El temeroso electoralismo Turbo carga contra el belicismo occidental - STRATEGIC CULTURE
El temeroso electoralismo Turbo carga contra el belicismo occidental
STRATEGIC CULTURE
Los líderes políticos occidentales están cavando un agujero más profundo, hacia su posible colapso
Los estados occidentales se enfrentan a una aguda crisis política en la que sus partidos gobernantes y líderes establecidos luchan por sobrevivir en medio de una grave pérdida de legitimidad a los ojos de sus electores.
En Estados Unidos, el actual presidente Joe Biden está compitiendo por la reelección en noviembre con cifras históricamente más bajas en las encuestas para un ocupante de la Casa Blanca.
Mientras tanto, en toda la Unión Europea, los partidos gobernantes y los líderes se preparan para una derrota en las elecciones parlamentarias de junio.
Las raíces de esta pérdida de legitimidad sin precedentes entre el establishment político occidental son múltiples. Pero seguramente una de las causas es la absoluta hipocresía de los líderes occidentales que ahora ha quedado al descubierto. ¿Cómo pueden las figuras políticas esperar tener autoridad moral cuando se las considera mentirosas empedernidas y descaradamente corruptas?
Los gobiernos occidentales y sus serviles medios de comunicación dan conferencias sobre “democracia”, “derechos humanos” y defensa de la “ley y el orden”. Afirman estar motivados por tales principios en su apoyo a Ucrania contra la supuesta agresión rusa. Sin embargo, esos mismos gobiernos son cómplices del genocidio de los palestinos en Gaza gracias a su apoyo inquebrantable al régimen israelí.
Los líderes occidentales han quedado fatalmente expuestos y comprometidos por el conflicto en Ucrania y Gaza. La contradicción es terminal.
Esto no se debe sólo a los flagrantes dobles raseros y la duplicidad. Los votantes occidentales están cada vez más disgustados por el implacable apoyo financiero y militar canalizado hacia Ucrania para apuntalar un régimen estafador compuesto por ideólogos neonazis. Bajo Joe Biden y los políticos europeos en ejercicio, Occidente ha inundado Ucrania con armas y cientos de miles de millones de dólares en lo que es el mayor escándalo de guerra de la historia.
Esto ocurre mientras las poblaciones, los trabajadores, los agricultores y las empresas occidentales se ven presionados por numerosas cargas sociales y económicas.
Los partidos gobernantes occidentales son vistos, con razón, como elitistas y al servicio de poderosos intereses oligárquicos minoritarios, como el nexo militar-industrial-corporativo-financiero. Sus votos declarados sobre la democracia son una broma despreciable.
Los votantes entienden cada vez más que la guerra en Ucrania es una desastrosa guerra de elección impulsada por objetivos imperiales estadounidenses y occidentales para enfrentar a Rusia.
A pesar del despilfarro de dinero público para propagar la guerra, el eje de la OTAN liderado por Estados Unidos ha perdido su “gran juego”. La guerra por poderes ha devastado Ucrania, causando hasta 500.000 muertes militares en dos años, además de desestabilizar al resto de Europa debido al aumento de la migración, el impacto fiscal, la desindustrialización y la destrucción de las industrias agrícolas.
Las poblaciones occidentales están furiosas con sus líderes políticos por haber provocado tal caos y desperdicio de recursos, además de provocar tensiones sin sentido en las relaciones internacionales con Rusia. Los políticos occidentales han llevado al mundo al borde de una guerra total entre potencias nucleares. Toda esta locura enloquecida se basa en mentiras y engaños absolutos, como lo ilustran el horror de Gaza y la complicidad occidental.
En este caldero de revuelta electoral, los líderes políticos occidentales sólo están cavando un agujero más profundo para su eventual colapso.
El presidente estadounidense Joe Biden, en su discurso sobre el Estado de la Unión de esta semana, hizo un discurso falso ante los votantes. Describió al mundo como enfrentando una crisis existencial causada por la “tiranía” rusa y al mismo tiempo afirmó que el destino de la democracia estadounidense estaba amenazado por su rival electoral Donald Trump.
