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lunes, 29 de abril de 2024 14:44h.

Sólo buenas intenciones - por Isidro Santana León

"En una de estas noches que el bochorno no me deja pegar ojo, echo mano de la radio y, sintonizando, paro en un programa de aquí, de la colonia, que repiten a esas horas y que algunas veces escucho, no sé si para bajar a los santos del cielo o para subir la adrenalina y la tensión. La entrevistada era Paquita Luengo, diputada del Parlamento Colonial de Canarias, viceconsejera de Industria del Gobierno –o no sé cómo se llama esa área– y miembro del partido españolista PSOE: de eso sí que estoy seguro porque se vanagloriaba de ello."

Sólo buenas intenciones - por Isidro Santana León

En una de estas noches que el bochorno no me deja pegar ojo, echo mano de la radio y, sintonizando, paro en un programa de aquí, de la colonia, que repiten a esas horas y que algunas veces escucho, no sé si para bajar a los santos del cielo o para subir la adrenalina y la tensión. La entrevistada era Paquita Luengo, diputada del Parlamento Colonial de Canarias, viceconsejera de Industria del Gobierno –o no sé cómo se llama esa área– y miembro del partido españolista PSOE: de eso sí que estoy seguro porque se vanagloriaba de ello.

Le preguntaba el entrevistador, quien aún llevando más años en la isla que el Roque Nublo no desiste de su acento godo, por la marcha y previsiones de su responsabilidad, refiriéndose al ámbito energético. No es que a mi me consuele nada de lo que oigo en esta fosa séptica en la que vivimos pero, a decir verdad, como un niño chico, creo que me emocioné al escuchar los proyectos de esta señora, cuales sonaron como un dulce arrorró que casi me hace conciliar el sueño.

Lo cantó ella como madre entregada a la materia, hablando de las energías renovables como futuro de autosuficiencia energética para todas las islas, asunto que es de gran interés para las cabezas juiciosas, prudentes y previsoras y que no estén perturbadas por el fútbol, la Fórmula1, las motos y la cagada del lagarto. Me gustó, tengo que admitirlo. Habló ella de interconectar todas las islas del archipiélago mediante cable submarino, en un sistema de abastecimiento común, aunque la fuente de producción pueda emerger respectivamente desde cada una de las islas, dependiendo, claro está, de la climatología o potencia del momento.

Explicaba –como ejemplo– que si en Fuerteventura y Hierro soplara el viento en condiciones favorables y el aprovechamiento de las fuentes, ocasionalmente, fuera superior al de las otras islas, o el de las otras islas fuera insuficiente, se daría energía a todo el archipiélago desde las generadoras; siendo a la inversa que, igualmente, las otras islas aporten la energía cuando las condiciones climatológicas lo propicien, y que así ninguna quede desabastecida al funcionar dentro de un sistema general y no aislado. Habló de la autosuficiencia energética doméstica, proponiendo adecuar las viviendas para este revolucionario fin, a quienes se le compraría la energía sobrante o se le devolvería cuando la precisara. También explicó… –me estaba quedando dormido– el método de elevar agua desalada y bajarla produciendo energía (la misma mecánica que en Hierro, exportable perfectamente a las demás islas), aprovechando la misma para la agricultura y el consumo de la población. Indicó muchas fuentes de donde extraer la energía, de la que, doy y damos por cierto, Canarias cuenta con esas grandes potencialidades.

Lo peor de la entrevista es cuando salen de la parte técnica y entran en la política, rollo que ya me desveló para toda la noche y que me hizo beber un litro de tila, porque no se sale de lo mismo. Alegó, entonces, que todo este proyecto no se puede llevar a cabo porque Belicoso Soria boicotea a Canarias para joder a Paulino Rivero, retirándole la prima a las renovables. ¡Qué precioso proyecto para que esté en manos de estas personas!: es como quien le quita el arado al mulo y le coloca en el hocico un programa informático para que el animal programe los riegos, los tiempos, mida la humedad, la temperatura etc.

Todo esto está muy bien si los recursos, la administración, los excedentes y el negocio que de él pudiera derivar estuviera bajo el control público y bajo rigurosa inspección, pero sé que se trata del mismo sistema colonialista de siempre: de que lo que produce Canarias siga en manos de especuladores, empresas extranjeras y multinacionales como Endesa… ¡déjelo como está, cristiana! Y soy consciente de que lo que propone la consejera Luengo es lo adecuado y una forma de independencia que, efectivamente, junto a otros proyectos, podría ir vertebrando la nación canaria para que esté pre-consolidada su soberanía nacional.

El problema es que no tienen ellos esa mentalidad nacional de Canarias sino que, como desgraciados colonizados, necesitan de una madrastra extranjera que les ampare y dirija, aunque nos saquee. Alegó la consejera en el programa, que en el supuesto caso de que se perforara en las islas y se encontrara petróleo, el beneficio de éste no irá a las arcas publicas sino a la empresa privada y que, en todo caso, de percibir algo, lo haría el estado, a través del impuesto de sociedades, que no llegaría al 8٪ de la producción y del que Canarias no percibiría nada, o mejor dicho: piche. Sé que no se atreven pero son ustedes los que tienen una gran herramienta para intentar llevar a Canarias a su soberanía nacional y, por ende, a su bienestar. ¿Por qué hay que pedirle primas y demás limosnas al centralismo hematófago español si todo revierte en lo mismo, en seguir engordando parásitos? Planifiquemos nuestro futuro y que esa sanguijuela llamada España no chupe más de la sangre de los canarios. 

Nuestra nación podría solicitar préstamos a alguna potencia, de forma bilateral y de estado, a cambio de negociar, alquilar o arrendar por tiempos determinados etc., algunos de los intereses que con respecto a África tienen aquí, en Canarias, y, con esa cuantía, vertebrar un gran sistema energético que daría paso a la consolidación de una economía acorde a nuestra prioridades, particularidades y potencialidades, deuda que podríamos amortizar con desahogo –saben, históricamente, muchos países del mundo la religiosidad de los canarios para pagar sus compromisos–, pero ya con una estructura y sectores productivos en marcha, eficientes y rentables.

Para eso hay que atreverse y oponerse a la glotonería española; el gobierno catalán lo hace pidiendo la independencia, aunque sea como medio de chantaje. Pero no es lo mismo que un canario pida la independencia en la corte del reino, las consecuencias serían inmediatas…

También aludió a Belicoso Soria, Paquita Luengo, sobre el boicot a las bonificaciones aeroportuarias, ayudas que son más de lo mismo y para los mismos, porque el incremento del turismo no ha deshinchado la tasa de paro en Canarias –y menos la de los canarios– y, por el contrario, mientras en la metrópoli se alivia la demografía, porque muchas personas han retornado a sus lugares de origen por la presión fascista del reino, resulta que en Canarias, además de no salir nadie, se incrementa el numero de personas que entran, creo que sobre unas 6.000 el mes anterior. ¿Para qué las bonificaciones? ¿Para quién el trabajo? ¿Para qué las primas? ¿Para quién las rentas de las futuras energías renovables? Me gusta el proyecto técnico de Paquita Luengo, pero declaro su miopía política: estamos en una colonia, no se le olvide, no pida prima ni bonificaciones, pida la independencia, si se atreve, y conviértase en una política digna.