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lunes, 29 de abril de 2024 00:53h.

Pero, ¿qué votaron los gallegos? - por Antón Losada

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Antonio Aguado, coherente veterano militante socialista, recomienda este artículo

Pero, ¿qué votaron los gallegos?

Antón Losada

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Escuchar a ‘o noso’ Alberto afirmar que habíamos votado contra Sánchez, la amnistía y Puigdemont resultó profundamente desconcertante. Ese era el plan original, pero lo cambiaron porque no funcionaba

Las gallegas y los gallegos nos fuimos a la cama la noche del 18F con una idea bastante clara de lo que habíamos votado. Otra convocatoria más, la máquina de ganar elecciones que conforma el PPdeG había impuesto su implantación transversal en todo el territorio y toda la sociedad gallega, además de su capacidad para movilizar una base electoral que incorpora al partido como parte de su identidad. La mayoría de la gente que vota popular se siente popular. Por eso, ni Ciudadanos entonces, ni Vox ahora, han conseguido entrar y mucho menos instalarse en el espacio político conservador gallego; ni siquiera realquilados en una habitación sin baño. Los electores populares gallegos saben que votar al PPdeG no es lo mismo que votar a Cs o Vox; ni son intercambiables, ni son sustitutivos. Los electores madrileños o murcianos puede que no lo tengan tan claro.

La mayor novedad de la noche electoral la trajo la certificación del cambio estructural producido en el sistema político gallego. La alternativa a la derecha regionalista ya no descansa sobre la izquierda progresista. La alternativa ahora es el nacionalismo gallego. Casi uno de cada dos gallegos vota derecha, casi uno de cada tres opta por el nacionalismo. El PPdeG conserva su fortaleza organizativa y la confianza de una mayoría de gallegos y gallegas como partido más capaz y preparado para gobernar. Pero el BNG le ha arrebatado la primera opción como mejor defensor de los intereses del país y de sus señas de identidad. 

El nacionalismo gallego se halla, por fin, en condiciones de disputar la batalla por la identificación a la derecha regionalista o galleguista. Por primera vez en décadas, el tiempo corre en contra de los populares, inexpugnables entre el voto más avejentado, y a favor del BNG, líder emergente entre los votantes más jóvenes y en alguna de las áreas más pobladas y dinámicas del país, como la ría de Vigo.

El desastre socialista únicamente sorprendía por el tamaño. Pero es el mismo resultado que llevan cosechando desde la derrota del bipartido. Lo único que cabe esperar de una fórmula basada en matar al perdedor, sin dejarle ni terminar la legislatura, es elegir un nuevo candidato-milagro a ver si suena la flauta, para matarlo y probar fortuna de nuevo. Ya saben la definición de locura: hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener un resultado diferente. 

No es casualidad que hayan triunfado en la noche del 18F el PPdeG y el BNG, las dos fuerzas políticas con más y mejor organización en el ámbito nacional gallego, con mayor implantación y que han protagonizado la vida política en el país a lo largo de las dos últimas legislaturas. Los memes y los videos virales suman clics, no necesariamente votos. Una lección que vale para toda la izquierda, gallega y española. 

Había quedado todo claro. Pero, a la mañana siguiente, empezamos a escuchar con sorpresa a los sabios de la corte y los líderes estatales explicarnos qué habíamos hecho y qué habíamos votado realmente y si acaso habríamos votado mal. Oír a o noso Alberto confesar en público aquello que resultó palmario durante la última semana de campaña, primero la ocultación del candidato Rueda y luego su sustitución por el candidato Feijóo, fue un momento reconfortante. No nos habíamos equivocado y lo habíamos pillado a la primera.

En cambio, escucharle afirmar sin despeinarse que los gallegos habíamos votado contra Sánchez, la amnistía y Carles Puigdemont resultó profundamente desconcertante. Ese era el plan original, Alberto. Pero lo cambiasteis a media campaña porque no funcionaba y hubo que pasarse al plan de siempre: desenmascarar a la temible Ana Pontón y el aterrador BNG. Si alguna conclusión se puede extrapolar a nivel estatal sería que, en Galicia, la sonrisa de Ana Pontón moviliza más a un lado y al otro que Puigdemont, la amnistía y el “Que te vote Txapote” juntos. 

No menos chusca se antoja la teoría del voto prestado por los socialistas al BNG. Primero, el voto no se presta, solo pertenece a los votantes. Segundo, el crecimiento nacionalista triplica la pérdida de votos de los socialistas. Tercero, si el castigo era para el sanchismo, ¿por qué Alfonso Rueda empezó avisándonos de que la elección era entre él y Sánchez, pero acabó leyéndonos en los mítines el programa nacionalista para alertarnos de los horrores que nos aguardaban?... Pero nada, sigan, sigan. No se preocupen por nosotros. Nosotros nos entendemos.

CTXT

* Gracias a Antón Losada y CTXT y a la colaboración de Antonio Aguado

https://ctxt.es/es/20240201/Firmas/45661/Anton-Losada-elecciones-gallegas-rueda-pp-galicia-18f-ponton-bng.htm#md=modulo-portada-bloque:4col-t2;mm=mobile-medium

ANTÓN LOSADA
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