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viernes, 26 de abril de 2024 21:37h.

Pedro Quevedo consigue dar el primer paso firme para devolver la Base Naval a Las Palmas de Gran Canaria - por Chema Tante

Al cabo de los muchos años, lo que iba a ser puerto frutero, puede seguir la estela de su correspondiente londinense. 

Pedro Quevedo consigue dar el primer paso firme para devolver la Base Naval a Las Palmas de Gran Canaria - por Chema Tante

Al cabo de los muchos años, lo que iba a ser puerto frutero, puede seguir la estela de su correspondiente londinense. 

Esta es una historia poco conocida. En los terrenos y ribera dónde está instalada la Base Naval en el Puerto de la Luz, fue construido, en los años treinta, por los exportadores grancanarios, lo que tenía que ser un muelle frutero. Era la versión, en esta punta del embarque, del Canary Wharf británico. Pero los militares golpistas del 36 tumbaron el proyecto, se apropiaron de las instalaciones y nunca más las devolvieron, constituyendo un estorbo, tanto para la ciudad como para el propio puerto. Algo parecido, entre otras muchas cosas, a lo que hicieron los militares con el fastuoso edificio del primer instituto de enseñanza media de la ciudad, construido con colaboraciones de los empresarios de comercio de la ciudad y que pasó a ser Hospital Militar y ahora, felizmente, sede del Rectorado de la ULPGC.

No perderé la ocasión de llamar a la reflexión sobre lo que hacían y cómo actuaban los empresarios canarios de aquellos tiempos. Construían puertos necesarios y centros educativos, con su dinero; no puertos inútiles y hoteles sobrantes, como hacen ahora sus sucesores, encima, sin arriesgar un céntimo, porque se limitan a reclamar que se apliquen fondos públicos para sus particulares especulaciones.

Volviendo al enojoso asunto de la Base, hay que recordar los agobios, cuando la ciudad se pònía el calzón largo del desarrollo, con la tranca circulatoria que suponía la existencia de la cochera de Aviación, que el ejército se negaba a entregar y con las servidumbres impuestas por la Base Naval al tráfico marítimo en el puerto, cuando su ámbito se reducía a los estrechos límites marcados por el Muelle Grande.

Las reformas urbanísticas y la ampliación del puerto, subsanaron esos trastornos pero ahí ha seguido, en la mitad del paisaje urbano, una instalación militar innecesaria, ocupando sitio, en lo físico en la ciudad. Y, algo peor todavía, sirviendo de recuerdo visible en lo emocional, de la desfachatez de los alzados en armas..

La recuperación de ese espacio para usos civiles ha sido una muy vieja aspiración, callada por represión, durante la dictadura y expresada, desde que, al menos, se pueden decir las cosas en nuestros países. Ahora, por fin, Pedro Quevedo ha conseguido arrancar de la Comisión de Defensa del Congreso una decisión que puede hacer historia. De la misma manera que en Londres el terminal portuario Canary Wharf, por donde entraba la fruta canaria al Reino Unido, se ha convertido en un centro comercial y ciudadano, el terminal frutero canario que no pudo ser, por la felonía franquista, podrá al menos incorporarse al mismo destino. No fue puerto, pero podrá ser otro centro para la gente, igual que su hermano en la otra costa.

En este momento de satisfacción, es tiempo, además de reconocerle el éxito a Pedro Quevedo, de recordar que habrá costado más de ochenta años conseguir que le devolvieran a las canarias y los canarios algo que le habían quitado.

http://www.laprovincia.es/las-palmas/2016/03/17/congreso-da-primeros-pasos-entregar/802575.html