Un grupo de activistas se semidesnuda en protesta por las corridas de toros en Palma EFE PÚBLICO

Por una verdadera ley contra el maltrato animal.- por Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista *

Casi al finalizar la anterior legislatura el Parlamento legisló la ley del “bienestar animal”. La denominación suena muy bien, pero su contenido deja mucho que desear y es que, no se contempla la supresión de las bárbaras corridas de toros, ni tampoco, la salvaguarda de los perros de caza y esto ha sido así, para contentar a dos colectivos muy minoritarios, como es el taurino a cuyas fiestas (asesinatos de animales indefensos), solo asiste menos del 6% de la población. Y el de los cazadores que tienen aproximadamente 200.000 licencias, cifras muy minoritarias o simbólicas con relación al conjunto de la población de todo el país.

Siendo así, es inexplicable que se siga apoyando a estos dos despreciables sectores, pues esto solo conduce a contentarles en contra de la inmensa mayoría que esperábamos y deseamos que, la ley termine con este tipo de salvajadas. Aunque es mucho menos visible, pero el maltrato animal igualmente se produce en las macrogranjas donde los animales se encuentran en condiciones deplorables muy hacinados. Lo mismo ocurre cuando son salvajemente sacrificados en los mataderos o en laboratorios para todo tipo de experimentos.

Son muchos los aspectos en los que lamentablemente nuestro país, con sus odiosas costumbres y tradiciones que, tienen como víctimas a los pobres animales se ha quedado estancado. Por regla general, los colectivos afines y personas aficionadas, suelen ser del extracto ideológico conservador, e incluso religiosamente católicos, que, en ese sentido, están dando "magníficos ejemplos".

Tienen el legado del rey emérito (inexplicable que siga ostentando ese titulo simbólico y honorífico que expresamente para él lo instituyó el “desconocido” M. Rajoy) en la doble vertiente: como gran aficionado a las corridas de toros y como "muy valiente cazador”, recorriendo gran parte del mundo para practicar impunemente el asesinato de animales de la zona, como se pudo comprobar en el crimen que protagonizó, con aquel pobre elefante en Botsuana el 13 de abril de 2012.

Pero este más que indecente personaje tiene atrocidades muchas más graves, como ganar suculentas comisiones en el trafico de armas, que son utilizadas para matar en diversas guerras a miles de personas inocentes. Su hijo y actual monarca, le imita igualmente con la afición a las corridas de toros. En su momento siendo príncipe nos lo trataron de vender como un "sensible ecologista". En ese sentido, se grabó una serie televisiva donde se le veía recorrer todo el país, “dando ejemplo de su interés”  por la preservación de la flora y la fauna de las diferentes zonas que visitaba. ¡Menuda hipocresía!. Como se suele decir: “de tal palo, tal astilla”. 

Juan Carlos I fraguó su fortuna con la venta de armas a países árabes junto a Colón de Carvajal y Khashoggi - Carlos Enrique Bayo en PÚBLICO

* Gracias a Antonio Aguado Suárez