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Reforzar el SMI

Rafael Álvarez Gil

TELDE ACTUALIDAD

Desde 2018 el Salario Mínimo Interprofesional (SMI) casa subidas anuales considerables, poniendo fin desde entonces a la generalidad de rácanos aumentos como precedentes en democracia. El SMI pasó de 735,9 euros en 2018 a 900 euros en 2019. Fue triunfar la moción de censura contra Mariano Rajoy presentada por Pedro Sánchez, y la tendencia cambió; ya acelerada bien con Unidas Podemos en el Gobierno de coalición (2020-2023) u hoy con Sumar. Rajoy sí se prestó a subir el SMI cuando necesitó de la abstención del PSOE para su investidura en 2016. Por lo demás, han sido parcas las revisiones anuales del SMI.

Yolanda Díaz ha decretado el SMI para 2024 en 1.134 euros, en catorce pagas, con el concurso de los sindicatos de clase. Son 15.876 euros al año. Se trata de una subida del 5% que aliviará un poco la vida de las trabajadoras y trabajadores acogidos al SMI. Ni se rompe España ni se quiebran las multinacionales por mucho que la patronal ponga el grito en el cielo cuando justo ahora no ha querido negociar. Antonio Garamendi se plantó desde un inicio en el 3% y pensaba que el resto se tenía que amoldar a las pretensiones de la CEOE. Y, en vez de aceptar un 4% concordado en el diálogo social, siguió aferrado a un 3% que, en buena lógica, ha acabado siendo un 5% fruto de la negativa enquistada de la patronal a conciliar. Y ese tipo de actitudes (es decir, el no querer ningún acuerdo, el no ceder) siempre deben tener un coste en cualquier negociación para que la próxima vez le sea mejor negociar. Así de simple.

Estamos hablando de una subida de 756 euros al año, 54 euros al mes. Vamos, nada que ver con las ganancias de numerosas empresas que podrán perfectamente soportar este SMI que, por el contrario, sí supondrá una mejora para la clase trabajadora. Además, este refuerzo del SMI debe empujar a que el resto de salarios mayores también sean repercutidos al alza, ya por vía de los convenios colectivos. Aunque la polarización salarial (los sujetos al SMI por un lado y los directivos galácticos por el otro) vislumbra que la clase media ha menguado considerablemente. Y sin clase media no hay democracia representativa que resista.

Comisiones Obras reclama que esta legislatura no se pierda el diálogo social. Yolanda Díaz ha tomado nota. Lo ocurrido esta semana a son de la convalidación de los decretos leyes no puede volver a pasar. PSOE y Sumar corren riesgos actuando de esta manera. Y la concertación no puede ceñirse a las meras consultas. Las centrales sindicales deben ser partícipes activos, junto a la patronal, de ese diálogo social. Otra cuestión es la negociación parlamentaria posterior, que asimismo debe ser velada. Este crecimiento del SMI es una buena noticia para la clase trabajadora. Qué menos tras tantos sacrificios aguantados.

* Rafael Álvarez Gil y TELDE ACTUALIDAD y a la colaboración de Antonio Aguado

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