El semáforo en rojo y El Mamotreto - por Chema Tante

Este era un tipo que se saltó un semáforo en rojo y estalló un coche y esconchabó al que lo conducía.

De manera que el juez condenó a prisión al que se saltó el semáforo, Y a pagar una multa y a reponer el coche jeringado.

Pero el pillo conductor le pidió ayuda al alcalde, que era amigo (y socio) suyo. Y el alcalde mandó a quitar el semáforo. Y, acto seguido, el conductor condenado y el alcalde, se fueron al juez y le dijeron: "No hay delito, señor juez. Ahí, dónde tuvo lugar el accidente, no hay semáforo, por tanto, nadie se pudo saltar ninguna luz roja"

Entonces, el juez dictamina: "Ahora no hay semáforo, pero cuando el reo se estampó contra el otro coche, sí que lo había".

Y el ayuntamiento responde: "Ah, de manera que el hombre éste no tiene que ir a la cárcel, ni pagar multa ni reponer el otro coche".

Y vuelve el juez: "No. No. He dicho que tiene que ir a prisión y pagar la multa y la indemnización"

Y retruca el alcalde: "No he entendido lo que dice, señor juez. Repítamelo de nuevo. ¿Dice usted que no hay que pagar la multa, ni ir a la cárcel, ni cabe indemnización, porque no hay semáforo?",

Vuelve el juez: "Digo que el conductor delincuente debe ir preso, pagar la multa, reponer el coche dañado. Porque el semáforo estaba ahí"

Y el alcalde: "No entiendo nada de lo que sentencia el juez. Voy a preguntárselo de nuevo. Porque claro, si obligo a este pobre hombre a ir a la cárcel, y a pagar multas y reparaciones, cuando a lo mejor resulta que el tribunal dice otra cosa, puedo prevaricar".

Y, de esta manera, siguiendo la matraquilla una y otra vez, aunque parezca mentira, el alcalde detiene el hilo de la justicia y le salva la vida a su compinche.

Pues bien, esta locura, este molinillo de inconsecuencias es lo que está pasando con El Mamotreto erigido en Las Teresitas, a la mayor gloria del empresario fullero Plasencia.

Los tribunales han dicho, en claro y perfecto idioma español, nítidamente escrito, negro sobre blanco, que los políticos y funcionarios que aprobarón esa construcción delinquieron, que deben ir presos y que el fúnebre edificio hay que tumbarlo. Porque estas personas tramposas actuaron en contra de la norma vigente en aquel momento. Y lo han dicho varias veces, en todas las instancias posibles, abajo y arriba y otra vez abajo de la estructura jurisdiccional del estado, Supremo incluído.

Sin embargo, en una operación fraudulenta que intenta entorpecer la acción de la justicia, el ayuntamiento chicharrero y su taimado alcalde Bermúdez, alegan una y otra vez que las sucesivas sentencias y dictámenes judiciales son interpretables y dan lugar a que puedan liberarse la responsabilidad de los delincuentes y la obligación de tumbar el monumental adefesio

Y ahí sigue El Mamotreto, digan lo que digan el Supremo y demás tribunales, como un ominoso monumento a la desfachatez del alcalde Bermúdez, y a la pasividad de su teniente de alcalde y socio cómplice socialista. Y dejando evidente que en este estado de derecha, la justicia la dobla quien tenga relación con el poder, cuando haga falta.

Qué clase de vergüenza.

Mírenlo, ahí está... El Mamotreto