Buscar
domingo, 05 de mayo de 2024 19:02h.

Banderas contra la poliética (Enrique Bethencourt)

 

ENRIQUE BETHENCOURTEn EL DIARIO CANARIAS AHORA,  Enrique Bethencourt aporta su siempre respetable, siempre ponderada, opinión sobre el asunto catalán. Fiel a su trayectoria y temperamento, Enrique se apunta a la posición de la gente bienintencionada que propugna el diálogo. Y yo le alabo el gusto, pero me parece que yerra en un punto y olvida otro, esencial. Sostiene Bethencourt -y no es el único- la manida afirmación de que la independencia cuenta con "el apoyo, como mucho, de la mitad de la población afectada, como si el otro 50% no tuviera nada que opinar", Y yo le pregunto a Enrique cómo sabe eso. Y repito la no menos manida realidad de que no ha sido posible realizar un referéndum en forma y con garantías que esclarezca con exactitud la proporción. Y es más, le diré a Enrique que esa pretendida "como mucho" mitad de aceptación de la independencia es probable que fuera verdad antes del histórico 1 de octubre y sucesos posteriores. Incluso es posible que vuelva a darse esa desproporción en contra de la independencia, dentro de un tiempo. Pero ahora, en este momento, mucho me temo que la mayoría de la población catalana aprueba el hecho valiente ocurrido en el Parlament este 27 de octubre. Ojo que yo digo "mucho me temo", sin aventurar declaraciones sin base objetiva. Y el punto que olvida Enrique, como toda la gente bienintencionada a la que se une, es que en este asunto, el soberanismo catalán ha dado, durante más de once años, pruebas sobradas de su voluntad de negociar, recibiendo por parte del centralismo cachetadas, restregaduras por los besos y portazos, incluyendo el "cepillado" de un Estatut aprobado con todas las bendiciones democráticas. La gente que ahora predica diálogo y entendimiento, nada decía ante tanta humillación recibida por el soberanismo catalán. A mí me parece que las iniciativas de buena voluntad no deben estar reñidas con la equidad de criterio. Bethencourt critica "la deriva neocentralizadora" de Rajoy, pero también, con todo su derecho, "el aventurerismo independentista y el escaso respeto a la democracia de Puigdemont." Y yo, Chema Tante, le respondo, con todo respeto, que ante un sistema que permite defender las ideas, pero no que se intente materializarlas, no cabe otra vía que la de la desobediencia irrespetuosa. Y termino diciéndole a Enrique, que seguro que estará de acuerdo, que esto sí tiene solución; se llama federalismo y autodeterminación. Lo que ocurre, y Enrique lo sabe y lo execra tanto como yo, es que esos conceptos chocan de frente con el "atado y bien atado" que nos legó el Dictador y que sigue impregnando bochornosamente toda la vida política de este estado demencial.

 

Me cuesta creer que, como señalaban estos días responsables del Real Instituto Elcano, el conflicto catalán no tiene solución alguna y se prolongará irremediablemente en el futuro, con momentos más o menos duros, con fases más o menos amables. Sería una constatación del absoluto fracaso de la política, que supone siempre la búsqueda de soluciones, el acercamiento de posicionamientos por abismales que parezcan las diferencias de partida.

http://www.eldiario.es/canariasahora/canariasopina/Banderas-polietica_6_701739834.html

enrique bethencourt reseña