Y yo que no me lo creía, Enrique Bethencourt
Con el sentido de la escrupulosidad que nunca abandona, Enrique Bethencourt analiza en CANARIAS 7 el tema universitario canario, al hilo del aniversario de la ULPGC. Un parto que en su día fue más que complicado, con la sociedad canaria enzarzada en un debate que los tiempos han demostrado que era inane. Enrique, contando sus vivencias, traza un dibujo de lo que pasó entonces. Y concluye -algo con lo que coincido- en que ahora lo más importante es avanzar en la idea fructífera de la unificación universitaria.
Yo, desde el primer momento -y alguna piña me llevé por eso en Venezuela, en donde me encontraba entonces- he defendido la conveniencia de que Gran Canaria contara con centros universitarios. Pero no por razones de economía individual o familiar, que deben y pueden ser solventadas con un programa justo de becas, sino por el influjo que la universidad irradia sobre la sociedad en que se encuentra.
La idea de la Universidad Canaria, desparramada por las islas, no solamente para formar gente, que no es sino una de las funciones universitarias, sino para crear conocimiento, resulta una de las bases imprescindibles para la recuperación, económica, social y democrática de las islas.
Yo invito a Enrique a profundizar, desde su documentada experiencia, en el asunto.