No es Milei ni Bukele ni los jueces: es la prensa - por Federico Aguilera Klink y Chema Tante *

Un entristecedor artículo de Martin Jay “Periodismo : un cadáver en descomposición” trae a la memoria el libro, de 2019, de Udo Ulfkotte “Presstitutos, incrustados en la paga de la CIA” .

No son un par de energúmenos enemigos de la prensa. Son dos periodistas con muchos años en sus redacciones, denunciando que la libertad de prensa y la independencia de la información son mitos inexistentes en los grandes medios, los que forman la opinión pública en los países del Imperio. Y con estos dos coincide una legIón de también periodistas, Chris Hedges, Pepe Escobar, Ron Unz, Caitlin Johnstone, Larry Johnson y tanta gente más.  

Ni siquiera hay espacio para la amable misericordia de recurrir a la formula de “con excepciones”. No hay tal. Si ejerces el antaño honroso oficio del periodismo en los medios hegemónicos, compartes la venalidad de tu empresa. Seas tropa reporteril, columnista o participante en las tertulias, si no pasas por el aro de los conceptos que interesan a la propietaria, no cobras tu nómina y coges la puerta.  Para que no tengas incomodidad y puedas cubrir las apariencias, la estrategia comunicacional del Imperio te ofrece alternativas, de acuerdo con el diseño aplicado en Estados Unidos: allá puedes presentarte como “liberal” -demócrata- o “conservador” -republicano­- en España, por ejemplo, puedes presentarte como de “derecha” -VOXPP- o “progresista” -PSOESUMAR- y, de esa manera, quedas bien diciendo que Trump es un loco, que Biden está gagá, que Feijóo es un mastuerzo, Abascal un facha, Sánchez  un ególatra, Yolanda una ilusa. Eso te lo permite el sistema, siempre que no olvides que Putin es el invasor culpable y los independentistas unos delincuentes, que la banca es la que sostiene el esquema financiero, que las empresas crean riqueza y empleo…

"La élite propietaria de los medios de comunicación siente que tiene derecho a pensar por nosotros y a moldear la opinión pública según sus agendas. Su libertad de prensa es libertad para censurar las noticias"  (Del prólogo de PRESSTITUTES, por Jean-Paul Leonard)

Quienes mantenemos nuestro cerebro funcionando y nuestra conciencia democrática en orden, nos atribulamos viendo, como ejemplos no exhaustivos, a tipos como Milei intentando saltarse  al legislativo, o Bukele, encarcelando gente sin proceso judicial o jueces españoles interpretando a su aire las leyes y entrometiéndose en los procesos legislativos. Por todo el Imperio están sucediendo estas cosas: de Pinochet, a Assange…

Casos estrepitosos que se acumulan, demostrando el escaso respeto que merece el supuestamente inviolable equilibrio entre los poderes del estado de derecho.

Sin embargo, el centro del mal está en el derribo del cuarto poder, la prensa libre. Cuando Edmund Burke, en el siglo XVIII, expuso ese concepto, ni siquiera él sabía cuánta razón tenía. En aquellos tiempos se contemplaba a la prensa como un resorte de control ciudadano a tribunales, parlamentos y gobiernos. Ahora, la plutocracia neoliberal ha conseguido mucho más. Ahora mandan quienes poseen los medios de comunicación.

Solamente la prensa libre, los medios alternativos, que no dependen del dinero de los ricos, puede cambiar esta calamidad. Recuperar el papel decisivo de la prensa como fortaleza ciudadana. Es muy difícil, pero es la única posibilidad.