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viernes, 03 de mayo de 2024 08:58h.

Si quieren paz, paren la guerra - por Chema Tante

 

atentado manchestervíctimas atentado londresatentado bagdadA Syrian man carries a child's body after a government airstrike hit the neighborhood of Ansari, in Aleppo, Syria, Sunday, Feb. 3, 2013.  The Britain-based activist group Syrian Observatory for Human Rights, which opposes the regime, said government troops bombarded a building in Aleppo's rebel-held neighborhood of Eastern Ansari that killed over 10 people, including at least five children. (AP Photo/Abdullah al-Yassin)

CHEMA TANTENos horrorizamos con los asesinatos terroristas. Más con los que ocurren cerca nuestro, claro. Pero la brutalidad integrista azota tanto por allá como por acá. No es cuestión de ver qué pueblos sufren más con esta locura. Todos los días nos informan de decenas, de centenares de víctimas, en Manchester o Londres; en Mastung, Bagdad o Mosul. Sin olvidar tampoco la masacre irrefrenable que ocurre en los mares. Lo que hay que hacer, para detener la demencia del terror es identificar la causa. La represión no es el remedio.

Si quieren paz, paren la guerra - por Chema Tante

Nos horrorizamos con los asesinatos terroristas. Más con los que ocurren cerca nuestro, claro. Pero la brutalidad integrista azota tanto por allá como por acá. No es cuestión de ver qué pueblos sufren más con esta locura. Todos los días nos informan de decenas, de centenares de víctimas, en Manchester o Londres; en Mastung, Bagdad o Mosul. Sin olvidar tampoco la masacre irrefrenable que ocurre en los mares. Lo que hay que hacer, para detener la demencia del terror es identificar la causa. La represión no es el remedio.

A cada atentado terrorista que se perpetra -en Occidente, claro- los gobernantes de turno vuelven a chillar sus amenazas. May o Trump y compañía vociferan que hay que cerrar las fronteras. Será para que los terroristas no salgan, porque la inmensa mayoría está dentro. Y con sus invectivas, esta tropa obcecada lo único que consigue es acelerar la espiral violenta. Porque alimentan el odio irracional hacia el extraño, con lo que el extraño tiene razones para revolverse.

No hay justificación posible para el terrorismo. Sin embargo, hay que tratar de entenderlo. Porque, si no se comprenden sus causas, la violencia asesina continuará y crecerá sin freno.

Las mentes cándidas no se explican que personas nacidas o arraigadas de mucho tiempo atrás en países occidentales se apunten y sigan las consignas del Daesh. Es que ignoran los problemas como la discriminación social y económica o las matanzas y el sufrimiento que producen las guerras neocoloniales,

Pero ahí está la causa del terrorismo integrista. No hay justificación, insisto, para quienes dirigen la guerra. Pero esa guerra se genera en dos fanatismos opuestos. Y son esos dos fanatismos los que hay que detener. Los dos.

La situación económica en los países en los que el Daesh impera es brutal. A causa de la insensibilidad occidental, que con eso engorda de manera suicida el propio poder del estado islámico. 

El desprecio que Europa aplica a las personas refugiadas que mueren ahogadas en la mar o de hambre y enfermedad frente a las fronteras, despierta el odio en pueblos que tienen tanto derecho a la vida como los occidentales.

Y la guerra que empezaron los tres de las Azores ha generado un drama humano en esos países, que arrastra a muchas más personas al rencor.

Esto no lo comprenden, los gobiernos occidentales, que mandan sus policías a reprimir a quienes reclaman la paz, como acaba de ocurrir, en Bruselas o en Gran Canaria.

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No puede justificarse, no, la violencia; pero, por su propio interés, Occidente tiene que entender que la venganza es la única respuesta que puede esperar de la agresión.

Si quieren detener el terrorismo, dejen de alimentarlo.

Si quieren paz, detengan la guerra, practiquen la solidaridad.

Lo escribió Chema Tante

CHEMA TANTE