada por partida doble". Añaden que "Recurre a las mismas falacias del PP con la única intención de atacar el pacto progresista en el Cabildo de Gran Canaria, del que siempre estuvo en contra". Duro discurso, sin duda, aunque no entro ahora en si es apropiado o no. Pero de lo que sí estoy seguro es de su imprudente uso público, pues eliminó cualquier posibilidad de arreglo razonado a través de palabras nobles y elementales.

   Ambas partes –más que rivales: acérrimas enemigas- tienen derecho, por supuesto, a discrepancias, discusiones e incluso rupturas personales. Pero nunca nunca pueden dejarse llevar por apasionamientos, exacerbados ardores o arrebatos desordenados. Forman parte de un colectivo en el poder cabildicio. Y los componentes del triunvirato se deben, única y exclusivamente, a la ciudadanía que creyó en ellos. Y no solo creyó: además, confió. Y confiar es ‘Depositar en alguien, sin más seguridad que la buena fe y la opinión que de él se tiene, la hacienda, el secreto o cualquier otra cosa’, en este caso la gobernanza de la casa común a los grancanarios: el Cabildo.

   Por tanto, traicionar esa confianza es tanto como cometer traición hacia los votantes, hartos ya de que solo se les tenga en cuenta a la hora de pedirles el voto. El empuje arrollador de Podemos no se debe a nombres y apellidos sino a credulidades, esperanzas e ilusiones en nueva gente. Les apareció –lo mismo que Ciudadanos para otros- como la pacífica revolución tras la que andaban en medio de caos, latrocinios e inmoralidades. Podemos es servicio público porque cobra de nuestros impuestos. Pero, sobre todo, sigue siendo proyecto para quienes lo pusieron en el Cabildo y en el Parlamento.

   Pueden ustedes discutir, discrepar, elevar voces y palabras hasta los infinitos. Pero por mucho que se eleven nunca jamás podrán estar por encima de los sacrosantos derechos de instituciones que el pueblo les ha dejado para su gobierno. En este caso, nuestro Cabildo.

* En La casa de mi tía por gentileza de Nicolás Guerra Aguiar