¿A quiénes representan y defienden el Partido Popular y Vox? - por Erasmo Quintana *

El hombre en general es un ente dotado de tendencias biológicas comunes propias de la especie y producto de una larga evolución histórica, de una cultura y grupo social determinado. Resume en sí mismo una determinada época, una cultura y el grupo social al que pertenece; de aquí el acrisolado y vario tipo de hombres y mujeres que nos tropezamos en nuestro cotidiano vivir. La psicología individual juega un papel fundamental a la hora de analizar (por aquellos que son capaces de hacerlo) lo consuetudinario y necesidades de su vivir, buscando las clases sociales que lo originan. Si las cosas les van mal, encontrarán fácilmente a quien culpar de su situación, y los máss media juegan en esto un importantísimo papel. Los cambios de la situación económica repercuten en la percepción general que tiene, y no se plantea el origen real de la misma. No cabe duda ninguna que, al tiempo de las consecuencias tan negativas y directas que está teniendo el cambio climático en la economía en general y la guerra invasora de Putin sobre Ucrania, vienen a agravarla desde todos los puntos de vista, elevada a la máxima potencia.

Europa tiembla con su guerra doméstica; es el mayor conflicto armado mundial del momento, y a nosotros nos toca directamente. Téngase en cuenta que Ucrania es sin exagerar el granero del mundo. Por ello vemos los pasos que Putin está dando en el sentido de obstaculizar la venta del grano que produce aquel país que está invadiendo, como una estrategia más de guerra, todavía no sustanciada en su favor. Esto ha obligado a Zelensky a buscar alternativas para que sus barcos distribuidores puedan surcar las vías de navegación, impidiendo el problema de desabastecimiento con peligro de hambruna que la medida rusa pudiera entrañar.

La comprensión de los motivos que producen esta irracionalidad es inasible a nuestro entendimiento más primario. Debemos hacer como aquél, que viendo el estado natural en el que vienen a parar las cosas más triviales las asume lleno de compasión humana. Abordo estas reflexiones porque intento comprender los motivos que inducen a un “paria” de nuestra sociedad, ese individuo que va por la calle admirándose en la cantidad de cosas que reflejan un cierto alto nivel de bienestar, mientras él en su vida no hay otra cosa que privaciones de todo tipo, pues pertenece a esa clase de jubilados pensionistas que cobran menos de mil euros, cuando es de los que apoyan con su voto a los partidos del bienestar (llámanse PP y Vox), dando por consiguiente la espalda a aquellos otros cuya acción política se basa fundamentalmente en proteger y ayudar a personas del estrato social suyo.

Es algo que no alcanzamos a comprender por mucho que le demos vueltas. Es indudable que a esos partidos de derecha y ultra derecha no los mueve luchar en defensa de los más desfavorecidos de nuestra sociedad. Van a ocupar los cargos públicos para otra cosa: manejar los presupuestos públicos con el fin del beneficio propio. A eso es a lo que van, sin la menor duda, porque el dinero es muy goloso.

El tema del que trato no me lo estoy inventando; responde a hechos y situaciones que se han visto en la realidad más incuestionable. Ahí tenemos todas esas propuestas presentadas en el Parlamento español por el Gobierno de coalición sobre cuestiones que tenían que ver con la mejora de la gente; con una salida de la pandemia del Coronavirus que paralizó el país, confinado en los domicilios, y, de último, con una guerra en el corazón de Europa, la terrible invasión de Ucrania, que ha conmocionado al mundo, trastocando el equilibrado bienestar que disfrutaba.

Pues bien, el Gobierno de la nación española, ante la situación tan extraordinaria de crisis, tomó ciertas medidas que redundaran en “aliviar” un poco la situación de crisis, proponiendo el aumento del salario mínimo interprofesional (SMI), la reforma del Estatuto de los Trabajadores y, entre otras medidas benefactoras, el aumento de las pensiones, sujetas a la variación del IPC, para que el pensionista no pierda poder adquisitivo. Todo esto fue promovido por Unidas Podemos y el PSOE, con el voto siempre en contra de los diputados del Partido Popular y de Vox, los cuales aireaban, tronando en la tribuna, su desacuerdo y descontento por que dichas medidas se aprobaran. 

¿Es difícil imaginarnos para qué están en política esos dos partidos PP y Vox? Ante ello, los siguientes interrogantes: ¿Cómo pueden oponerse a propuestas que van directamente en beneficio de la población que menos tiene, la más vulnerable y desamparada?  En verdad es complicado aceptar esto. Los 136 diputados que alcanzó el PP, es imposible atribuirlos en exclusiva al votante pudiente. Ahí hay mucho voto de extracción pobre, que elige a quienes están en contra de sus intereses. Para el PP, que el Estado ayude a los más necesitados es despilfarrar. Prefiere dar la limosna.

* Gracias a Erasmo Quintana