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jueves, 02 de mayo de 2024 00:19h.

Rabia - por Rafa Dorta

Dice Rafa Dorta, sobre su propio artículo: "Me emocioné viendo los fandangos de las primas y el discurso del presidente de Urugay que encima, sonaba sincero. Ojalá cunda el ejemplo, y dejen ya las mediocridades, las mentiras y las demagogias. Al mismo tiempo, sentí rabia, y aquí está el resultado."

Rabia - por Rafa Dorta

Hay rabia en la calle. La sociedad  está muy harta de tanta cumbre y de tanta inutilidad política. Los gestos de buena voluntad son mensajes que llegan como una lluvia fina apenas audible en medio del aguacero cotidiano. Los días se cuentan por la cantidad de agujeros que vamos rellenando con los restos de un modelo fracasado. Escapando es el gerundio más utilizado en el café del desayuno, en las reuniones con clientes y proveedores, en el teléfono que se ha quedado mudo de repente, en las comidas familiares, en la cola del banco el día que pagan la pensión.

La depresión general es un estado de ánimo que aguarda en un andén solitario la llegada del último tren. Los símbolos de la esperanza continúan siendo falsamente representados por presuntos líderes ávidos de conservar su antiguo protagonismo, la ilusión de mantener ese poder que ya no ostentan porque hace tiempo que les fue arrebatado por el verdadero poder. Y la gente no es que lo sospeche, o que lo intuya, sino que lo sabe. Lo sabemos.

Las evidencias matan nuestras expectativas de futuro mientras  sumergimos éstas y otras certezas en el caldo espeso de la anestesia, fijando la atención en la próxima y emocionante victoria de la roja, en ganar una nueva y frenética carrera al volante del Ferrari de Fernando Alonso, o dejando que pasen las horas moviendo la cabeza de un lado a otro,  tras la pelota de tenis que devuelve una y otra vez la férrea actitud de Nadal.

El alcohol y las drogas consiguen disipar los fantasmas y nos dejan sumidos en la maravillosa meta realidad de los mundos paralelos. Conseguimos disociarnos de nosotros mismos para recrear sueños alternativos, en los que todo se resuelve por arte de la estimulación sensorial. Nuestra imaginación despega y nos hace volar, es el viaje hacia la felicidad comprimida en una pastilla digna de Aladino.

Después de todo esto, nos queda la raíz, el origen de lo que somos, y la creciente necesidad de ordenar nuestras prioridades, la imprescindible evolución de nuestro comportamiento respecto al entorno en el que queremos seguir viviendo, la transformación de la forma en que nos relacionamos con el dinero. Esa es la magnitud de la tarea que tenemos por delante, un reto que no es tan grande ni tan pequeño porque al final, el tamaño del problema dependerá de la suma de nuestras decisiones personales, y no de lo que digan todos los grandes expertos en historias del pasado.