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sábado, 27 de abril de 2024 14:04h.

La pulsión dicriminatoria argentina. A todo o nada - por Emilio Cafassi

 

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La pulsión dicriminatoria argentina. A todo o nada

Emilio Cafassi *

Título: A todo o nada

Subtítulo 1: De la sorpresa a la repugnancia 

Subtpitulo 2: La pulsión discriminatoria argentina 

En Argentina, se pone en juego la relación entre la previsión y la sorpresa, la predictibilidad fundada en la lógica y la teoría y el despliegue caprichoso de la realidad. Semana tras semana, se disparan iniciativas políticas y económicas objetivamente espeluznantes en forma y contenido. Sin embargo, el escaso desarrollo de protestas hasta el momento, junto a los resultados provisionales que arrojan los focus groups de las diversas encuestadoras, pareciera indicar que el impacto subjetivo no se le corresponde. A modo ilustrativo tomaré dos análisis divergentes que reflejan la inadecuación. Por un lado, Guillermo Oliveto, CEO de la consultora de marketing “W”, sintetizó que “la gente reclama futuro”. Reconoce sin embargo que en más de 30 años de experiencia nunca vio un fenómeno semejante de festejo de la ferocidad del propio padecimiento que desemboca en ilusión, al menos para algo más de la mitad de la sociedad. Lo hizo en una entrevista en el canal de noticias del pulpo multimediático “Clarín”. Sin citar fuentes, reconoce la magnitud de la caída del consumo en general detallando un 50% en electrodomésticos, 30% en shoppings y 8% en alimentos, pero destacando la capacidad comunicativa con la que el Presidente Milei logra convencer de las virtudes de tal debacle con la -aún infantil- frase “no hay plata”, fundando la coyuntural recesión con “esperanza” en una tonalidad laudatoria. Por otro lado, Eduardo Fidanza, fundador de la consultora “Poliarquía” y destacado sociólogo, comparte en una columna del diario “Perfil” la convergencia de crédito político, por un lado, y sufrimiento por otro.  Aunque cree encontrar algunos embriones de descontento en los estratos bajos suburbano. Más allá de los datos fácticos, lo infiere del nivel de deterioro cívico en las medidas y estilo de gestión de “un Presidente que apela a las fuerzas celestiales, que insulta a los que no piensan como él, con grosería y crueldad; que expone sus creencias como verdades absolutas y agrava los conflictos desentendiéndose de las consecuencias; que desea que estalle todo, si ese fuera el costo para que se impusiera su doctrina, aparece el rostro de Edipo o de Macbeth”. En otros términos, el de la tragedia haciéndose presente.

El riesgo inherente al ejercicio -exclusivamente- deductivo, tanto para quien suscribe cuanto para alguien como Fidanza que trabaja mensurando las inclinaciones de la opinión pública, es la posible confusión entre marco teórico, sin excluir de él los deseos e ideales, con la propia realidad. Por caso, no logro hallar fundamento empírico a la afirmación de que “los mercados están eufóricos mirando el superávit más que la sociedad” o que la “desregulación abrió nuevas oportunidades de negocios”. No encuentro fuentes para confirmar o ajustar la magnitud de los datos recesivos que afirmó Oliveto, pero una simple observación de la cotización bursátil de las principales empresas argentinas en el mes de febrero, sugiere antes que euforia, decepción. No solamente el índice Merval histórico que releva globalmente el diario “Ámbito financiero” sufrió caída significativa, además de los bonos soberanos junto al incremento del riesgo país, sino que llamativamente fueron las compañías energéticas, de telecomunicaciones y hasta las financieras quienes experimentaron descensos. Aquellas particularmente beneficiadas con la liberación total de precios en condiciones oligopólicas. Tal vez más precisa resulte la posterior afirmación de sectores empresariales desconcertados por decisiones carentes de explicación y de inversiones que se encuentran a la espera, aguardan fisgoneando la “deriva presidencial, el amateurismo y la debilidad legislativa del gobierno”, compartidas por el Departamento de Estado y el FMI. 

Con independencia de fundamentos, valoro particularmente la distancia que, desde una perspectiva liberal consecuente, incluso aquiescente con el macrismo, llega a concluir que “el odio y la guerra de Milei contra la política no discrimina, pudiendo volverse una guerra contra los argentinos”. Este análisis deja entrever una problemática teórica que dejo solo anotada. Percibo una utilización cada vez más frecuente del término guerra en sustitución de lucha. Sin duda la teoría de la guerra no resulta equivalente a la de lucha y en especial de clases. Pero pareciera que el gobierno se esfuerza por amalgamarlas y permitir la inclusión de Carl von Clausewitz, el clásico teórico de la guerra, al acervo de autores de utilidad elucidatória, particularmente cuando la hegemonía se construye casi excluyentemente con coerción para implementar la política por tales violentos medios. Parecen comprender algunas nociones rudimentarias de Gramsci a quien suelen mencionar despectivamente. Culminando el mes, la ministra de seguridad, que ya exhibió prácticas sanguinarias en escaladas represivas, echó a su mano derecha, ex jefe de su campaña en la provincia de Buenos Aires, porque “llevamos adelante una práctica de a todo o nada, y él tenía cierta incomodidad. Tiene una idea más de negociaciones, donde cedés cosas para conseguir otras, y ahí terminás perdiendo la capacidad de conducción”. Resulta estremecedor inferir el alcance de esa práctica de “todo o nada” luego de despedir a un funcionario de confianza por lo que entiendo como tibieza, si recordamos recientes intervenciones con gas pimienta, balas de gomas, carros hidrantes y motos atropellantes sobre escasos manifestantes. Pareciera comprender que las principales batallas de tal guerra, se desarrollarán en las calles, antes que en las negociaciones colectivas de trabajo, o en el parlamento. Antes en la cultura y el lenguaje, que en la justicia. 

