El PSOE, abandonado por sus barones y altos cargos, ha muerto - por Erasmo Quintana *

El histórico gran Partido Socialista Obrero Español ya no existe. Lo que hoy tenemos son jerarcas, que lo tenían secuestrado, hasta tal punto, que no se le ve ya por ninguna parte lo que entendemos por partido. Los dirigentes, con muy poca variación (suelen ser los mismos durante muchísimo tiempo) han logrado poco a poco, amarrando voluntades por aquí y por allá, borrarlo de las grandes decisiones que se toman, no importa el alcance y profundidad de las mismas. Sin ir más lejos, el ejemplo lo tenemos en la reciente decisión que su secretario general y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo de motu propio: apoyar incondicionalmente al Sultán de Marruecos, en contra de Argelia, suministradora principal del gas, en el contencioso sobre el Sáhara Occidental, antigua colonia española que se abandonó con Franco moribundo y lleno de cables en un hospital.

La Organización de Naciones Unidas (ONU), estableció que España tenía responsabilidades ineludibles sobre la situación en la que quedó aquel territorio invadido por Marruecos con la conocida Marcha Verde, y que debía propiciar un Referéndum para saber qué quería el pueblo saharaui, si adherirse al país que los invadió o su independencia como pueblo que nunca fue marroquí. Esta era una antigua posición de España, defendida por los sucesivos gobiernos que se han dado durante más de cuarenta años, posición que defendía sin fisuras el PSOE, llegando incluso a estar esta reivindicación histórica en el último programa electoral de Pedro Sánchez.

Sorprende, por tanto, que sin comunicarlo a su partido (en esto vemos que ya no existe), ni al Congreso de los Diputados, como es obligado, pues se trata de una cuestión de máximo interés nacional y de Estado, él solito, con su ministro de Exteriores, que no es del PSOE,  va a Marruecos y, haciendo dejación de su responsabilidad, como presidente del gobierno y como líder de un partido que prometió en campaña electoral respetar el derecho a la autodeterminación saharaui, apoya al rey alauí y le reconoce la propiedad de aquel territorio (en guerra durante cuarenta años), contraviniendo lo que dispone Naciones Unidas en cuanto al derecho inalienable de ese pueblo para decidir su destino y las propias promesas de su partido..

En esto simplemente, repito, ¿no queda diáfano que ya no hay Partido Socialista? Y para mayor abundamiento, lo tan lamentable ocurrido entre nosotros en estos días recientes:

Acaba de fallecer un veterano afiliado y militante del PSC, Agrupación de Las Palmas de G.C., uno de los más carismáticos, serios y éticos, en cuya trayectoria ejemplar y humana deberían fijarse muchos que se dicen socialistas, Segundo Medina Naranjo, de casi 101 años, pues el 27 de este mes los cumplía. Su cuerpo permaneció en la primera planta del Tanatorio San Miguel, desde las 11 de la mañana a las 11 de la noche en que fue incinerado. Nadie de sus compañeros de partido y Agrupación fue a despedirse de este amigo centenario. Nadie se dignó acercarse por allí a solidarizarse con la dolorida familia y dar su último adiós. Ni el presidente del Gobierno canario, Ángel Víctor Torres, ni el secretario de su Agrupación y alcalde de Las Palmas de G.C., Augusto Hidalgo, ni el consejero del Gobierno, Sebastián Franquis, y de ahí para abajo ninguno de sus compañeros de partido. No tuvo de éstos una triste corona de flores o una nota de condolencia a sus hijos, ni una esquela en los periódicos, como merecía un militante de tantos años. Sí las tuvo de su otro amor, el Club Victoria (era carnet n.º 1 y honorífico) que le envió dos cuidadas coronas a él dedicadas, insertó una esquela en prensa y emitió una nota pública de condolencia, de la que entresaco: “...la marcha de hoy del amigo Segundo Medina Naranjo, solo es una pausa, un breve descanso. En nuestros corazones seguirá entre nosotros cada mañana, fiel a su cita diaria”. “Ha sido un modelo a seguir, un referente de socio, ejemplar, entregado, comprometido, solidario, cercano y sobre todo amigo. Su legado será el faro que nos guíe en el futuro incierto”. Esta justa descripción podría valer totalmente en su condición de afiliado al PSC. Pero una institución muerta no puede tener sentimientos.

Ninguno de los compañeros del PSC que se han señalado pueden aducir ignorancia, porque aparte las esquelas que aparecieron en los dos periódicos de la mañana, su también compañero Antonio Aguado envió a todos los responsables del partido una misiva electrónica dando cuenta del fallecimiento del malogrado amigo y donde estaría de cuerpo presente.

Por mucho que le doy vueltas, no alcanzo a comprender tan improcedente desaire, tanta descortesía con una persona carismática y de trayectoria tan ejemplarizante a lo largo de una dilatada vida, como la que el estimado Segundo Medina consagró a su partido, muy querido y respetado por ello. Pero tendremos que convenir en que lo ocurrido con él es natural que suceda dado el actual momento de esta organización sin vida, donde ya no se rechaza o aprueba nada, ni siquiera a la búlgara. Habrá ciertamente gente afiliada que paga cuota, pero como si no existiera para sus responsables. Los ignoran por completo, no existen. ¿Este es el nuevo PSOE en la meseta castellana, en las tierras aragonesa, gallega, cántabra, catalana y andaluza? El Partido Socialista, sabemos que vive todavía por sus cuadros en las instituciones públicas, cuadros que jamás dan cuenta de su trabajo: qué hacen, a quién, cómo y de qué manera ponen el sello del partido que representan. Y paremos de contar, esto es lo que hay. El PSOE ya no es lo que entendemos como partido. Ha muerto. Un Partido Socialista incorpóreo, inexistente, al que se le conoce por sus únicos miembros:  los consejeros, diputados  y concejales del Gobierno Canario, Parlamento, Cabildos y Ayuntamientos, pero que incluso, no mucho tampoco, porque sencillamente no se dejan ver lo que debieran. Están en su totalidad, sin que nadie quede fuera, omitidos, preteridos.

* La casa de mi tía agradece la gentileza de Erasmo Quintana