En una medida peligrosa y desesperada, Biden está confundiendo a Trump con una supuesta agresión rusa. El presidente demócrata está luchando por la supervivencia política contra el presunto candidato republicano, Trump, principalmente porque Biden es profundamente impopular entre los ciudadanos estadounidenses. Para mejorar sus perspectivas electorales, Biden está haciendo ver que el país se enfrenta a un “punto de inflexión” que requiere el rechazo de Trump porque se está “inclinando” ante Rusia.
Trump y muchos dentro del Partido Republicano se oponen a continuar la guerra por poderes en Ucrania, reconociendo que es inútil.
Por lo tanto, Biden y los demócratas, que están más alineados con el establishment de la política exterior estadounidense, están tratando de hacer de las elecciones una “defensa existencial de la democracia y la paz mundiales”. Biden afirmó en su discurso sobre el Estado de la Unión que si Estados Unidos no proporciona a Ucrania otros 60 mil millones de dólares más en ayuda militar, Rusia invadirá el resto de Europa. Biden incluso invocó el recuerdo de Roosevelt supuestamente enfrentándose a la Alemania nazi en 1941.
Mientras tanto, en Europa, el presidente francés Emmanuel Macron está impulsando la misma artimaña belicista de alto riesgo. Macron pide el despliegue de tropas terrestres de la OTAN en Ucrania para evitar una victoria rusa y una supuesta amenaza para el resto de Europa.
El jefe de Estado francés se ha puesto casi histérico en las últimas semanas con los discursos de guerra. Esta semana dijo a otros líderes políticos franceses que no habría “límites” al apoyo de Francia a Ucrania contra Rusia.
Lo que se esconde detrás de la retórica beligerante de Macron son sus temores de una derrota política por parte de los partidos de la oposición en las próximas elecciones parlamentarias de la UE. No es sólo Macron quien está ansioso. Todos los líderes europeos en ejercicio temen una esperada revuelta generalizada por parte del electorado.
Es por eso que el presidente francés y los de su calaña, como la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, y el canciller alemán, Olaf Scholz, están tratando de dominar la narrativa pública con discursos de guerra y el supuesto peligro del expansionismo ruso.
La ironía es que cuanto más las instituciones occidentales persiguen el militarismo y la guerra en Ucrania, peores se vuelven sus estados debido a la mala gestión económica y más se hunde su legitimidad en el abismo. Se los ve cada vez más como una camarilla belicista que no tiene la más mínima preocupación ética debido a su imprudente belicismo en Ucrania y su despreciable complicidad en el genocidio en Gaza.
Las elecciones en los estados occidentales están sobrevaloradas. Como dice el refrán, si la votación cambiara algo, se habría prohibido hace años. El conjunto de figuras y partidos de la oposición actual que enfrentan los gobernantes en el poder no ofrecerá ninguna solución a los problemas endémicos del fracaso sistémico occidental. Sin embargo, las próximas elecciones presidenciales estadounidenses y las elecciones parlamentarias europeas se perfilan como para asestar duros golpes de repudio a las instituciones políticas.
Para contrarrestar el fin del mundo político, líderes occidentales charlatanes como Biden, Macron, Scholz y Von der Leyen están haciendo todo lo posible por hablar de la guerra con Rusia y la “amenaza a la democracia” como una forma de pulir sus esfuerzos electorales. Pero ese cinismo no está impulsando sus perspectivas. Será contraproducente.
La guerra de poder de la OTAN encabezada por Estados Unidos en Ucrania se enfrenta a una debacle histórica debido a la derrota. Pero eso hace que la reacción desesperada de los gobernantes occidentales que corren por la supervivencia política sea un momento peligroso en los próximos meses.
* Gracias a STRATEGIC CULTURE y a la colaboración de Federico Aguilera Klink