Desde las primeras intervenciones represivas a los actuales preparativos, parecen haber leído y comprendido aquel libro clásico del Cordobazo y el ascenso popular “Lucha de calles, lucha de clases” de Beba Balvé, Miguel Murmis, Juan Carlos Marín y otros, que analiza particularmente los antecedentes al “Cordobazo” del año ´69, los hechos insurreccionales y la continuidad de las movilizaciones y luchas del ´71. No porque sea el primero en analizar fenómenos insurreccionales sino por haber enfatizado el lugar preponderante del dominio de la calle y lo público en la protesta. La historia argentina moderna está arraigada por experiencias populares insurreccionales con consecuencias inmediatas o mediatas. Solo recordar, sin pretensión de exhautividad ni de balance preciso, que el 17 de octubre del ´45 una multitudinaria movilización obrera y sindical a plaza de mayo logró no solo la liberación del entonces coronel Perón, arrestado por los sectores más conservadores de la junta militar gobernante que él mismo integraba, sino un rápido llamado a elecciones en las que se impuso. El “vivorazo” del ´66 fue una insurrección estudiantil platense contra la intervención de la universidad por la dictadura del Gral. Onganía que antecedió a la represión de “la noche de los bastones largos” en Buenos Aires, el “Cordobazo” precipitó la caída de Onganía y la sucesión de dictadores que finalmente dieron lugar a elecciones que permitieron el retorno del peronismo al poder. Y probablemente la más importante de diciembre de 2001, el “argentinazo” que impuso una revocación fáctica llevándose consigo la sucesión de 5 presidentes hasta el llamado a elecciones en las que triunfó Néstor Kirchner. Pero a diferencia de las precedentes, dejó un sedimento de organización popular en asambleas barriales que, que si bien fueron debilitadas por una política cooptativa por parte de las organizaciones de izquierda y por la propia reinstitucionalización política, le otorgó sustento y presión a la nueva gestión. En el origen de todas ellas, la calle fue un instrumento fundamental.

Marzo pone en la agenda dos antecedentes movilizatorios que deberán verse potenciados. El cada vez más imponente 8M, día de huelga internacional de las mujeres y marcha antipatriarcal por la igualdad y el 24M, marcha del “Nunca Más” en repudio al último golpe que inaugura el Estado Terrorista. Serán oportunidades para exhibir resistencia a partir de la masividad y la apropiación de la calle en magnitud tal que haga imposible o de altísimo costo político reprimirla, para lo cual será indispensable que se contenga a quienes creen que enfrentar cuerpo a cuerpo a policías pertrechados con las mejores tecnologías ayuda, tanto como cuidar la infiltración de provocadores. Quizás se logre el carácter festivo y de buenos augurios que el Idus de mxarzo tenía para los romanos. 

En auxilio de la indignación y -espero- de la masividad de la próxima manifestación, el gobierno decidió cerrar el Instituto Nacional contra la Discriminación (Inadi) que entre otras cosas debe monitorear los exabruptos discriminatorios del Presidente. Por otro lado, el ex gobernador de Jujuy y expresidente del partido radical, con profusos antecedentes represivos y de manipulación de la justicia para la persecución de opositores, logró procesar a dos militantes y aparentemente una tercera, por emitir un twit en el que sugería una infidelidad de su esposa. Más allá del mal gusto del posteo y de hacer público algo de interés exclusivo para los involucrados, sufrieron 53 días de tortuosa reclusión. Algo no solo monstruoso sino inexplicable. Rematando el absurdo, el vocero presidencial anunció en conferencia de prensa que por decisión presidencial “se iniciarán las actuaciones para prohibir el lenguaje inclusivo y todo lo referente a la perspectiva de género en toda la administración pública nacional. No se podrá utilizar la letra e, la @, la x, y la evitar (textual!!! no se prohibieron los errores gramaticales ni la indigencia oratoria del dicente) la innecesaria inclusión de lo femenino en todos los documentos de la administración pública”. Lo uso para mis comunicaciones escritas en la Universidad hace más de 20 años, no por comodidad, ya que no me surge naturalmente y me obliga a revisar, mucho más si debo hablarlo. Pero es el costo por compartir el fundamento de desarmar la infición patriarcal en el lenguaje y la defensa de su carácter mutante, en este caso crítico y emancipador. Mi facultad adoptó en 2019 una resolución autorizándolo en cualquier texto, incluyendo las tesis doctorales. Como si nos faltaran motivos para resistir, agregaremos el rechazo hacia un puñado de ignorantxs, discriminadorxs, violentxs, embrutecedorxs y payasescxs, quienes además no consiguen aún dominar las reglas sintácticas, gramaticales y de buen uso de las conservadoras normas lingüísticas de la RAE. 

¡¡¡¡Bárbarxs!!!!

* Gracias a Emilio Cafassi

EMILIO CAFASSI Publicado originalmente en CARAS Y CARETAS. La casa de mi tía republica con autorización
 Publicado originalmente en CARAS Y CARETAS. La casa de mi tía republica con autorización

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