La presidencia devaluada y degradada en el PSOE

Antonio Aguado

coherente veterano militante socialista *

El cargo de presidente en los partidos políticos de derechas es el más importante en rango y poder, como se puede comprobar en el Partido Popular, los nacionalistas de Junts per Catalunya, Partido Nacionalista Vasco, Coalición Canaria-ATI, etc. 

Sin embargo, en las organizaciones políticas de izquierda y más concretamente en el PSOE, al final de la Dictadura y bien entrada la Transición este cargo no era obligado elegirlo, pues lo considerábamos simbólico y honorífico y se solía elegir a una compañera o compañero que fuera realmente referente de todas/os los militantes y de los que nos sintiéramos muy orgullosos, debiendo concurrir en ellas/os para ser elegidos,  determinadas cualidades como era la veteranía y haber sido una persona represaliada durante la Guerra de España o la posterior Dictadura.

En ese sentido, no tuvimos ninguna duda cuando en el XXVII, Congreso Federal del PSOE, elegimos como presidente del Partido, al compañero Ramón Rubial, que había estado 19 años encarcelado por los franquistas. Eso mismo sea produjo en los otros diferentes niveles, cuando en los primeros congresos y asambleas, al principio de la Transición, salieron elegidos compañeros que en los diversos ámbitos, atesoraban esas cualidades entre otros: por Canarias, Juan Rodríguez Doreste,  por Gran Canaria, Manuel Hernández Muñoz y por Las Palmas de Gran Canaria Antonio Ojeda.

Eran todos compañeros entrañables, ejemplares socialistas que hasta el fin de sus vidas nos estuvieron dando los mejores ejemplos. Sus experiencias y sabiduría  las transmitían a los más jóvenes de forma natural, sencilla y muy positivamente. Quienes tuvimos la suerte de compartir militancia, compañerismo y amistad con ellos, guardamos recuerdos inolvidables. Eran generosos y tolerantes. No guardaban rencor y si les preocupaban mucho el futuro de España. Lucharon hasta el final para que el Partido Socialista fuera una organización política fuerte y cohesionada.

Sin embargo, ese valor y referente tan importante, de la presidencia en el Partido que teníamos y  del que todas y todos nos veíamos reflejados, de un tiempo a esta parte, lo hemos degradado. Se empezó a mediados de los 80, en un congreso en Andalucía, eligiendo para ese cargo a un magnifico compañero, Luis Yañez, pero que por su juventud no atesoraba los valores que hasta aquel entonces considerábamos necesarios para aspirar a la presidencia del Partido. Ese ejemplo negativo, se transmitió al resto de las comunidades y en sus diferentes niveles: regionales, provinciales, insulares y locales.     

Hemos tenido ejemplos muy desafortunados, como presentar por ese entonces en una de las cinco agrupaciones existentes en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria (Arenales-Alcaravaneras), al integro e inolvidable compañero Felo Monzón Grau Bassas, que fue durante la II República secretario general de las Juventudes Socialistas en la provincia de Las Palmas para ostentar la presidencia y sin embargo, salió elegido otro compañero “recién aterrizado” y sin ningún mérito en el Partido y/o la sociedad.

Con posterioridad, presentamos para presidir la Agrupación Local “Juan Rodríguez Doreste”, de Las Palmas de Gran Canaria a la única persona que de la época de la Republica, aún teníamos entre nosotros, la entrañable compañera Engracia Sosa, viuda de otro extraordinario compañero Antonio Cardona. Y sin embargo, no salió elegida y si otra buena compañera, pero bastante joven que, por supuesto no representaba como Engracia los valores que se deberían atesorar para aspirar a ese cargo, aparte de la veteranía, especialmente: abnegación y sacrificio.

Se ha degradado tanto  el cargo de la presidencia en el PSOE, hasta llegarlo a ostentar un personaje que aun siendo un mediocre de la política, llegó a ser por dos legislaturas consecutivas, diputado nacional y en “agradecimiento” al Partido, cuando no salió elegido para un tercer mandato, se pasó a otra formación política.

Pero el colmo (que sepa yo hasta ahora), es que un personaje nefasto en la vida política del Partido Socialista en una agrupación del Sur de Gran Canaria, fue durante bastantes años y hasta su expulsión presidente del Partido. Me refiero a un determinado personaje que, siendo concejal fue imputado y condenado por un caso de corrupción.

Evidentemente todo evoluciona y no podemos quedarnos anclados en el pasado, se debe apoyar cualquier evolución que sea positiva, pero de la misma manera si es oportuno y procede, recuperar valores como era el de la presidencia, que al ser un cargo honorífico y simbólico, en caso de que no tengamos al compañero o compañera que reúna las condiciones requeridas, ese puesto perfectamente se puede quedar vacante, todo antes que elegir a una persona inadecuada y/o indeseada, que en vez de unirnos, nos pueda dividir y enfrentar, aparte de no ser en muchas ocasiones la imagen que debe transmitir el Partido a la Sociedad.

Eso lo tuvieron muy claro los comunistas al fallecer su presidenta, Dolores Ibarruri “Pasionaria”, dejando vacante ese cargo, al considerar que después de ella nadie atesoraba sus méritos, para ser elegido/a.

Esa misma oportunidad la tuvimos nosotros cuando falleció Ramón Rubial y los veteranos socialistas de su época. No la aprovechamos y en la actualidad cualquiera puede ser presidente/a. Una lastima, contemplar como algunos han contribuido a devaluar y degradar este cargo tan importante y significativo y otros, no hemos hecho lo suficiente para impedir que eso ocurriera.

* Gracias a Antonio Aguado Suárez