El genuflexo Clavijo sigue privado vendiendo el trabajo esclavo en Canarias - por Chema Tante
El genuflexo Clavijo la ha vuelto a hacer. El hombre, en su infinita desfachatez, sin ponerse ni colorado, se las echa, cada vez que le escucha un empresario, de que en Canarias suframos la cruz de los más bajos -y, por tanto, los más abusadores- salarios del estado y de Europa.
El genuflexo Clavijo sigue privado vendiendo el trabajo esclavo en Canarias - por Chema Tante
El genuflexo Clavijo la ha vuelto a hacer. El hombre, en su infinita desfachatez, sin ponerse ni colorado, se las echa, cada vez que le escucha un empresario, de que en Canarias suframos la cruz de los más bajos -y, por tanto, los más abusadores- salarios del estado y de Europa.
Y lo hace sin tener el menor escrúpulo, porque el genuflexo Clavijo considera que el bajo nivel de los salarios es un valor empresarial, que debe ser exhibido, para atraer inversión.
Yo insisto en que el presidente con tan poca gracia del gobierno de Canarias, Clavijo, es genuflexo, no solamente ante la realeza, como demostró con su lenguaje corporal; sino, sobre todo, con las empresas y fortunas, como demuestra día a día con sus palabras y sus obras.
Es que el genuflexo, como no olvida nunca recordarlo, es un economista. Lo que no dice es que es un economista neoliberal, entusiasta seguidor de las tesis de Friedman que con tanta crueldad empezaran a aplicar Tatcher y Pinochet y que con no menor brutalidad siguen administrando los gobiernos conservadores, los fascistas del siglo XXI.
Es la cristalización de la perversa tesis, que los neoliberales presentan como un dogma científico, de que la competitividad se genera con los bajos precios y que los bajos precios se consiguen con mano de obra sierva.
Por eso al genuflexo Clavijo no le da ninguna vergüenza presentarse en los foros empresariales revestido con el atuendo y las formas de un capataz de esclavos.
No le importa, porque él siente que su riñón sigue bien forrado. Lo que le pase a la gente trabajadora, no tiene importancia.
Lo escribió Chema tante