Carlos Sánchez Mato publica en EL DIARIO esta extraordinaria crónica que señala Federico Aguilera Klink, sobre otra, una más, pero de las más brutales, de las diabólicas estratagemas trenzadas por la ofensiva neoliberal para proporcionar fastuosos negocios a las empresas privadas. En definitiva, para derivar más y más beneficios que incrementen ad infinitum las fortunas de las personas ricas. La trama es muy sencilla: se impide a los gobiernos endeudarse con el banco central, lo que les obliga a financiarse con la banca privada, que recibe, prácticamente a coste cero los recursos que luego coloca, con sabrosos intereses, a las entidades publicas. Negocio redondo, sin esfuerzo ni riesgo. Eso sí: como es habitual en las prácticas de la especulación financiera internacional, se trata de la generación de dinero artificial, que no representa en la práctica riqueza material alguna, Se concede todavía más poder a los sectores privados dominantes, pero se alimenta la colosal burbuja fiduciaria que estallará y se llevará por delante a muchisima gente. De las pobres, por supuesto. Y en el trance, encima, se destrozará todo vestigio de democracia.