Carlos Alonso decía cínicamente que las compañías "clamaban" por esa ampliación de horarios, para ampliar su oferta de plazas, y que eso crearía no se sabe cuántos puestos de trabajo y generaría millones de euros de beneficio. Y apelaba a los sentimiento irredentistas a que el pueblo se entrega animosamente cuando se le promete trabajo y bienestar.

Pero no era verdad. Ya lo decía yo.

Pues bien. Yo afirmo que esto demuestra otra vez que el tal Carlos sigue la misma línea engañosa, sorprendiendo la buena fe de la gente, que ha seguido siempre su antecesor, el todavía presidente del cabildo tinerfeño, Melchior. Y procalmo que este talante invalida a Carlos, como lo ha hecho con Melchior, para ocuapr un cargo que se supone está para beneficiar a la gente, no para engañarla.

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